lunes, 12 de agosto de 2013

El Santo Padre abandera el «respeto mutuo» entre los cristianos y los musulmanes

L.B.. 
Madrid- «El cristiano es uno que lleva dentro de sí un deseo muy grande y profundo: aquel de encontrarse con el Señor junto a sus hermanos, a sus compañeros de camino. Y todo esto se resume en un famoso dicho de Jesús: donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón». Estas fueron las palabras que el Papa Francisco dirigió a los cristianos, que seguían atentos y de pie, sus palabras durante la celebración del Angelus en la plaza de San Pedro. En el rezo, Su Santidad expresó el deseo del encuentro definitivo con Cristo y ha señalado que, aunque la realidad más importante sea llevar adelante la familia o el trabajo, «es el amor de Dios el que da sentido a los gestos cotidianos y es el que también ayuda a afrontar las grandes pruebas».
Si durante los primeros minutos de la oración dedicó su discurso a sus hermanos, «los cristianos», no se olvidó de aquellos que practican otra religión, la musulmana, y quienes son también considerados como «sus hermanos». Además, el Santo Padre pidió «respeto mutuo» entre ambos practicantes y ha señalado que esto se conseguirá «gracias a la educación» que recibirán quienes se convertirán en el futuro, las nuevas generaciones. Además, Francisco «saludó a todos los islamistas del mundo entero», dijo, ya que justo han finalizado su periodo sagrado del Ramadán. «Quisiera dirigir un saludo a los musulmanes del mundo entero, nuestros hermanos, que desde hace poco han celebrado la conclusión del mes de Ramadán, dedicado en particular al ayuno, a la oración y a la limosna. Como escribí en mi Mensaje para esta ocasión, deseo que cristianos y musulmanes se comprometan en el respeto mutuo, en especial a través de la educación de las nuevas generaciones», destacó.
El encuentro de cada domingo en la Santa Sede finalizó con un gesto cariñoso a todos los romanos y peregrinos que acudieron fielmente a la cita, a pesar del calor estival. «También hoy tengo la alegría de saludar a algunos grupos de jóvenes: empezando por los que llegaron de Chicago, en peregrinación a Lourdes y Roma; así como a los de otras localidades italianas y a un grupo de scouts». A todos los allí presentes, Francisco les trasladó el mismo lema de la Jornada Mundial de la Juventud que se festejó hace unas semanas la ciudad carioca de Río de Janeiro, en Brasil: «¡Vayan y hagan discípulos de todas las naciones!».


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