La revisión
de los acuerdos con la Santa Sede estará en el programa socialista
Ana Perez Herrera
«La labor social extraordinaria de la
Iglesia y su labor educativa imprescindible deben contemplarse en los acuerdos
con la Santa Sede». La reflexión pertenece a Josep Fèlix Ballesteros,
alcalde socialista de la ciudad de Tarragona que el pasado domingo acogía la
multitudinaria ceremonia de beatificación de 522 mártires de la que, la misma
mañana, se hacía eco el Papa Francisco ante más de cien mil peregrinos en la
Jornada Mariana de la Plaza de San Pedro.
También a esa hora, aunque en Bilbao,
el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba confirmaba a las
juventudes de su partido que el próximo programa electoral de los socialistas
incluirá el compromiso de revisar esos acuerdos. «Para siempre, y esto es lo
importante, para siempre va a ser programa del PSOE -avisaba- y cuando
gobernemos, que será pronto, lo haremos efectivo porque creemos que la laicidad
es lo que mejor representa nuestro espíritu constitucional».
La última vez que Rubalcaba arremetió
contra las relaciones del Estado con la Santa Sede fue en abril, cuando amenazó
con denunciar los acuerdos si el Gobierno modificaba la ley del aborto. Hoy
solo habla de «revisión» pero, como entonces, su anuncio -acompañado de otro:
«aprobaremos un modelo de educación religiosa consistente con nuestro Estado,
aconfesional»- ha suscitado recelos dentro de su propio partido, donde muchos
reivindican sin complejos reconocimiento para el papel que desempeña la Iglesia
Católica.
«Sería una grave ignorancia no tener
en cuenta la tremenda fuente de solidaridad que hay en el compromiso de muchos
religiosos», valoraba en declaraciones a ABC el exministro José Bono,
quien, ante las intenciones del líder del PSOE de poner en cuestión el estatus
con la Santa Sede añadía: «Me agradaría que mi partido cumpla siempre los
compromisos internacionales y que si piensa denunciar los tratados, creo que
hubiese sido más oportuno en tiempos de Wojtyla que en tiempos del Papa
Francisco». Entusiasta del actual Sumo Pontífice, ante las tentaciones de
arrinconar la educación religiosa José Bono se autorretrata como «una persona
de fe, más que de dogma» para defender «que si lo que se enseña en las escuelas
va en la línea de lo que predica el Papa Francisco, yo no tengo objeción que
hacer. Si se pretendiese adoctrinar a la antigua usanza, no lo considero
oportuno». Más político, el que fuera embajador ante la Santa Sede, Francisco
Vázquez, advierte que lo que el domingo volvió a plantear el líder de los
socialistas es «una salida de tono sin ningún sentido y una llamada de alerta a
todos los católicos del país acerca de cuáles son las intenciones que tiene la
actual dirección del PSOE». Una cúpula a la que augura poco futuro porque
«afortunadamente, con esas y otras declaraciones, no creo que Rubalcaba pueda
ser candidato», advertía el también exalcalde de La Coruña, que aprecia en las
periódicas amenazas que Ferraz lanza contra la Iglesia Católica «un afán de
generar polémicas artificiales, de enmascarar la falta de proyectos, una deriva
hacia la nada y el vacío que se plasma también en su postura ante el chantaje
de Cataluña». «Hoy no existe la cuestión religiosa en nuestro país: la Iglesia
es una institución respetada y valorada por su gran acción solidaria, como lo
demuestra que el 70% de los españoles se define como católico», subrayó
Vázquez, contrario a modificar un tratado que -recuerda- «se aprobó con los
votos del PSOE en Congreso y Senado» y es similar al que la Santa Sede tiene suscritos
«con más de 60 países, entre ellos los 27 de la UE».
«Respetar en España y en Cataluña la
tradición católica es muy importante», señalaba por su parte Josep Fèlix
Ballesteros, que no descarta del todo una revisión de los acuerdos -«sagrada es
solo la Biblia», enfatiza-, aunque precisa que debe hacerse siempre «desde la
confianza y la cordialidad, no desde la ruptura, desde la lealtad y el
reconocimiento de la imprescindible labor educativa de la Iglesia», que a su
juicio «no debe contar en medias ni notas, porque la fe no se evalúa». Para el
alcalde de Tarragona, «el Papa Francisco quiere también una sociedad laica,
separar las fronteras difusas entre la jerarquía eclesiástica y el poder
institucional».
Enlace articulo original: http://www.abc.es/espana/20131015/abci-psoe-iglesia-201310142150.html
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