lunes, 29 de diciembre de 2014

Los 10 temas de los que hablarás en Navidad

José Carlos Rodríguez / Arancha Moreno
Van a salir a relucir en todas tus reuniones familiares y amistosas. Te facilitamos una guía para que estés preparado para dar tu opinión.


Llegan los preparativos de Navidad y cada uno piensa cómo abordar la fiesta: unos compran las viandas para el menú, casi todos andan preparando los regalos y los más presumidos eligiendo el conjunto para estar impecables. Pero absolutamente todos deberían tener en cuenta algo más: ¿de qué se va a hablar en la mesa? ¿Dejamos todo al azar? En Gaceta.es te ahorramos el trabajo y te facilitamos una guía para que sepas los diez temas que seguro no faltarán en tus emotivas -y a veces espesas- reuniones familiares. Esos que tendrá que contarle también a su primo recién llegado de Canadá, para ponerle al día. Allán van. 

‘Qué injusto lo de Isabel’

Difícil juntarse con esa tía amante del folclore y esa cuñada que compra religiosamente el ¡Hola! y no hablar de una de las protagonistas del año: Isabel Pantoja. Pero esta vez la conversación traspasará sus grandes coplas y su esperpéntica familia y pasará por su estrenado encarcelamiento. Sus dimes y diretes para entrar en prisión fueron más largos que un día sin pan, pero al final se quitó la bata de cola, se puso sus inmoderadas gafas de sol y se lanzó a ser la reina de Alcalá de Guadaira. En las copas post-comida o cena navideña, es muy posible que su tía enchufe el ‘Hoy quiero confesar’ y se emocione subiendo el volúmen. “Mírala, es la más grande”, dirá enjuagando una lagrimita. Su cuñada comentará lo fuerte que es que la ex de Paquirrín y el ex de Chabelita se casen, mientras la abuela niega con la cabeza y dice entre murmullos “Qué degenerados”. El resto se lanzarán a bromear sobre cuántos famosos se comerán las uvas entre rejas. Y así llegará el siguiente tema de conversación.
Corrupción: Yo me hago de las Islas Fiji
Uno de los temas que se han filtrado en la cena es el de la corrupción. Las menciones a “la casta” no son suficientes. “Son unos chorizos, sí, pero se lo hemos permitido durante años. No es sólo la Pantoja, son los partidos, son los gobiernos autonómicos, son los ayuntamientos, somos nosotros, que no pagamos el IVA”... estas y otras palabras desabridas, desesperadas, amargan la cena. En ese momento les recuerdas a los demás que un amigo, que siempre ha presumido de ser de cierto partido, ya reniega de él. Y que si bien antes presumía de ser marbellí, ahora ha descubierto que en realidad es de Mijas. “Pues yo me he hecho de Vanua Levu”. Todo el mundo te mira, en silencio. “Sí, está demostrado que en esa isla no hay ni sombra de corrupción. Yo me borro de aquí, y me hago fijiano de Vanua Levu”. “Hombre”, dice tu padre, “si se van las personas honradas, no vamos a acabar con la corrupción”. 

¿Habéis visto "Ocho apellidos vascos"? 

Es una pregunta retórica que nadie contestará negativamente, salvo que quiera ser el rarito de la mesa. Ocurrirá cuando lleguen los turrones, peladillas y el cava, cuando el primo Paco se lance “a contar unos chistecillos, con todo el arte que yo tengo”. Claro, es de Triana, y está deseando contar que a su mejor amigo se ha enamorado de una chica de Bilbao. “Pobre criatura, no tiene la culpa de enamorarse de una vasca”, dirá, y empezará a propinar codazos mientras destroza los mejores chistes de 'Ocho apellidos vascos' hasta el punto de que dudarás si habéis visto la misma película. Lo difícil -aunque no imposible- será que alguien de la mesa no la haya visto aún, pero en todas las familias hay alguna oveja negra.

"Ah, ¿no habías terminado de ver la serie?"

Hay varias formas de arruinar una reunión familiar. Una de las más seguras es la del spoiler, un término bárbaro para denotar al listillo que arruina el final de una serie con el doble propósito de fastidiar y de hacer ver que él está a la última. Y por eso tu cuñado te ha destrozado el final de True Detective y House of Cards en un par de frases. Claro, que él no parece preocuparse por el cierre deseries.ly, que tú acabas de descubrir, porque ya ha encontrado otras formas de verlas ilegalmente. “¿Que no has visto Breaking Bad?”, te pregunta, alucinado. “¿Te quedaste en la segunda temporada de Mad Men?”… “Ya veo que Gotham va a ser mi serie para el 2015”… “Sí, hombre, Hijos de la anarquía, ¿no los has visto? Trata de un mundo post-Podemos, jajajaja”. No has visto todas esas series, pero conoces bien las palabras menos amables del Diccionario de la Real Academia, y todas desfilan por tu cabeza.

"Con el anuncio de la Lotería lloré"

La mesa se puede dividir por muchos motivos, pero uno de ellos será el anuncio de la Lotería. A un lado, están los que se emocionaron con el bar de Antonio y el pobre Manuel, y al otro los que suelen llevar carcasa anti cursilerías y miran con cierto escepticismo a los blandengues. Pero unos y otros coincidirán en el mismo punto: se han reído con las parodias, han disfrutado hasta con la que hizo El Hormiguero, con Pablo Iglesias como dueño del bar brindando con calimocho. De ahí pasarán al anuncio de Campofrío, con Gila como nueva estrella que vuelve a casa cada Navidad. Todos apelan a la ilusión y a la solidaridad, pero no siempre consiguen convencer al público, como apuntará el nostálgico de la familia: "Ninguno como el de los cómicos del año pasado". Y añadirá: “Pero vamos a ver, ¿dónde diablos está el Calvo?”.

¿Podemos hablar de otra cosa?

“Podemos”, “Pablo Iglesias”, “El coletas”... Bien, estabas preparado para eso. Te has tenido que empollar su programa, aunque tampoco crees que lo vayan a cumplir. Te tragas los vídeos de Pablo Iglesias, y el otro día, con los colegas, te soltaste un speech sobre la casta con total convicción, hasta que ellos empezaron a reírse de ti.
Bueno, el tema ya está sobre el tapete, y todos coinciden en que el futuro de España está en sus manos. Tú te preguntas si España acabará como el pavo que acaba de posarse sobre la mesa del salón. “No habléis de política, por favor”, son las sabias palabras de reconciliación de tu madre. “Claro, no hablar de política, no hablar de los recortes, del paro, de los desahucios, de la corrupción,eso es lo que quiere la casta”. Tu cuñado habla como el mismísimo coletas y deja tu apretón de última hora en un suspenso, como tantos en la carrera. Pablo Iglesias, al que se supone que tienes que admirar, y casi lo haces, empieza a caerte gordo. “… Son todos lo mismo. El bipartidismo ha secuestrado la democracia y lo que necesitamos es un cambio real, auténtico, de alguien que venga de fuera, de alguien que traiga nuevas ideas”. Respondes: “sí, sí, y que nos convierta en Venezuela”, que es todo lo que has acertado a decir, aunque no sabes si con mucha razón, o no. “Haya paz”, dice tu madre mientras sirve el pavo con soltura.

¿Os creéis al ‘pequeño Nicolás’?

En 2013 pasado nadie sabía quién era, pero este año va a salir en absolutamente todas las cenas navideñas. La historia saltó con vocación de guión cinematográfico, por la trama y por su protagonista, y no hacía falta amarillear los titulares porque impactaban por sí solos: “Detenido un joven que habría estafado a los Pujol simulando ser un agente del CNI enviado por la vicepresidenta”. Las semanas en las que el pequeño Nicolás estuvo oculto, todos sentíamos que el personaje prometía, pero cuando saltó a los platós de televisión no decepcionó. En la mesa habrá dos debates. El primero versará sobre quién se lo cree y quien no: tu cuñado, el que traía preparado de casa el discurso de Podemos, expondrá que “el chaval es cabeza de turco de un entramado que vincula al Gobierno y al CNI”, teoría que varios otros echarán por tierra diciendo que sólo jugó “al cuento de la lechera”. Pero siempre habrá alguien, con los ojillos entornados, que secundará con misterio a tu cuñado con dos únicas palabras: “Algo hay”.
De la mano de Nicolás llegará su paño de lágrimas, también conocido como “La Pechotes”, esa joven voluptuosa con la que se desahogaba el supuesto estafador, pero que curiosamente no sabe nada. Lo más probable es que las mujeres la despellejen entre bocado y bocado y los hombres hagan chistes picarones entre sorbo y sorbo. “¡Y parecía tonto el Nicolás!”.

