miércoles, 29 de enero de 2014

No quieras matar a Dios

Hay quienes se alejan de Dios por contradicciones de la vida a las que no saben sobreponerse

 ¿Quieren saber ustedes cómo se portan algunos hombres con Dios?... Se lo voy a responder después de narrarles un cuento algo divertido de hace ya muchos siglos..

El cuento nos dice que un guerrero de la antigüedad pagana, adorador del Sol como su dios, se subió a una alta montaña durante la noche callada, sin más testigo que las estrellas. El general había sido vencido en la batalla, pudo escapar de la muerte por las justas, y ahora ascendía a la altura para vengarse de su dios el Sol. Iba vestido de militar y con todas las armas dispuestas para el ataque. A los campesinos de la comarca les había advertido:

Mañana no se levanten ni salgan a trabajar, porque no van a tener luz y va a hacer mucho frío.

Los labradores le preguntaban ansiosos:

¿Por qué? Pues, ¿qué va a ocurrir?

Y el general se lo explicaba claro:

Porque yo le voy a prohibir al Sol que se alce sobre el horizonte. Si lo hace, se va a acordar. Vale más que no lo intente. Mis saetas son poderosas para llegar hasta él y clavarse en su corazón.

Los campesinos, que no habían ido a la escuela, pero que no eran tontos, se apostaron al pie de la montaña para observar. Todos se reían, pero algunos tenían miedo, porque la venganza del general, al sentir un nuevo fracaso --ahora en su lucha con el dios Sol, al que ellos también adoraban-- podría volverse contra el pueblo y, al no haber podido contra su dios, se volvería contra ellos y los mataría a filo de espada. Pasaron todos la noche al raso: el guerrero en la cima; los demás, ocultos a prudente distancia, observando todos los movimientos de aquel loco.

Eran ya las cinco de la mañana y empezaba a verse en la lejanía del Oriente la primera luz. El general, se dispone para la lucha con todos sus arreos militares. Con la mano izquierda sostiene el arco, tiene en la derecha la saeta más larga y más aguda, y la aljaba está llena con buena provisión de flechas. Cuando ya la luz aumentaba demasiado y se adivinaba la presencia del Sol, comienza a gritar con voz imperiosa:

¡Sol, detente! ¡No te presentes más aquí! Como te asomes, te clavo la primera saeta en la frente. Si avanzas, las demás saetas se te van a clavar en el corazón.

Los campesinos, escondidos, seguían riendo y temiendo a la vez.

¡A ver, a ver en qué para todo esto!...

El sol, sin hacer ningún caso al general, empezó a alzar la cabeza. La primera flecha del guerrero subió alta, muy alta, pero el Sol seguía sin hacer ningún caso y continuó ascendiendo cada vez más, mientras el guerrero enloquecido gritaba como un energúmeno:

¡Detente, que, si no, las últimas te las clavo en el corazón!...

Agotadas todas las flechas de la aljaba, y sin que el Sol se hubiera doblegado, el general, despechado, saca el puñal y se lo clava en su propio pecho, ya que no ha podido clavar sus flechas en el de su dios. Pero antes, se despide de todo lanzando el último rugido contra su enemigo el dios Sol.
¡Has vencido! Eres un dios y yo no puedo contra ti. De lo contrario, ahora estarías muerto sin remedio...

Los campesinos, que habían visto y oído todo, se acercaron tranquilos al lugar donde yacía el cadáver. Ya no podía el general vengarse en ellos, los adoradores del Sol. Ni quisieron enterrar al loco aquel, y se decían:

No vale la pena. Como hay en la región muchos cuervos, les regalamos el muerto para que celebren un banquete bien contentos...


Debo decirles a ustedes que, cuando leí este cuento --un poco largo, pero he preferido narrarlo entero-- vi en él retratados a perfección a los que se enfrentan de mil maneras con Dios. Y me pregunté:

¿Qué hacemos los creyentes? ¿Reírnos? ¿Temer su venganza? ¿Despreciarlos?...

Nosotros pensamos que es mejor compadecerlos, y hacer algo por que usen la sensatez para que se salven, antes de que se suiciden y se pierdan sin remedio, ya que el suicidio del alma es mil veces peor que el ejecutado con una pistola...

En el general del cuento, radicaba todo en que no le salieron bien las cosas durante una batalla, y la culpa se la echaba a su dios el Sol. Entre nosotros, hay quienes se alejan de Dios por contradicciones de la vida a las que no saben sobreponerse, y achacan la responsabilidad a Dios. Y si Dios no me ayuda --se dicen--, ¿Dios para qué?...
Es más frecuente el desinterés de Dios, el de aquellos que se dicen:

Si no necesito a Dios, ¿por qué ha de haber encima de mí un Dios que me manda, que me vigila, que me estorba?...

Nosotros, creyentes sinceros por la gracia de Dios, preferimos vivir y morir pendientes de su mano divina, y le decimos:

¡Señor, Tú eres el sol que nos alumbras el camino! Que nunca nos falte tu luz...
¡Señor, Tú nos quieres tanto! Que vivamos siempre pendientes de tu Providencia amorosa...
¡Señor, Tú eres el Padre que nos esperas a tu lado! Que alcancemos la felicidad en que soñamos...
Y a los que no creen en ti y te dejan de lado, a los que te creen enemigo suyo, muéstrales la salvación que les mandaste con tu Hijo Jesús
Autor: Pedro García, Misionero Claretiano.


martes, 28 de enero de 2014

NO SE PUEDE OBLIGAR A NADIE A SER MADRE

Autor: Pablo Cabellos Llorente

        Como todo el mundo sabe, el título de este artículo se debe a la sesera del señor Presidente de Extremadura. Seguramente se rasgaron los cielos al oírla, tal vez tembló la tierra o incluso los filósofos de la Grecia clásica salieron de sus tumbas al grito de ¡"Eureka"! ¡Se descubrió! ¡Por fin! Ha condensado en una frase toda su sabiduría porque la ha repetido el Presidente y su vocera. Pues mire, estoy de acuerdo: no se puede obligar a nadie a ser madre, ni por el método natural de yacer con varón ni por fecundación in vitro,  ese método por el que se fabrica un niño en lugar de engendrarlo. Y de paso -sin pensar en el desecho de los embriones sobrantes-, se hace una tarea de alto nivel..., de euros, claro. En Valencia tenemos una de esas factorías, que ciertos  ingenuos o ignorantes consideran como bandera de esta Comunitat.

        Pero, claro, como usted lo decía en el contexto de la ley del aborto que tramita su partido, se debe referir a la ya embarazada. Pues ahí empieza el disparate primero: ya es madre si está embarazada. Su frase redonda se acabó. O tal vez se refería a que no se obligue a emparejarse  quien no  desee la maternidad. Porque, insisto, la otra ya es madre. Entonces hay que pensar que usted quiere el aborto libre, lo que le transforma en un elemento peor que Bernard Nathanson en sus malos tiempos, porque no sé si usted está informado de que este médico ultra-abortista se convirtió y cantó la Traviata.

