Este mes que nos llena de recuerdos de los seres que
ya no podemos ver...
El día está desapacible....soledad en la Capilla, la
luz roja parpadea y tu estás ahí Señor... y yo como siempre estoy frente a ti y
no se por qué tengo un sentimiento de melancolía...debe ser el mes de
noviembre. Este mes que nos llena de recuerdos de los seres que ya no podemos
ver, lugares vacíos, ecos de voces queridas ... que ya no oímos, siluetas y
rostros que llevamos en nuestro corazón, pero...que ya no están.
Es el mes en que se habla de la muerte y los crepúsculos tienen una luz
mortecina y el viento que va arrancando las hojas de los árboles nos habla de
la proximidad del invierno. Si tuviera color le pondríamos un tono gris, serio
y formal, con pinceladas de color cobre y oro.....
Es el mes en que el pensamiento de la muerte nos pone inquietos pero solo por
unos días pues pronto nos liberamos de este, para seguir, con alegría
inconsciente, sumergiéndonos en el bullicio de la vida.
Pensar, meditar en la muerte no nos gusta. No estamos preparados para ello y
tan solo nos causa desasosiego. Sabemos que algún día llegará... Tu, Jesús, nos
dices: Velad, porque no sabeís ni el día ni la hora. Estad alerta, para no
ser sorprendidos.
La muerte ha de llegar, eso no cabe duda, pero tu Señor, nos trajiste la
esperanza de la resurrección. Creer en que vamos a resucitar es algo que nos
aligera el alma y que en realidad no es la muerte sino una transformación de la
propia vida.
Y San Pablo nos dice en su primera carta a los corintios: Ahora bien, si se
predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo andan diciendo
algunos de entre vosotros que no hay resurrección de muertos?.Si no hay
resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó y si no resucitó Cristo, vana
es nuestra predicación, vana también vuestra fe. Pero no, Cristo resucitó de
entre los muertos como primicia de los que se durmieron
Esta fe es la que nos alimenta, Señor, y hace que tengamos una esperanza en esa
muerte como la puerta hacia la otra vida, hacia la vida eterna.
Pero eso si, ese viaje a la eternidad nos obliga a tener listo "el
equipaje", nos hace vivir día a día con el esfuerzo y la voluntad de ser
mejores. No podemos despreciar el momento presente para obtener méritos que
serán presentados ante tu Juicio, Señor.
Los seres queridos que se fueron nos impelen de mil formas y momentos a que
preparemos "ese camino" y ese final de nuestra vida terrena, porque
ellos ya saben que el gozo será infinito cuando traspasemos esa temida puerta
de la muerte y podamos contemplar el rostro de tu amado Padre, el tuyo , el de
tu Santísima Madre y también el de todos los que se nos adelantaron.
Mes de noviembre.... mes para meditar.
Autor: Ma Esther De Ariño