domingo, 28 de abril de 2013

Rajoy optó por el peor escenario para ablandar la presión de Bruselas


La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente del Ejecutivo español, Mariano Rajoy Efe

Carmen Morodo.  MADRID.
-¿Qué ha sucedido desde septiembre del pasado año para que el Gobierno haya pasado de optar por el mejor de los escenarios posibles a colocarse en la peor de las coyunturas? Hay un deterioro evidente de la situación económica, nacional e internacional, pero en la decisión también han pesado otros factores. En las últimas semanas ha habido un importante debate interno dentro del equipo económico ante la obligada revisión del cuadro macroeconómico para someterse de nuevo al examen de Bruselas. Y al final, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha optado por el peor escenario, rectificando en 180 grados la estrategia elegida al final del verano.
Según fuentes del equipo económico, hay dos motivos fundamentales en la decisión política que acompaña al nuevo plan de estabilidad. El primero, el más importante, la negociación con Bruselas. Rajoy considera que a España le conviene en estos momentos presentarse ante la UE como un país que cumple con sus compromisos, pero que sigue instalado en una situación de emergencia que exige que se nos afloje la cuerda. Es decir, ponerse en la peor de las coyunturas para arañar el mayor margen posible con el déficit y, en consecuencia, una flexibilización también en los recortes y en los ajustes. Las subidas de impuestos anunciadas por el Ejecutivo, que salvan al IVA y al IRPF, es una nueva ofrenda a las autoridades comunitarias a cambio de un mayor déficit y un mayor desahogo en otras materias que afectan más directamente al ciudadano. Como todo, la contrapartida es que un escenario tan pesimista desanima la inversión en España. La otra razón tiene una lógica puramente nacional. Se trata de preparar a la opinión pública para la catástrofe más dramática, y a partir de ahí mejorar las expectactivas y recuperar así apoyos de la ciudadanía.
Tensión autonómica
No defraudar más y ganar credibilidad con la remontada. Pero un panorama político tan negro coloca en juego la amenaza de por dónde puede estallar, si es que llega a hacerlo, el nerviosismo y la tensión de los «barones» autonómicos y de los alcaldes. A quienes ayer se les dijo que de aquí a su elecciones, para mayo de 2015, hay muy poco margen para la mejora y que, por tanto, tendrán que arreglárselas con lo que hay, cuando ya son ellos los que cada día tienen que pelearse con los funcionarios, médicos o padres afectados por los recortes del gasto público. Más allá de esta explicación sobre la revisión del cuadro macroeconómico, en medios populares preocupa el ritmo de algunas reformas, especialmente la local y la de la Administración Pública, la más difícil, y la más importante, después de haber evitado el «rescate». También inquieta que otras que son trascendentales, como la de la unidad de mercado, estén «empantanadas» y que en el imaginario de la opinión pública se instale la sensación de que el Ejecutivo no es capaz de derribar los muros que protegen las ineficacias, duplicidades y los costes excesivos del modelo autonómico.
En el PP ya había quien en los últimos días advertía del «error» que estaba cometiendo el Gobierno al permitir que se generaran unas expectativas desorbitadas sobre su nuevo plan de reformas, cuando la intención era simplemente pasar a limpio el programa que Rajoy presentó en el Debate del Estado de la Nación. Y éste es uno de los puntos de la comparecencia del pasado viernes sobre el que son más críticos en las filas del Gobierno y del partido. Nadie discute que oficialmente se pida más paciencia y se explique a los españoles que quedan más esfuerzos, aunque no sean tan intensos como los realizados hasta ahora. Pero creen que falta un empuje al espíritu reformista, «y, sobre todo, venderlo mejor a los ciudadanos». En la política económica del Gobierno, la lectura que hacen desde dentro del PP es que manda el «montorismo», es decir, que hasta ahora el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha tenido más fuerza en la imposición de su criterio y ha estado más respaldado por La Moncloa. Y esto hace que a la hora de la autocrítica haya más voces que miren hacia él.
España debate las reformas de la UE con Irlanda
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se trasladará hoy a Granada para entrevistarse con su homólogo irlandés, Enda Kenny, cuyo país asume este semestre la presidencia del Consejo de la UE. Kenny cerró su visita a España para participar mañana en unas jornadas europeas organizadas por la fundación alemana Konrad Adenauer en la localidad granadina de Loja, que llevan por título «Reconstruyendo Europa». Rajoy ha querido tener la deferencia de desplazarse a Granada, aprovechando la estancia de Kenny, para mantener un encuentro, que comenzará con un paseo por la Alhambra a las 17:30 horas. Durante la reunión, que tendrá lugar en el Palacio de Carlos V, se prevé que hablen de la eurozona y las políticas que los Veintisiete deberían llevar a cabo para hacerle frente.

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