domingo, 28 de julio de 2013

Alvia: ¿sabremos el porqué?

Pasan los siglos y ni idea sobre el 11-M, o quién estuvo detrás de lo de JFK, Carrero o Tutankhamon.

·         Tenemos 70, 80 muertos; decenas de heridos; un convoy tronchado y disperso como un enorme gusano blanco; una tragedia nacional. Sabemos el terrible qué, y hasta el estremecedor cómo, pero nos quedamos sin saber el porqué. Como siempre.

Y como siempre hacemos ensalada de factores. El factor humano (la responsabilidad del maquinista y el exceso de velocidad), el factor técnico (que si el sistema de seguridad, que si las balizas, que si el frenado automático). Metemos en la turmix los factores y creemos que así saldrá destilada la verdad. Pero lo que salen son nuevos factores, como el político: las infraestructuras, las prisas por instalar la Alta Velocidad en Galicia. Y nuevas incógnitas, y nuevas ensaladas (la de las responsabilidades).

Tenemos más medios, y más sofisticados, para indagar en los sucesos que nos desbordan. Pero tampoco alcanzamos más verdades que en tiempos remotos, cuando no teníamos tantos y tan sofisticados medios. El anterior gran accidente ferroviario fue el de Torre del Bierzo, de 1944. Pero 78 años después seguimos sin saber lo que pasó: la cifra oficial era de 78 muertos, pero el número de desaparecidos era de 500.

Ha pasado un siglo y aún estamos discutiendo si lo del Titanic fueron galgos o podencos; ha pasado una eternidad, una sentencia y millones de acaloradas tertulias y seguimos sin saber si el 11-M fue ideado o no en “desiertos no tan remotos” –como decía Aznar–; ha pasado la Historia entera y aún nos estamos preguntando si Tutankhamon, el faraón niño, murió de malaria o asesinado por su gran visir.

¿Y qué me dicen los magnicidios? Una pistola humeante, un ejecutor material –el típico desequilibrado que busca un minuto de fama antes de desfilar hacia el patíbulo–, pero ¿y el cerebro?. Silencio. Pasó con Lincoln y el actor fracasado John Wilkes Booth; JFK y el conspiranoico Lee Oswald, asesinado a su vez por otro motivado, Jack Ruby. Pasó con Eduardo Dato, Canalejas, y Cánovas ¿o nos conformamos con que detrás estaba el anarquismo?

Han pasado 140 años del atentado de la calle del Turco y es ahora cuando una comisión concluye que el general Prim fue estrangulado y suplantado por sus asesinos. Tendrá que pasar otro siglo para que sepamos si ETA fue la única responsable de la muerte de Carrero Blanco o si iba de causa segunda manejada por una causa primera (¿la CIA?). Una nota de la embajada americana desclasificada en 2008 decía: “El mejor resultado que puede surgir... sería que Carrero desaparezca de escena, con posible sustitución por el general Díez Alegría”.

Es lo que tienen las grandes catástrofes, las grandes tragedias, los grandes atentados. A toro pasado, se desclasifica un papel y te obliga a reescribir la Historia. Pero nunca sabes si después vendrá otro dato que ira borrando lo anterior, como en un palimpsesto sin fin. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario