lunes, 16 de noviembre de 2020

QUIZAS UN MES TRISTE.

QUIZAS UN MES TRISTE.

Badajoz, 16 de noviembre del 2020.

 

No creo que haya un mes triste, otra cosa es que nosotros lo hagamos triste, pero será por nuestra forma de ver, o mejor dicho de hacer las cosas.

Mi impresión es que este mes y el anterior y el otro, estamos raros, quizás la pandemia, quizás, la falta de contacto más directo, con familiares y amigos, algo en nosotros esta mas bien raro, podría decir que también nosotros estamos de otoñada, que estamos con la hoja amarillenta y faltos de savia, mustios, sin entender que es lo que nos afecta y nos lleva a estar de esta manera.

Claro está, que hay algo o quizás mucho, que estamos perdiendo y son sentimientos, moralidad, conciencia, sentidos de responsabilidad, humanidad. ¿No será que lo que nos está “secando” es la falta de espiritualidad?

No queda más remedio, que no perder valores, hay que acrecentarlos, y hay que hacerlo no solo con aquellos que a nosotros nos transmitieron, sino intentando ver lo que otras personas tratan de transmitirnos, todo menos quedarnos “en seco”, y digo esto porque me da la impresión que estamos como las maquinas sin engrasar, que chirrían, y no es lo malo que chillen o chirríen, lo malo es que funcionando así, llega el momento que se paran, que no tienen la vida y el trabajo que les correspondía. Sinceramente creo que igual que a las maquinas les hace falta engrase, a nosotros nos falta Espiritualidad así con mayúsculas.

Si esto es lo que nos falta, no perdamos más tiempo, pongámosle  remedio, lo antes posible y hagamos que este mes no sea el triste, los que nos dejaron no quieren vernos así.

 

 

miércoles, 11 de noviembre de 2020

LO CIERTO Y VERDAD

LO CIERTO Y VERDAD

Badajoz, 9 de noviembre del 2020.

En estos momentos creo que la Sanidad, así con mayúscula, está en la conversación de todo el mundo, y la verdad hay motivos más que sobrados para que así sea.

Tenemos un personal sanitario que es lo que hoy está dando valor y nombre a la Sanidad, por su preparación y entrega, pero hay algo que, al menos a mí, me llama la atención, si es como decíamos un magnifico personal el sanitario, como es posible que el españolito de a pie, este tan molesto con el trato recibido sino no por ellos, si por el sistema, por la organización, parece ser que no les deja ejercer una sanidad más cercana a la persona, una sanidad más humana.

Lo cierto y verdad, es que ni sanitarios, ni enfermos están contentos por lo tanto algo habrá que hacer para que no sucedan casos como el que quiero que de base a mi escrito.

Ayer en este Badajoz, nuestro, digan lo que digan, tranquila ciudad, un señor de setenta y seis años, tiene un fuerte dolor en el  pecho, en el lado izquierdo, se trasladan a urgencias del Perpetuo Socorro, eran las dos y media, le acompañaba su mujer, sus hijos ya mayores, (una de ellos medico que no reside aquí) cada uno tiene su familia y hogar, en otra parte de la ciudad.

Reciben al enfermo, con su dolor sin saber que puede ser, pero su mujer, se tiene que ir de allí, le dicen que son las ordenes, que ya por teléfono le dirán el diagnostico que haga el doctor. Ya es desagradable quedar a un enfermo sin que te digan cual cree el doctor que es el diagnostico, aunque como es lógico, posteriormente las pruebas lo confirmen o no. ¿Cuál fue el desenlace? Sencillo, a las nueve de la noche, la señora se ha pasado seis o siete horas esperando la llamada, y este señor se presenta en su casa, porque ya han visto el electro y no es nada grave. ¿Dónde están las llamadas? ¿Es que se puede tratar así a una persona, aunque estemos en tiempos de Pandemia?

