miércoles, 11 de noviembre de 2020

LO CIERTO Y VERDAD

LO CIERTO Y VERDAD

Badajoz, 9 de noviembre del 2020.

En estos momentos creo que la Sanidad, así con mayúscula, está en la conversación de todo el mundo, y la verdad hay motivos más que sobrados para que así sea.

Tenemos un personal sanitario que es lo que hoy está dando valor y nombre a la Sanidad, por su preparación y entrega, pero hay algo que, al menos a mí, me llama la atención, si es como decíamos un magnifico personal el sanitario, como es posible que el españolito de a pie, este tan molesto con el trato recibido sino no por ellos, si por el sistema, por la organización, parece ser que no les deja ejercer una sanidad más cercana a la persona, una sanidad más humana.

Lo cierto y verdad, es que ni sanitarios, ni enfermos están contentos por lo tanto algo habrá que hacer para que no sucedan casos como el que quiero que de base a mi escrito.

Ayer en este Badajoz, nuestro, digan lo que digan, tranquila ciudad, un señor de setenta y seis años, tiene un fuerte dolor en el  pecho, en el lado izquierdo, se trasladan a urgencias del Perpetuo Socorro, eran las dos y media, le acompañaba su mujer, sus hijos ya mayores, (una de ellos medico que no reside aquí) cada uno tiene su familia y hogar, en otra parte de la ciudad.

Reciben al enfermo, con su dolor sin saber que puede ser, pero su mujer, se tiene que ir de allí, le dicen que son las ordenes, que ya por teléfono le dirán el diagnostico que haga el doctor. Ya es desagradable quedar a un enfermo sin que te digan cual cree el doctor que es el diagnostico, aunque como es lógico, posteriormente las pruebas lo confirmen o no. ¿Cuál fue el desenlace? Sencillo, a las nueve de la noche, la señora se ha pasado seis o siete horas esperando la llamada, y este señor se presenta en su casa, porque ya han visto el electro y no es nada grave. ¿Dónde están las llamadas? ¿Es que se puede tratar así a una persona, aunque estemos en tiempos de Pandemia?

Creo que hoy tenemos un virus, peor que el que produce la pandemia, y es la indiferencia, no pensar en el dolor, o molestias que podemos causar a otra persona. Este es nuestro verdadero mal.

 

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