        Supongo que usted -a lo que se ve, especialista en la materia- conoce otros métodos más baratos para uso de las que no quieren ser madres. El más elemental es no separar sexo de maternidad. Sí, ya sé que suena a cavernícola, pero la caverna es para la los verdugos; la que no quiera ser madre que se olvide del sexo hasta que pretenda serlo. Luego, aunque yo no lo voy a aconsejar, están los diversos medios anticonceptivos -ya lo de anti suena mal-, que salen más baratos al erario público, son indoloros y menos bestias, que diría Gila.

        Sigue asombrando que, tras la sesuda frase,  ha pedido consenso. ¿De qué? ¿Con quién? ¿No se da cuenta de que lo ha dado ya todo? Tendrá que consensuar con su propio partido, porque al resto ya les ha concedido más de lo que podían soñar en una noche de difuntos. A usted no se le da eso de ser Presidente. Tiene vocación de enterrador. A lo mejor, si se arrepiente, puede ingresar en la orden de los Hermanos Fosores que se dedican a la obra de misericordia de enterrar a los muertos, no a producirlos. Ahora que, gracias a Dios, no existe en España la pena capital, usted quiere otorgarla a las que no quieran ser madres, sin distinción alguna y olvidando -sé que me repito- que ya lo son.

        Un Presidente con esa clase de feminismo casposo (y, mire, que me gusta poco esa palabra) seguramente no ha pensado en las tragedias que se ocultan -no se hacen estadísticas- en las madres que dejaron de serlo violentamente, tal vez engañadas por sujetos sin escrúpulos. Estudie, estudie los inventarios explicativos sobre qué ha sido de las madres que se dejaron voluntariamente a sus hijos en el camino.

   En Extremadura, y bien que me duele, no es muy alto el rendimiento escolar ni están en los primeros puestos de calidad educativa. Usted ¿ha hecho muchas sugerencias a la recién aprobada Ley de Educación de modo que mejore esa calidad y llegue a todos los extremeños? Ese pueblo se lo merece. Lo que no merece es el tipo de gobernantes que está teniendo. Lo digo desde el punto de vista ético, porque preocuparse tan encendidamente del aborto supondría al menos el mismo ardor para plantear y resolver cuestiones  más necesarias.

    Supongo que usted conoce la Ley 6/2013 sobre los mil cuidados que merecen los animales utilizados para la investigación. Allí se lee que desde la ley anterior se ha evolucionado en los métodos y conocimientos científicos sobre los factores que influyen en el bienestar de los animales y su capacidad de sentir y expresar dolor, sufrimiento, angustia y daño duradero. Una directiva de la UE manifiesta la necesidad de preservar el bienestar de los animales sometidos a procedimientos científicos elevando los niveles mínimos de protección de los mismos, de acuerdo con el progreso técnico y científico mas reciente. Están mejor cuidados que el humano concebido.


    Otra "pequeña" cuestión: nadie pregunta al hijo si quiere serlo de la que ya es su madre, se pongan como se pongan ellas y usted, Presidente. ¡Pobre! ¡No tiene voz! Ni se la presta su madre ni el Gobernante de su Comunidad. A propósito de la Comunidad: ¿Este es su problema más grave? Si lo es, ¿por qué apoyó a su partido que llevaba esa reforma en el programa? ¿Cuántos parados hay en Extremadura? Por ética, debería dimitir, Presidente. No se quede ahí para ampliar el espectro de la muerte.

Hablar con Dios es orar

En la búsqueda y la necesidad de encontrar a Dios, la oración es el medio propicio para ello.

El mundo nos empuja. Aturdidos corremos sin parar. Empieza el día y la angustia de las prisas nos consume y cuando termina el día una fatiga especial se incrusta en nuestro ser y ya no damos para más. Pero el hombre tiene algo más que hacer.

Está comprobado que el ser humano tiene tanta necesidad y urgencia de alimento espiritual como corporal.

De ahí la razón imprescindible de buscar algo que no nos haga caminar o correr con los ojos puestos en la tierra, en lo material y encontremos unos momentos( que es muy poco) para dedicárselos a Dios por medio de la oración. Decía Santa Teresita del Niño Jesús en una simple respuesta de lo que es la oración: "La oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada al cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría".

¿Y por qué los hombres y mujeres ya no rezan?. Los jóvenes porque piensan que es un algo "pasado de moda", los adultos porque, como acabamos de decir, no tenemos tiempo, corremos demasiado y los más viejos porque se les ha enfriado el corazón y, aquejados de malestares propios de su edad, solo se miran a sí mismos y no tienen mas que ese afán.

"Como un acto de amor y adoración hacia aquel del que proviene la maravilla que es la vida. De hecho, la plegaria representa el esfuerzo del hombre para comunicarse con un ser invisible, creador de cuanto existe, suprema sabiduría, fuerza y belleza, Padre y Salvador de cada uno de nosotros."

"Los simples sienten a Dios con tanta naturalidad como el calor del sol o el perfume de una flor. Empero ese Dios, tan abordable para aquel que sabe amar, se oculta a quién no sabe sino comprender."

"El cristianismo puso a Dios al alcance del hombre. Le dio un rostro. Se convirtió en nuestro Padre, nuestro Hermano, nuestro Salvador. Al trasformarse en hábito la plegaria comienza a actuar sobre el carácter. El contacto con Dios impregna paz."

Muchos otros conceptos valiosos encontramos en el escrito de este autor de "El poder de la plegaria".

La oración o plegaria no tiene que ser complicada. Ha de ser sencilla y natural. Ha de brotar del corazón. En la búsqueda y la necesidad de encontrar a Dios, la oración es el medio propicio para ello.

Dios busca al hombre, lo llama y en la plegaria está la respuesta del hombre a Dios. Sea corta o larga, sencilla o elevada, la plegaria debe ser algo parecido a la conversación de un niño con su padre.

También las fórmulas recitadas muchas veces maquinalmente son, de alguna manera, una plegaria.

Si tenemos tiempo para tantas cosas ¿cuál es la razón para no tener tiempo para Dios? Tal vez sea porque en el subconsciente existe un miedo de entablar una relación con El, porque esa relación nos compromete a un cambio en nuestro cómodo estilo de vida.

"Piensa en Dios más a menudo de lo que respiras", decía el filósofo griego Epicteto. Si no tenemos costumbre de orar, empecemos HOY.

Autor: María Esther de Ariño

lunes, 27 de enero de 2014

Aquí traigo la cura para curar cualquier enfermedad!

El hombre no sólo es un cuerpo sano o enfermo. El hombre también es alma, espíritu. 

- ¡Ya llegó! ¡Aquí traigo la cura para curar cualquier enfermedad! Para todo tengo remedio: para ardor de estómago, dolor de rodillas, malestar de cabeza... ¡Vengan por el remedio que han estado esperando!
Gritaba el brujo del Imperio, subido sobre un amplio tronco, poblado de retoños verdes, desde donde la multitud podía verle con facilidad.

Una horda de aldeanos se apiñaba a su alrededor. El vasallo, que paseaba por allí, permaneció observando la escena, por un breve espacio de tiempo.
- ¡Pidan lo que necesiten! ¿Qué enfermedad les achaca? ¡Pidan, pidan!

Una mujer alzó la voz:
- Tengo dos años con un dolor de huesos espantoso. No hay día que no me duelan. Nada me ha podido curar...
- ¡Señora! -exclamó el brujo- Aquí traigo lo que usted necesita. Tome. Hierva estas hojas y tómese dos tazas cada hora. Verá: en tres días, adiós dolores...

La gente permanecía sorprendida. Otra voz sonó:
- Llevo treinta días sin dormir. Cuando trato de cerrar los ojos, un ardor de estómago me hace pasar la noche en vela. Tengo hijos que mantener y en el trabajo no rindo, porque llego muy cansado...
- Pero, caballero... ¡Por qué no acudió conmigo antes! Lo que usted necesita es un masaje diario con este aceite de flor silvestre. Únteselo antes de acostarse y verá que en cinco escasos días dormirá más profundo que una piedra.

Parecía que el brujo tenía cura para todo y para todos, pues cientos de manos se alzaban y, en cuestión de minutos quedaban saciadas. El vasallo sintió deseos de acercarse también, para pedirle a aquel hombrecillo feo y encorvado algún remedio para su dolor de pies.

Y así, de entre la gente aglutinada alrededor del brujo, cuando éste seguía con sus entregas de mercancía, un joven apuesto alzó la mano. Elevando la voz, dijo:
- Si eres capaz de curarlo todo, dame algo para este mal que traigo...

El brujo fijó sus ojos en el joven y los aldeanos guardaron silencio.
- ¿Qué cosa te duele? - preguntó el brujo y el joven contestó:
- El alma.
- ¿El alma? Pero, jovencito, si yo no puedo curar esas cosas...
- Entonces - agregó el joven -, ¿por qué pregonas que eres capaz de curarlo todo cuando no tienes remedio para sanar lo más importante?

Y tan grande fue el enfado de aquel joven, que a punto estuvo de derribar de un puñetazo el cajón y los frascos que el viejo brujo exhibía. Una mano se lo impidió. Una mano suave que se posó sobre su hombro.
- ¿Te duele el alma?
Una chica de mirada pura y apacible posó su mano sobre el joven, que, al verla, respondió ruborizado:
- Sí. Llevo muchos años así y no he podido encontrar quién me cure.

Los aldeanos se quedaron sin habla y sin respirar. El brujo fruncía el ceño, en signo de disconformidad. Aquel chico le había dejado muy mal delante de la gente.

La chica le miró a los ojos.
- ¿Sufres soledad, no es así?
Y como el joven asintiera con la cabeza, ella afirmó:
- Lo que necesitas es orar.
El brujo se burló.
- Y ¿qué es orar? -preguntó el joven.
- Es saber que Alguien te escucha y te comprende. Es dialogar con Alguien a quien le interesas más que cualquier otra cosa. Es sentirte querido.

Y el joven, con el rostro iluminado y una leve sonrisa trazada sobre los labios, exclamaba:
- ¡Eso es justamente lo que anduve buscando durante años: que alguien me hiciese caso y se preocupara por mi!

El joven se alejó pegando brincos sobre su propia sombra, mientras que el brujo, delante de la atenta mirada de la multitud, recogía su tinglado para desaparecer de allí.



El hombre no sólo es un cuerpo sano o enfermo. El hombre también es alma, espíritu. Hay dolores que ni la medicina ni las terapias, ni los exhaustos tratamientos pueden aniquilar. Dolores del alma, que conocemos con el nombre de soledad o tristeza. Orar, orar mucho. No hay cura más fiable que la oración.


domingo, 26 de enero de 2014

El Papa Francisco y la corrupción

Autora: Carolina Crespo Fernández

El Papa Francisco ha destinado unas de sus más duras palabras a los corruptos. Hoy, en los medios de comunicación social, el tema reiterativo es el de la corrupción; instituciones, políticos, personas corruptas que han perdido su razón de ser, servir a la sociedad, para servirse a ellos mismos. Los corruptos nunca se cuestionan a sí mismos, se creen autosuficientes, se sienten orgullosos de sus habilidades y su lema es "tonto el que no roba". El corrupto ha vendido su dignidad a cambio de actitudes tramposas y deshonestas, que consiguen aumentar su autoestima hasta el punto de que se creen poseedores de una "virtud". Eso sí, le tienen miedo a la verdad, a la luz, porque sus almas han adquirido características propias de reptiles que se arrastran. "Las luces del cuerpo son los ojos. Por eso, si ves con claridad, todo tu cuerpo estará lleno de luz. Pero si te faltan los ojos o si ellos están nublados, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Si, pues, la luz que hay en ti es tiniebla, ¡cuán grandes serán las tinieblas!".

Son muchas las instituciones que atraviesan una "corrupción moral"; esta corrupción es fruto de la corrupción individual, del corazón humano. "Donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón". El corazón de los corruptos está esclavizado por la avaricia aunque se sientan libres y autosuficientes. Perciben su condición como natural, de ahí que ni siquiera tengan remordimiento, ya que tienen anestesiada su conciencia.
El corrupto procura mantener siempre la apariencia ("sepulcros blanqueados"), se muestra exquisito en sus modales para esconder sus malas costumbres. Trata siempre de justificarse al compararse con las personas con "unidad de vida", a las que consideran idiotas y anticuadas. Corrupción y desfachatez van siempre de la mano. Es tal la degeneración metafísica del corrupto que construye una falsa identidad que le hace sentirse triunfalista, que no triunfador, "Pecadores, sí; corruptos, no", S.S. Francisco.

Los inspectores admiten que dieron por buenas 'facturas simuladas'

  • Reconocen que no consta que los 69.900€ pagados a Torres respondan a servicio alguno
  • Defienden que el fraude fiscal cometido en Aizoon 'solo es atribuible a Urdangarin'


Los tres inspectores de la Agencia Tributaria a su llegada a los juzgados.
 JORDI AVELLÀ
Los inspectores de la Agencia Tributaria que declaran hoy ante el juez José Castro por el caso Nóos se han negado a tildar de falsas las facturas de 69.900 euros pagadas por Aizoon al ex socio deIñaki Urdangarin Diego Torres, pero han reconocido que son "simuladas", pues no consta que respondan a servicio alguno.
Los inspectores han defendido ante el juez que el fraude fiscal cometido en Aizoon "sólo es atribuible a Iñaki Urdangarin y no a su mujer". Además, han sostenido que sobre Aizoon hay que aplicar la teoría del levantamiento del velo y por tanto trasladar el fraude al IRPF del Duque de Palma.
En concreto, la inspectora de la Agencia Tributaria de Cataluña, jefa de la inspección del caso Nóos, ha ratificado su informe -en el que señaló que no veía indicios de delito fiscal en la Infanta- ante el juez José Castro y ha asegurado que nadie le ha presionado.
La inspectora ha declarado esta mañana durante más de dos horas ante el magistrado. El interrogatorio, el primero de la jornada de hoy en la que Castro interrogará a otros dos inspectores de Hacienda, se ha desarrollado en un ambiente de tensión contenida en el que el juez ha llegado a decir al fiscal que no le interpretara.
La inspectora ha ratificado su trabajo y ha insistido en que pudo investigar a la hija del Rey sin ningún problema, consultando todos sus datos sin que nadie le pidiera explicaciones.
Respecto al papel de la Infanta en Aizoon ha señalado que "por el solo hecho de ser accionista de una sociedad no se le considera responsable de la misma". Además, ha declarado que el informe pericial presentado por Manos Limpias parece hecho por la defensa de la Infanta, puesto que, ha insistido, según ella no habría delito fiscal.
Las discrepancias entre juez y fiscal
Las discrepancias entre el juez Castro y el fiscal Pedro Horrach respecto a la actuación de la Infanta dentro de entramado del caso Nóos han llegado hoy a los Juzgados de Palma. Si hasta ahora la partida se ha jugado en los escritos de uno y otro -más extensos los de Castro que usó 227 folios para imputar a la Infanta, más beligerantes los del fiscal que llegó a decir que el juez "ve una teoría conspiratoria" entre quienes no apoyan la imputación-, hoy esta se ha convertido casi en un cara a cara.
Dentro de una sala de vistas, una tanda de interrogatorios a peritos y testigos demandada por el propio fiscal, permitirá a éste y al juez conocer claves del caso a través de sus investigadores. Se trata de tres inspectores de la Agencia Tributaria de Cataluña, entre ellos la jefa del procedimiento administrativo de inspección, así como la inspectora jefa del Grupo de Delincuencia Económica de la Policía Judicial de Baleares.
Cuatro declaraciones que se presentan como esenciales para la defensa de la Infanta puesto que como recordó el fiscal en el escrito que presentó en el Juzgado de Instrucción el pasado 15 de enero, ninguno de estos investigadores vio delito en la actuación de la hija del Rey en Aizoon S.L , empresa que comparte al 50% Iñaki Urdangarin, y que la red investigada utilizó para repartir el dinero proveniente de fondos públicos canalizados a través del Instituto Nóos.
Si el juez apunta a que sí pudo haber delito en el comportamiento de la Infanta, el fiscal sostiene todo lo contrario.
Además, hoy están citados, también por petición del fiscal los representantes de siete empresas de las que Urdangarin cobró, a través de Aizoon, como consejero.
En el lado contrario y para rebatir a Hacienda, también está citado un perito propuesto por la acusación de Manos Limpias.


Cree, ama y espera

Nuestra relación con Dios, la forma en la que lo amamos, vivimos la fé y depositamos nuestra esperanza en El. 


Una casa se incendió una noche. Los padres y los hijos corrieron afuera. Sin embargo, un niño de cinco años, escapó a sus padres y quedó atrapado en el segundo piso. El padre vio al niño en la ventana rodeado de humo. Le gritó, ¡Salta, yo te recibiré en mis brazos! Pero el niño gritó, Papi, no puedo verte. El padre respondió, No importa, yo sí te puedo ver a ti. ¡Salta!

Dios nos ve, aunque nosotros no lo veamos, pero tenemos que confiar en Él, pues es nuestro Padre. El cristiano ha recibido el don inmenso de poder decir a Dios: Padre nuestro. ¿Qué podrá negar a los hijos que piden, habiéndoles antes otorgado el que fuesen hijos? (San Agustín).

Las virtudes teologales de fe, esperanza y amor, van muy unidas, tanto que casi son la misma cosa pero expresada de diferente manera según el quién y el para qué. La Escritura nos ha desvelado la relación entre la falta de amor e increencia:
El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor (1Jn 4,8). Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él (1Jn 4,16). Estas palabras expresan con claridad el corazón de la fe cristiana. 

¿De qué le sirve a uno decir que tiene fe si no tiene obras? (St 2,14-18). Sólo el amor efectivo en la vida de los creyentes manifestará creíblemente al mundo su fe, dará testimonio efectivo de que conocen a Dios y de que han creído en su amor. La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sería un sentimiento sometido a un constante vaivén de dudas. 

Ambas cosas unidas garantizan nuestra Esperanza, una esperanza que no defrauda, porque la esperanza del cielo tanto alcanza cuanto espera como poéticamente canta san Juan de la Cruz. La fe y el amor se necesitan mutuamente, de modo que una permite a la otra seguir su camino" (Benedicto XVI). La fe, por lo tanto, tiene que estar encarnada en el aquí, en nuestra historia. Esta fe nos impulsa a discernir las llamadas de Dios en los signos de los tiempos y a dar testimonio de aquello que creemos y esperamos.

El amor verdadero espera en Dios y en el otro; el que espera encuentra siempre nuevos caminos, nos ayuda a dar el salto en medio de la noche. Dios se revela en la historia como el Dios de la esperanza (Rm 15,13), porque hay muchas señales de esperanza en medio de toda clase de dificultades. Junto con esta experiencia está la del Dios liberador, que se preocupa de los seres humanos y busca liberarlos, suscitando anhelos de salvación liberadora en nuestros pueblos. Cuando en una sociedad muere la esperanza, la vida de las personas no tiene sentido; falta empuje y entusiasmo, todo va perdiendo fuerza y calor. 

No son pocos los que, aun llamándose cristianos, viven extraños a las alianzas de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo (Ef 2,12). Una sociedad desesperanzada carece de metas, es pasiva y vive en busca de la seguridad.

La confianza en Dios y en su fidelidad, la fe en sus promesas son las que garantizan la realidad de este futuro (Hb 11,1) y permiten por lo menos entrever sus maravillas. Las promesas de Dios revelaron poco a poco a su pueblo el esplendor de este porvenir, que no será una realidad de este mundo, sino una patria mejor, es decir, celestial (Hb 11,16): la vida eterna, en la que el hombre será semejante a Dios.

Cristo es nuestra esperanza (1Tm 1,1), el que esperó y vivió la tensión de la esperanza. Desde tal esperanza aprendemos a creer en Dios y descubrir el sentido de las cosas. Toda la fuerza de nuestra esperanza se basa en su vuelta (Hch 1,11). Nuestra esperanza se funda en la resurrección de Jesucristo. Esperar contra toda esperanza nace del resucitado por Dios. 

Él ha sido el primer resucitado de entre los muertos (Col 1,18). La resurrección de Jesús es garantía de la nuestra. Dios que resucitó al Señor, también nos resucitará a nosotros por su fuerza (1Co 6,14). El Dios Amor (1Jn 4,8) es para el cristiano el Dios de la espe¬ranza (Rm 15,13). Dios se ha manifestado a favor nuestro, por lo que hay motivos para tener con¬fianza, una esperanza mejor (Hb 7,19). Cuando esperamos contra toda esperanza somos testigos de lo gratuito. 

Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva (Ap 21,1). La esperanza cristiana no es pasiva, es pasión por lo nuevo y camino eficaz del futuro. Éste se proyecta confiado en Dios, pero con la colaboración de todos los humanos. 

La esperanza de la Iglesia es gozosa (Rm 12,12), incluso en el sufrimiento (1P 4,13), pues la gloria que se espera es tan grande (2Co 4,17) que repercute ya en el presente (1P 1,8s). Esta esperanza engendra sobriedad (1Ts 5,8) y conversión (Tt 2,12). A los discípulos desesperanzados y temerosos Jesús les repetía: No se turbe vuestro corazón (Jn 14,1), porque volveré y os alegraréis (Jn 16,22). 

La tenacidad en la fe, en el amor y esperanza nos ayuda a mantenernos firmes, con un espíritu cristiano, en los momentos de prueba, pues la tribulación produce la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada esperanza (St 1,2-3). La esperanza es gozosa, paciente y confiada. Gozosa por el bien que se espera y por la ilusión con que se espera. La alegría y la paciencia son hijas de la esperanza y son dos alas que nos permiten volar por encima de todas las dificultades. La esperanza cristiana tiene un fundamento último en Dios que no nos puede fallar, porque es imposible que Dios mienta (Hb 6,18), porque Él permanece fiel (2Tm 2,13).

Debemos esperar con paciencia y confianza un mundo mejor, y debemos hacerlo con una espera activa y colectiva. Debemos esperar como la madre, el enfermo, el preso... como tanta gente que vive de esperanza. Es necesario que brote la esperanza en nuestras vidas. Dios, difiriendo su promesa, ensancha el deseo; con el deseo, ensancha el alma, y, ensanchándola, la hace capaz de sus dones. Deseemos, pues, hermanos, ya que hemos de ser colmados (san Agustín).

Y junto a esos deseos hay que pedir, también, al Señor, que fortifique los corazones, que haga fuertes las rodillas de los débiles, que cure las heridas de los enfermos, que devuelva la alegría y la esperanza a los tristes y deprimidos. 
Autor: P. Eusebio Gómez Navarro

sábado, 25 de enero de 2014

ECOLOGIA DE LA VIDA

Autor: Pablo Cabellos Llorente

        En la novela de Wallace Stegner, "En lugar seguro",  el protagonista y narrador, mientras mira el pasado, dice  que su mujer es muy sociable y las personas le interesan simplemente porque son personas. Es envidiable esa forma desinteresada de tener interés. Se parece un poco a nuestra época la que él recuerda de sus comienzos profesionales, cuando la gran Depresión, afirmando que es hermoso ser joven y pobre; con la esposa adecuada, y yo la tenía -escribe-, las privaciones se convierten en un juego.
        No retrata un tiempo dorado si así se considera  lo fácil -ya es mayor y su esposa tiene los días contados-, pero ama lo que ha vivido y lo resucita con ternura. Leyendo, he pensado en la vida, en nuestras vidas, en el respeto a la persona por serlo. Y es que descubrir la verdad sobre el hombre, observar la realidad humana es algo complejo y rico que sólo se aprende con el tiempo. La vida humana, cualquier vida, es algo extraordinario, incluso aquellas que, según expresión del Papa Francisco, algunos consideran material de desecho; quizá éstas valen más.
         Los cínicos que manejan perfectamente el escepticismo burlón que, como escribe Yepes, no se toma nada en serio, ni siquiera lo que es serio, especialmente esa  exclusión "El sentido de la vida no existe, pero nos queda la risa. Esto es el cinismo", una mezcla de nihilismo y tragedia. Cuando no se ama a la persona porque es persona, cuando no se ama la vida porque es vida, todo es vacío, máscara, nada. De ahí nace el "carpe diem!" de Horacio, un estímulo para apostar sólo por el presente, y a identificar el sentido de la vida y la felicidad con el placer, emergiendo como opuesto a la virtud,  el placer más firme.
        Todo ser vivo, pero de modo muy cualificado el humano, tiene una fuerza enorme: su ley, la ley de la vida, que lo conserva y lo hace fuerte. Cuando la fuerza pierde su ley, su medida -escribe también Yepes-, deforma a los seres, es un impulso destructor que trastorna, mata, aniquila. La fuerza natural de los seres vivos sólo es violenta cuando escapa a la ley de la vida y ocasiona una destrucción desordenada, sin sentido, inútil. Eso es la violencia: la fuerza natural que se convierte en terror o fanatismo destructores del orden y de la armonía, entendidos no como una constricción extrínseca, sino como una ruptura de su naturaleza.

        Eso es el aborto: violencia contra la vida natural, falta de respeto a la persona, con independencia de que el "nasciturus" sea o no considerado como tal: es un ser vivo, un hombre o mujer en una fase de desarrollo como tantas otras que experimentará a lo largo de su existencia. Se destrozan brutalmente. Pero violencia a la madre, aunque  sea libre para tal acción. El concebido es otro ser distinto de ella, pero el cuerpo y la psique de la gestante son violentados. El aborto procurado es el cinismo de no tomarse en serio lo que es serio. Se violentan los restantes actores tanto más cuanto más bajos sean sus motivos: dinero, desecho de un disminuido, engaño. Es probablemente el acto más contrario a la ecología que toda vida requiere, cualquier vida, que es única, irrepetible.

viernes, 17 de enero de 2014

CERRADO POR DESCANSO


Rezando el Padre Nuestro frente a la Eucaristía

Te pido mi Jesús, que cada vez que rece la oración que tú me enseñaste, lo haga despacio, con calma, con amor.

Estoy frente a ti, Señor, en esta mañana de cielo azul y sol resplandeciente. Me dispongo a rezar, después de saludarte y empiezo:

"Padre Nuestro... me detengo y llega hasta mi como un relámpago la escena en que tú, Jesús, les decías a aquel grupo de hombres que habías escogido, que te seguían y que te veían orar.

Te preguntaron cómo debían orar y tú dijiste:

Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden y no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. (Mt 6, 9-13)

Y añadiste: Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes. (Mt 6, 9-15)

Me detengo unos momentos para pensar lo que estoy diciendo, ya que generalmente esa oración es una rutina en mi vida.

Su comienzo es toda una maravilla de grandeza, de fuerza, de ternura... y revelada por ti, Señor, porque sino ¿quién se atrevería a llamar PADRE, al Omnipotente, al Creador del cielo y de la tierra, a la Divinidad, al Todopoderoso, al que dijo: "Yo Soy El que Soy"? Pues bien, Jesús, tú que eres su Hijo, dijiste que es así como le podemos llamar, con plena confianza, con respeto pero con mucho amor: Padre

También nos dices que hay que santificar ese NOMBRE, que debemos darle todo el respeto y la gloria de que es merecedor y después añades una petición: Que venga tu Reino, ese Reino por el que Tú te hiciste hombre y es el que viniste a anunciar y que fue el causante de tu muerte y nos sigues pidiendo que recordemos que es también nuestra misión el anunciarlo.

Y lo que sigue, ¡qué bien lo sabes tú, Jesús! Cada día, en todos los rincones de la Tierra hay alguien que te dice, aún con lágrimas en los ojos y el corazón roto de dolor, ¡hágase tu Voluntad! ¡Qué difícil, cómo cuesta dejar todo en tus manos y aceptar tu Voluntad!

Y sigue otra petición: Nuestro pan Señor que no nos falte. ¡Que todos tus hijos, sin distinción de razas y credos, tengan el alimento de cada día, ya que a ti te preocupaba y apenaban aquellos hombres que te seguían y no tenían que comer y que tenían hambre... y lleno de piedad hiciste uno de los milagros más hermosos. Ahora nos toca a nosotros luchar porque llegue el día en que no exista el hambre en esta Tierra.
Y lo más importante, que nunca nos falte TU Pan, la Eucaristía, que siempre podamos recibirla, que aumentes nuestra fe para amar cada día más Tu presencia en ese pequeño pedacito de Pan donde quieres quedarte con nosotros para siempre.

