viernes, 26 de abril de 2013

La democracia gana al desafío de los violentos


·    Fracaso de la convocatoria de la Plataforma ¡En Pie!, que reconoce la falta de apoyo social
 Aunque el zarandeo de vallas fue una constante durante la tarde, a las 20:30 hora se hizo más agresivo. Los más radicales no dudaron en quemar contenedores ante la atónita mirada del resto de ciudadanos Jesús G. Feria / Luis Díaz
L. L. Álvarez / C. Castro.  Madrid.
Ni las piedras, ni las bengalas, ni las botellas de cristal lanzadas contra los agentes... el Estado de Derecho no sufrió merma alguna por la actitud beligerante de los más radicales. Llegados a última hora de la tarde los violentos intentaron, sin éxito, incendiar una protesta de la que, acertadamente, se habían desvinculado otras plataformas como el 15-M o Afectados por las Hipotecas (PAH), que, en un principio, tenían pensado acudir. Y es que, desde un principio, la finalidad de los radicales estuvo muy clara.
Era una convocatoria abocada al fracaso. El 25-A se fue desplomando conforme llegaba el día. Tanto es así, que apenas1.200 personas, según la Dirección General de la Policía, acudieron ayer a la llamada de «Asedio el Congreso». Las detenciones realizadas por la Policía días antes en las que interceptaron cócteles molotov y otros artefactos dieron buena muestra de la finalidad que enmascaraba esta llamada ciudadana. Los de siempre, los radicales, tenían un objetivo claro: armarla.
El reloj gigante de un hotel situado en la plaza de Cánovas del Castillo marcaba las 20:30 clavadas justo en el momento en que la primera botella de vidrio era arrojada a los agentes de la UIP que se encontraban tras las vallas. Las mismas que impedían que los manifestantes accedieran al Congreso.
Todo apuntaba a que, en esta ocasión, los radicales habían planeado hasta la hora exacta en que debía comenzar actuación. Y, como ya había previsto también la Policía, este vez no se trataría de ataques más o menos espontáneos. Tan sólo dos segundos después de ese lanzamiento, los radicales apostados en primera línea de fuego comenzaron a tirar petardos, bengalas y piedras. La respuesta de los agentes de la Unidad de Intervención Policial fue inmediata. Se había superado la fase 3, y los altercados estaban a punto de producirse. Bien abrochado el casco y colocada la armadura (ese chaleco antitrauma que impide la movilidad), los antidisturbios abrieron la valla que protegía a los leones de las Cortes y, por ende, a sus señorías. Llegó la primera carga policial de la noche.
La tranquilidad que había imperado durante la tarde se tornó en tensión en la plaza de Neptuno. Un nutrido grupo de manifestantes se encaraba con los agentes, a los que insultaban y lanzaban piedras y petardos, arrasando con el mobiliario urbano. Los radicales, viendo que no obtenían la respuesta buscada, optaron entonces por formar varias barricadas con la intención de prenderle fuego. La Policía intervino antes de que lo consiguieran. Y tras la primera carga policial, llegó la huida hacia la glorieta de Carlos V y la estación de Atocha, en la que, como viene siendo costumbre, se vivió una auténtica batalla campal, con el lanzamiento de todo tipo de objetos y con numerosas cargas policiales.
Las idas y venidas de los furgones policiales eran constantes. Los comerciantes de la zona, que habían disfrutado de la tarde tranquila, se vieron obligados a cerrar al ver la que estaba cayendo. Los antidisturbios intentaban, sin éxito, disolver a los manifestantes que corrían de un lado para otro y se metían por las calles aledañas. Y todo esto, mientras esquivaban las bolas de billar que les lanzaban los radicales.
El balance total de detenidos, al cierre de esta edición superaba la treintena. Sólo en la tarde de ayer, antes de comenzar los altercados, la Policía ya había detenido a quince personas. Entre ellos, un menor de origen suramericano que llevaba una mochila con pasamontañas, un rollo de papel aluminio, un petardo de 15 centímetros, una bandera anarquista con palo de hierro, un bote de ácido y una bolsa con piedras. Así como información en su móvil para realizar una especie de cóctel molotov. También fue arrestado un «bukanero» (hincha violento del Rayo Vallecano) que portaba un cuchillo.
Tras los altercados, esta cifra aumentó considerablemente. Los antidisturbios arrestaron a otros quince manifestantes, a los que acusaron de desórdenes públicos.
Las armas
- Bolas de acero
Llevaban bolas de acero para lanzar contra la Policía
- Nivea «antivisión»
Además de transmisores para comunicarse y líquido inflamable, llevaban crema para echar en la visera del caso de los agentes e impedir su visión
- Pinchos
Algunos detenidos también llevaban varillas con punta afilada escondidas en los pantalones para agredir a policías.

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