Creo que hoy tenemos un virus, peor que el que produce la pandemia, y es la indiferencia, no pensar en el dolor, o molestias que podemos causar a otra persona. Este es nuestro verdadero mal.

 

martes, 30 de junio de 2020

HAY QUE TRABAJAR.



Badajoz, 22 de junio del 2020.
Autor: Jose Maria Murillo Garcia

Es totalmente cierto, la sociedad anterior a la pandemia, no nos gustaba, la sentíamos fría, falta de sinceridad y hermandad, y en esas condiciones se nos presenta el Cobid-19, que como una pandemia desconocida, nos altera la política, la convivencia, y tras ella, tres enormes motivos de consternación, el primero la pérdida de un enorme número de personas queridas, como nunca habíamos conocido, unido a esto una reclusión que también era desconocida, y si esto no era para desarbolar a cualquiera, quedan los que en este tiempo, han perdido sus pequeños negocios o las empresas donde trabajaban, hasta ahí, y sin ahondar mucho, hemos rebasado los días de reclusión, ¿Qué nos queda ahora? Lo primero, será, hacernos lo fuertes, y si algo nos ha quedado claro, es que para salir de esta lluvia de malas situaciones, no queda más que unirse, lo hemos visto claro ¿Quién ha funcionado mejor? Principalmente dos grandes y preparados equipos, los Sanitarios y las Fuerzas Armadas, tanto la UME como las de seguridad, por lo tanto lo primero unión, con las ideas que cada uno tenga, pero todos remando para llevar el barco al puesto acordado.
Nos puede ayudar lo vivido en la reclusión, que también ha dejado algo bueno, algo que debemos cuidar y no dejar que en la reconstrucción de una vida normal, perdamos, lo que en nuestra sociedad ha reflotado con rotunda fuerza, la humanidad y colaboración.
Entre estas cosas, está el disfrutar de las cosas sencillas, no son necesarias grandes proezas, para sentirse feliz y disfrutar de tu familia, de tu casa, de lo que supone el día a día, juntos, aunque surjan contrariedades, que las hay, pero que cuando uno se siente arropado, e interiormente tranquilo y en comunión con los hermanos, todo se hace más llevadero.
Por esto, mi verdadero miedo es que, este sentimiento de hermandad, de deseo de ayuda, de colaboración, que hemos visto a lo largo de esta reclusión de casi un centenar de días, lo perdamos entre el calor del verano y lo que se disfruta en la playa, o simplemente con el descanso, y en este caso más que merecido.
Tendremos, no que gritarlo, pero si no callarlo, que no queremos ver o escuchar, motivos de odio, ya sea entre políticos, o entre vecinos, me da igual, de la misma forma, le pido a los que nos llamamos católicos, que recuerden siempre que Jesús, vino a marcarnos el camino correcto, a acercarse a todos, buenos y menos buenos, pobres y quizás no tanto. Para todos, la palabra suya, fue amor sin reserva alguna.
Lo primero será, no arriesgar la salud innecesariamente, tratar con los medios a nuestro alcance que el contagio sea casi imposible, y partiendo de ahí, comportarnos con la mayor prudencia posible, lo que no quita, arrimar el hombro y luchar por la comunidad.
Pero como siempre, tratando de unir, de mejor, con la mayor alegría, de vernos todos en la lucha común, (como los que aplaudían desde los balcones) que será mucha, pero que no por eso nos vamos a achicar, sino todo lo contrario.
Por lo tanto, no queda más que estudio del problema, o los problemas, con los mejores técnicos, con políticos preparados, y que piensen no solo en su partido o situación, y con las soluciones en nuestra mano, y lo más consensuadas posibles, trabajo, trabajo y trabajo.
Vallamos decididos a por ese nuevo tiempo, esta ocasión, no la podemos dejar pasar, es el futuro, es quedarle a los hijos y nietos, un pueblo donde se sientan orgullosos y contentos de pertenecer a el.