Y luego, la petición de la humildad pidiendo perdón de nuestras ofensas, pero ese perdón, lleva una condición. ¡Ay, Jesús, esa condición, tú lo sabes porque conoces nuestro corazón, cómo nos cuesta! Mira que le ponemos al Padre, el ejemplo de que nos perdone "cómo nosotros perdonamos" y nosotros somos los que siempre decimos: "¡yo eso no lo voy a perdonar, no puedo, me han hecho demasiado daño o es una persona que no la soporto, me cae muy mal y no la voy a perdonar!" o "yo perdono pero... no olvido". ¡Ay, Jesús!, tú que sabes y recuerdas que diste hasta la última gota de tu preciosa sangre para que fuésemos perdonados y sabes también que esa es la condición del amor por nuestros semejantes. Perdonar y olvidar, porque así es el perdón que Dios, nuestro Padre, nos da. Y nosotros sabemos muy bien cómo es nuestro perdón...

Ya voy a terminar la oración más hermosa que nos pudiste enseñar, pidiendo: Que no nos dejes caer en la tentación, qué seamos fuertes para no rendirnos a los mil sortilegios y engaños del enemigo de ese Dios que tanto nos ama y ¡líbranos del mal! Si, líbranos de ese mal y de tantos males para que no echen raíces en nuestro corazón, y nos puedan alejar de nuestro Padre Dios.

Bendita, como ninguna, la oración del Padre Nuestro, que siendo tan hermosa la decimos todos los días pero tan rutinariamente que no le podemos dar todo el maravilloso sentido y poder que ella encierra.

Te pido mi Jesús, que cada vez que rece la oración que tú me enseñaste, lo haga despacio, con calma, con amor, sabiendo que la dirijo a mi Padre Bueno que me escucha y me ama.

Gracias por estar presente en la Eucaristía... gracias por Tu Pan de cada día.

Autor: Ma Esther De Ariño

jueves, 16 de enero de 2014

Desmontar a Castro

CASIMIRO GARCÍA-ABADILLO

El fiscal Pedro Horrach respondió ayer al auto del juezCastro del pasado 7 de enero con un escrito en el que cuestiona la base argumental del magistrado para imputar a la Infanta Cristina de Borbón por posibles delitos fiscales y de blanqueo de capitales.
En el texto, que bien podría haber sido escrito como recurso contra la imputación, el fiscal aprovecha la petición de diligencias (que comparezcan los peritos de la AEAT así como la inspectora jefe del Grupo de Delincuencia Económica) para darle un repaso al instructor.
Básicamente, Horrach cuestiona la posibilidad de que exista un posible delito fiscal de la Infanta basándose en lo siguiente: «El hecho de imputar gastos personales ajenos a la actividad mercantil como costes de explotación no se contempla en el Código Penal como figura delictiva».
Horrach admite que, como sostuvo el juez en su auto de imputación, la Infanta utilizó los fondos de Aizoon para sus gastos personales (viajes, decoración de su casa, hoteles, etc.) pero afirma que, de haberse declarado ese dinero como dividendos de la sociedad (la Infanta es propietaria al 50%), sólo hubieran tenido que tributar el 18%.
En efecto, si hubiera declarado todo el dinero que gastó como ingresos por dividendos, hubiera tenido que tributar al 18%, lo que no hizo. Pero, al no haberlo hecho, lo lógico es que Hacienda le obligara a tributar por ello como ingresos irregulares, lo que supondría tributar al tipo máximo.
No sabemos si al no haber declarado esos ingresos se produciría el supuesto de delito fiscal (más de 120.000 euros de elusión), lo que está claro es que al utilizar el dinero de Aizoon con esa liberalidad, tanto por Doña Cristina, como por su esposo, se produjo el doble efecto fiscal del que habló Castro en su auto (aminoración de beneficios en la sociedad por gastos no justificados y no reflejo de esos ingresos en el IRPF).
En segundo lugar, Horrach cuestiona el criterio del juez de considerar Aizoon como un ente aislado del entramado para apropiarse de los fondos de Nóos y, a la vez, no considerar deducibles unos gastos que, aunque son ficticios, representan un ajuste de cuentas entre los socios de dicha sociedad (Torres y Urdangarin).
Creo que Horrach, apoyándose en los peritos de la AEAT, tiene razón al considerar que hay una minoración de fondos en Aizoon por el pago de facturas falsas a Intuit por un total de 69.900 euros durante el ejercicio de 2007. En efecto, se produjo un trasiego de dinero entre Urdangarin y su socio al decidir aquel separarse del Instituto Nóos, lo que llevó al ajuste de cuentas entre ambos. En ese caso, aunque fuera por conceptos que nada tienen que ver con las facturas, Aizoon (de la que es partícipe la Infanta) entregó dinero a una sociedad de Diego Torres y, por tanto, esa cantidad es deducible de sus ingresos.

Lo más terrible para la Infanta es que el escrito del fiscal -hecho con la intención de abochornar al juez- incluye esta demoledora frase: «El Instituto Nóos y todas las sociedades que giraban en torno al mismo, incluida Aizoon, no eran más que un entramado societario ficticio creado para drenar fondos percibidos por el Instituto Nóos, es decir, se trataba de sociedades pantalla sin capacidad operativa cuyo objeto era consumar la apropiación de fondos públicos percibidos por el citado Instituto». Una parte de esos fondos fueron utilizados por la Infanta para sus gastos. Sólo ese argumento sería suficiente para apoyar la imputación.

Una cadena ininterrumpida

Hoy también esta cadena continúa. Estos niños son el anillo de una cadena, esta es la cadena de la fe.
 
Autor: Papa Francisco | Fuente: es.radiovaticana.va

Jesús no tenía necesidad de ser bautizado, pero los primeros teólogos dicen que con su cuerpo, con su divinidad, con su bautismo bendijo todas las aguas para que las aguas tuvieran este poder de dar el bautismo. Después, antes de subir al cielo, Jesús nos ha dicho de ir por todo el mundo a bautizar. Desde aquel día hasta el día de hoy esto ha sido una cadena ininterrumpida: se bautizan a los hijos, y a los hijos, después a los hijos y a los hijos...

Y hoy también esta cadena continúa. Estos niños son el anillo de una cadena. Ustedes traen a estos chicos para el bautizo, después de unos años, ellos traerán un hijo, o un sobrino a bautizar y esta es la cadena de la fe. ¿Qué quiere decir esto? Yo quisiera solamente decirles esto: ustedes son trasmisores de la fe, tienen el deber de trasmitir esta fe a estos niños.

Es la mejor herencia que les dejarán a ellos: ¡la fe! Sólo esto.

Hoy lleven a casa este pensamiento: Nosotros debemos ser trasmisores de la fe, piensen esto, piensen siempre como trasmitir la fe a los niños. Hoy canta el coro, pero el coro más bonito es este de los niños, que hacen ruido...