El discurso del rey, la infanta, Juan Carlos y Corinna

Lo que también daría para casi toda la cena es sacar a relucir los trapos sucios de la realeza. Que si la infanta Cristina se sienta en el banquillo, que si Urdangarín ya ni duque de Palma ni duque empalmado... Habrá que hablar de "los padres del Rey", que hasta ayer eran los reyes y parece que cuesta verles en segundo plano. Además, sus propias vidas y los ojos de los medios de comunicación no les están permitiendo retirarse del escenario mediático. Si hablar de la abdicación queda lejano, no sucede lo mismo con la 'amiga entrañable' del monarca, con la que según parecehabría roto su relación tras llegar a un acuerdo económico. "Y ahora la alemana le pide más dinero", dirá alzando la voz alguien de su mesa, y alguien le interrumpirá con otro apunte: "¿Habéis oído lo de Doña Sofía con Alfonso Díez? ¡Que por ahí dicen que son pareja!", alentará el conspirador de la familia.

Un cubo de agua helada

“Oye, y ¿os acordáis de la tontería esa del cubo de agua?”. Es verdad. Lo habías logrado olvidar, pero tu hermana no quiere un enfrentamiento entre cuñados, y es lo primero que se le ha ocurrido. Además, tu cuñado se tiró un cubo de agua helada, y te ha llegado por tres sitios. “Sí. No es una tontería, cariño”. Se te escapa una carcajada más falsa que el final de Perdidos. “Lo hicimos por el ELA, la esclerosis lateral amiotrófica. Hay que ser solidario”. “Sí, ahora recuerdo que me llegó el video de cuando te congelaste el cogote desde tu iPhone 6 solidario, aunque eso fue meses después”. “Tú dí lo que quieras, pero han recaudado 115 millones de dólares en todo el mundo”. Él sabe bien cómo argumentar. Aunque… “y te lo compraste porque arruinaste tu anterior iPhone con el maldito cubo de agua helada”. Y crees que un comportamiento tan estúpido sólo puede hacerse de forma gregaria.

Y entonces llegó el ébola

Todo comenzó por un “meme” a destiempo. "¿Viste este?", te pregunta tu hermana. Y te manda la imagen en la que se ve a Julio Iglesias, diciendo: “Si la enfermera lo tiene… yo también”. Se te enciende la luz, y le preguntas al cuñado: “Oye, ¿tú no estabas a favor de mantener la vida deExcalibur?”. “Es un ser inocente que no merecía haber muerto. Si no se hubiera empeñado la casta en traer a los dos frailes…”, “misioneros”, espetas. Este es un país tan absurdo que estuvo dos semanas con la opinión pública secuestrada por si se debía matar a un chucho, o no, para frenar el contagio del ébola por Castilla toda. El asunto demostró que un consejero bocazas puede tener superpoderes, ya que tuvo que irse a pesar de que la sanidad de Madrid salvó la vida a Teresa Romero. “Al final, los que tenían el protocolo dominado y lo fueron enseñando de hospital en hospital eran los militares”. Tu padre tiene la manía de hablar poco y decir cosas sensatas, algo que siempre te ha sacado un poco de quicio.

Bonus track: Secesión en la familia

La cena ha terminado, los turrones están abiertos en una bandeja, y otra ofrece un amplio muestrario de polvorones, mazapanes, mantecados, roscos de vino, almendrados y demás. “Lo abro yo, que yo sé; hay que poner la botella a 45 grados”. ¡Qué maestría la de tu cuñado! “¡Es Freixenet!”, observa. “¡Calla, calla”, dice tu madre, “que el burro de tu padre ha comprado una caja entera. ¿Qué hacemos con seis botellas”. “Pero papá, ¿qué ha sido del cava extremeño que comprabas?”. Tú sabes que tu padre está encantado de apoyar a una empresa catalana que no se ha entregado a los nacionalistas. “Pues si quieren irse, que se vayan”, dice el marido de tu hermana. “Y si no, les echamos”, son las únicas palabras del tío Roberto en toda la cena. Y tú te preguntas cuánto tardará en cerrarse la herida sentimental que se ha abierto entre unos españoles y otros.  Por el momento podemos brindar todos, siguiendo las palabras de tu padre: “¡Por los próximos cien años juntos!”.


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