Autor; Jose
Maria Murillo Garcia
Llevamos no sé
cuantos días de campañas electorales, y si lo examinas con detenimiento, te
darás cuenta de lo fuera de lo nuestro que están los políticos, tanto los que
aspiran a una Alcaldía como los que dicen van a orientar a Europa.
¿Qué les pasa?
Tan poco documentados están para no darse cuenta de cuál es la raíz, no solo de
nuestro país, sino de Europa.
Los futuros
Alcaldes no se dan cuenta de cómo están estructuradas el noventa por ciento de
las familias, quizás en las grandes ciudades, las prisas, las distancias, hagan
que las familias estén más desmembradas, pero en regiones como la nuestra, la
Extremeña, las familias tienen un valor incalculable, en los años pasados de estrechez económicas, en las familias, lo
hemos visto, ¿Cuántos padres con su pequeña pensión acogieron a hijos y nietos?
¿Es que esto no es sintomático?
Efectivamente,
habrá quien diga que los casamientos por la Iglesia se han reducido, si, es
verdad, pero eso no quita, para que el que forma una familia, aunque sea sin el
sacramento matrimonial, se preocupe de sus hijos, y también de sus padres, y
mantenga relaciones de familia. Todo esto no es más que producto de nuestras
raíces, asentadas totalmente en el catolicismo, y de ahí viene ese amor entre
miembros de familias y hasta de pueblos, Amor era la bandera del cristiano, y
eso parece que los políticos o no lo ven, o se creen que quedaran mejor sin
hacer mención a nuestras raíces, que como decía anteriormente son las mismas que
las de Europa.
Parece que
ninguno tuviese cercano, haber acompañado a la patrona de su ciudad, o haber
asistido a otras celebraciones religiosas, ya sea el Camino de Santiago, o El
Rocio, etc.
Y no es el
asistir o no a actos puramente religiosos, es que esos actos, nos demuestran
que en los españoles queda ese deseo de reunirse por amor o cariño si queréis,
a lo que esos actos y tradiciones representan.
A las nuevas
generaciones, la sociedad se lo ha puesto difícil, le cuesta lo que no es dicho
encontrar un trabajo estable o al menos con cierta seguridad, (necesario para
formar familia) pero por otro lado, la
sociedad le brinda la posibilidad de relaciones con total libertad, y si a esto
unimos la poca actualización de la Iglesia o quizás la falta de empatía, con
estos jóvenes en los momentos de formación de su familia. Me podrán decir, que
es difícil verlos en Misa, y eso es cierto, pero por el contrario los veremos de
costaleros, en un puerto recibiendo náufragos e incluso en Nigeria en una ONG
tratando de ayudar a levantar pueblos. ¿Cuál será la razón de esta forma de
actuar? Lo tengo claro, nuestras raíces.
Como sé que mis
palabras quizás no expresan todo lo que
quisiera decir, me voy a apoyar en las de un Papa:
Benedicto
XVI, que "es precisamente el olvido de Dios lo que sumerge a las
sociedades humanas en una forma de relativismo que genera ineludiblemente la
violencia".
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