Algunos llorarán, porque no están cómodos o porque tiene hambre: si tienen hambre mamás denles de comer. ¡Tranquilas eh! Porque aquí son ellos ´lo principal´.Y ahora con esa conciencia de ser sus trasmisores de la fe, continuamos la celebración del bautismo.

miércoles, 15 de enero de 2014

RESPUESTA DE PÉREZ REVERTE A ARTURO MAS


¿Y a mí qué me cuentan?. Quisiera que alguien me explique de una puñetera vez qué pretenden decir con esa murga de "es que yo soy de aquí, y no soy de allí" que le salta a uno a la cara cuando abre un periódico, o enchufa la tele, o el arradio. Porque, a ver, ¿Dóndediablos es aquí y dónde es allí? Y cuando se invoca un hecho diferencial como si fuese palabra mágica, ¿estamos hablando de diferencias con quién? Porque si de lo que se trata es de ser diferentes, el de arriba firmante es tanto como el que más.
Y a la hora de plantear argumentos nacionalistas, paletismo local o factores raciales e históricos no estoy dispuesto a dejarme achantar por nadie.Puestos a ello, puedo ser tan poco español o tan cantamañanas como cualquiera.
 

    Porque vamos a ver. Si de lo que se trata es de marcar paquete, diré que yo, por ejemplo, soy de Cartagena: una ciudad que tiene tres milaños de historia y que podría abastecer de solera a media Europa. Fuecapital de la España cartaginesa, y capital de cada una de las cinco provincias romanas de Hispania. Mis antepasados eran griegos, feniciosy cartagineses; y cuando de jovencito me zambullía en el mar, sacaba ánforas que llevaban veinte siglos allá abajo, enfrente de mi casa. Encuanto a raza también soy distinto, porque mi RH positivo es mediterráneo, antiguo y sabio. Y puestos a eso, me siento más a gusto en un cafetín moruno de Tánger o bebiéndome un vaso de vino con aceitunas bajo una parra griega, que en la Gran Vía de Madrid, El Sardinero, Las Ramblas o la plaza mayor de Trujillo.
      

    En cuanto a peripecias históricas, pues bueno. Mientras los comerciantes, los campesinos y la gente de la iglesia y de la paz se iban al interior - a Murcia- para esquivar las incursiones de los piratas berberiscos, mis architatarabuelos se quedaron en la costa a pelear. Y cuando la primera república, el Cantón de Cartagena se autodeterminó por las bravas, acuñó su propia moneda, poseyó su escuadra, y al aparecer las tropas centralistas no se desbandó como una manda de conejos, sino que resistió seis meses a cañonazo limpio.Y en lo que se refiere a lengua propia, cierto es que no hay una nacional cartagenera; pero los críos, antes de tener uso de razón,saben leer en las piedras inscripciones en latín. Y mucho podríamosdiscutir sobre si decir: "deme sinco sentímetros de sinta de senefa asul" o blasfemar con la barroca riqueza léxica del habla cartagenerano es un hecho diferencial lingüístico de cojones...
 

   En cuanto a agravios, para qué les voy a contar. Hoy, Cartagena es una ciudad industrialmente desmantelada, deshecha por el paro, con menos alternativas que un bocadillo de mortadela en Ruanda. A los cartageneros no es que los hayan puteado histórica y sistemáticamente el gobierno central, las monarquías austriaca y borbónica, la dictadura franquista o los cien años de acrisolada honradez. A los cartageneros nos han hecho la puñeta la administración fenicia, la griega, la de Roma, la bizantina, los suevos, los vándalos, los alanos, los visigodos, el califato de Bagdad, el de Córdoba, el Cid Campeador, los reyes de Castilla, los de Aragón, Napoleón Bonaparte,el general Martínez Campos, la primera y la segunda repúblicas, y todo el que pasó por allí. Mis antepasados pagaron impuestos, palmaron en la Invencible, Trafalgar, Santiago de Cuba, Filipinas, Annual. Y a cambio, como el resto de los españoles, recibieron hostias hasta en el cielo de la boca. Cierto es que fueron cómplices y actores en empresas imperiales de la España centralista castellana. Pero cuando vas y abres los libros de historia, compruebas que en cualquier batalla de Flandes, en cualquier episodio colonial de América, en cualquier aventura española en Nápoles, Sicilia, norte de África o Constantinopla, los apellidos de los capitanes, soldados, marinos,comerciantes y frailes eran también, y no pocos, vascos, catalanes,gallegos, navarros, mallorquines y etcétera. En esta galera hemos remado todos, y a todos nos han dado infinitas veces por detrás y por delante. Aquí no hay víctimas de primera y de segunda clase, y sólo a los muy canallas o a los muy imbéciles se les ocurre trazar líneas divisorias con tan irresponsable arrogancia. ¿Diferentes? Claro que sí. No sólo van a serlo tres o cuatro chantajistas bocazas. Aquí todos tenemos motivos para piarlas, y cuando llueve se moja todo cristo. Así que, para diferencia, la mía  y la de la madre que me parió. A ver qué se ha creído esa panda de gilipollas.

Enlace articulo original: http://www.wikiblues.net/node/6313

Creo que puedes, creo que quieres

La fe hay que actuarla también en las cosas que pedimos en la oración. Cuántas oraciones están llenas de todo menos de fe.


Comentábamos el día de ayer martes 14, sobre la fe que debemos tener sobre las cosas "que no se pueden"

A cada idea negativa, -y son tantas las que diariamente nos golpean- hay que saber enfrentar una positiva, a modo de martillazo. Una idea positiva, una idea de que va a salir, una idea de que creo en el poder de Dios. Una idea positiva de fe. A veces hacer un verdadero acto de fe, cuesta mucho trabajo porque existe una idea anti-fe; muy arraigada. Todos o casi todos, dicen: "que no se puede". Algunos sienten la obligación moral de aconsejar a los pobres incautos, idealistas; y demás de que no se puede, "que ellos ya lo han intentado, que está todo bien calculado y medido; no se puede".

Yo creo que esa expresión es demasiado fea, y demasiado mala. Si yo, por ejemplo, no he logrado algo, no tengo ningún derecho a decir a los que vienen detrás, "que eso no se puede". Una cosa es que yo no pude y otra cosa es que ellos no van a poder hacerlo. Yo les puedo decir yo no lo logré quizás porque me equivoqué, me faltó fe, pero al mismo tiempo decirles: "!Ánimo, es probable que ustedes sí lo logren!" Eso es más caritativo y más humano.

Hablo de martillazos de fe, esa sería la expresión, porque cada vez que llega una idea negativa de no puedo, martillazo, golpe, sí puedo. Habrá que luchar a veces contra todo y contra todos: contra los propios pensamientos que a veces son los más difíciles de expulsar. Luchar además contra otras personas que sin mala intención concluyen que no se puede; y a veces, los encontramos demasiado cerca de nosotros, en la propia familia, en algunos de nuestros amigos que, además, van con la sana idea de ayudar y te repiten; y te dicen, y hasta se enojan sí tu pretendes decirles que tal vez sí se pueda. Se enojan y te retan: "ya verás", "te lo dije". 

Para ser eficaz en lograr un meta apoyada por la fe, hay que buscar que esas metas sean concretas, precisas, aferrables, que se puedan contar, medir; porque si es una meta genérica, medio nebulosa, no se puede.

Hay que decir, además, que la fe funciona de distinta manera a la razón, como en zigzag. La razón usa la evidencia, mide, calcula; y en base a eso, saca sus conclusiones. La fe en cambio, se agarra, se aferra a una certeza de lograr una meta aunque parezca muy difícil. Y no duda un segundo, aunque la evidencia le diga que no lo va a lograr. Sigue luchando y sin saber cómo, atrapa la meta. 

Por eso, los que no tienen fe, al final preguntan, ¿cómo le hizo? Yo varias veces he tenido que decir: Fe y saliva. No basta creer por un rato, hay que seguir creyendo sin darse jamás por vencido. Mucha gente es capaz de hacer un acto de fe al inicio un poco a prueba casi para luego convencerse de que "ya ve", "no sale", "se lo dije", "lo teníamos ya calculado, no sale". El hombre de fe no reacciona de esa manera, él sabe que va a lograr la meta. Sigue creyendo, cuando casi evidentemente se ve que no. Y de pronto, sin que otros lo crean, salió el resultado. ¿Cómo le hizo? Así preguntan los que no tienen fe, porque ante la evidencia de que salió, los pobres no pueden decir, "no sale".

Preguntan "¿cómo le hizo?" La fe hay que actuarla también en las cosas que pedimos en la oración: "Todo lo que pidiereis sin dudar, creed que ya lo habéis recibido, y se os dará".

Cuántas oraciones están llenas de todo menos de fe. Entre todas esas palabras, y llanto y lágrimas; digamos: Creo que puedes, creo que quieres. Hay en el evangelio oraciones de este tipo que a Cristo le fascinaron, que le arrancaron los milagros a la primera. Un leproso que se le acerca de rodillas y le dice esta oración tan breve y tan profunda: "Señor, sí quieres puedes curarme". Respuesta: "Quiero, queda limpio". 

Incluso aquella mujer que ni le dijo una palabra, tenía una grave enfermedad, unas hemorragias, había gastado todo su dinero y no había servido de nada. Ella hizo este acto de fe: "Basta que toque su manto y quedaré curada". Efectivamente, tocó su manto y quedó curada en el acto.

Un centurión romano es decir, una persona que era pagana, tuvo más fe que ninguno. Le pidió a través de unos amigos a Jesús que curara a su siervo que estaba muy enfermo. Y Jesús dijo: "Cómo no, voy a su casa y lo curaré". Cuando él se dio cuenta que venía a su casa, mandó a decirle: "no, no, por favor, no vengas a mi casa, no necesitas venir". Fíjense la fe cómo es: "no necesitas venir, basta con que lo mandes tú".

De la misma manera, así se argumentaba así mismo, "que yo que soy un centurión tengo cien soldados a mis órdenes, le digo a éste: Haz esto; y lo hace, y a mi siervo: tráeme tal cosa, y me la trae".

Y Jesús públicamente no se aguantó las ganas de decir estas palabras: "No he encontrado una fe tan grande en todo Israel". Eso es tan hermoso, que incluso en la misa a la hora de la comunión, se pronuncia la frase que dijo el centurión: "No soy digno de que vengas a mi casa". Esas palabras fueron dichas por un pagano que tenía fe.

En cambio, pongamos otro caso, el de un hombre muy educadito, muy modosito que tenía un hijo enfermo, y había ido con los apóstoles a que le curaran, y no pudieron. Se ve que también les faltó fe a los mismos apóstoles. Y entonces medio desesperado va con Jesús. "Mi pobre hijo enfermo... fui con tus apóstoles y no pudieron". Subrayando: "no pudieron", "sí tú puedes hacer algo", no le dijo: "tú puedes", sino "si tú puedes". La duda. Muy educadito pero sin fe. Y Jesús, como que severamente le dice, "¿Puedes tu creer?" El otro entendió la indirecta y dijo: "Sí, señor, ayuda mi incredulidad". Lo curó como a regañadientes, no muy a gusto. Porque cuando había fe, Cristo muy a gusto curaba.

Y hoy día, cuando hay un hombre o una mujer de fe, muy a gusto le presta su omnipotencia para que realice las cosas. A los hombres de fe, Dios les presta, repito, su omnipotencia. Por eso no se explica humanamente hablando, cómo es que una persona que tiene fe saca las cosas adelante. La gente no se lo explica, no lo entiende. En cambio Él sí sabe por qué suceden las cosas, porque se fía de esas palabras de Jesús. Asi nos lo dice el Papa Francisco muchas veces: "Los milagros existen, pero es necesario rezar. Con una oración ferviente, insistente, perseverante, no una oración para cumplir." (24-5-2013)

Alguien dijo, refiriéndose solo a la fe humana, esto de lo que estoy totalmente persuadido: "Todo lo que la mente de un hombre llegue a creer, esa misma mente lo realizará." ¿Será una ley espiritual? Creo que sí.

Quiero recordar una poesía, creo que es del Dr. Bernard, que a mí realmente me inspira mucho; y que no cabe duda que la siguen los hombres de fe, sean atletas, sean realizadores, en el campo profesional, en el campo espiritual, el que sea. La poesía dice así: 

Sí piensas que estas vencido, lo estás. 
Sí piensas que no te atreves, no lo harás; 
sí piensas que te gustaría ganar, pero que no puedes, no lo lograrás. 
Sí piensas que perderás, ya estás perdido, 
Porque en el mundo encontrarás 
que el éxito comienza con la voluntad del hombre, 
todo está en el estado mental, es decir, en la fe. 
Porque muchas carreras se han perdido 
antes de haberse corrido 
y muchos cobardes han fracasado 
antes de haber su trabajo empezado.

Piensa en grande y tus hechos crecerán, 
piensa en pequeño, y quedarás atrás, 
piensa que puedes; y podrás. 
Todo está en el estado mental, EN TU FE. 
Sí piensas que estas aventajado, los estás. 
Tienes que pensar bien para elevarte. 

(Y termina de esta manera, que es como el resumen.) 

Tienes que estar seguro de ti mismo 
antes de intentar ganar un premio. 
La batalla de la vida no siempre la gana 
el hombre más fuerte o el más ligero, 
porque tarde o temprano el hombre que gana 
es aquél que CREE QUE PUEDE HACERLO.

Quisiera repetir al final lo más importante y es, el reto que nos lanza Jesús, en Marcos 11, 22-24. Tened fe en Dios, yo os aseguro que quien diga a este monte, quítate y arrójate al mar; y no vacile en su corazón, sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo, todo cuanto pidáis en la oración creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis.

En la relación a esto, la frase más hermosa que alguien me pudo decir en la vida fue ésta: "Usted me enseñó a creer".

Ojalá que no solo sea una persona, sino muchas las que puedan decir, tú entre ellas: "Usted me enseñó a creer", porque de esa manera te enseñaré también a triunfar en la vida.


Autor: P. Mariano de Blas LC