José Carlos Rodríguez / Arancha Moreno
Van a salir a relucir en
todas tus reuniones familiares y amistosas. Te facilitamos una guía para que
estés preparado para dar tu opinión.
Llegan los
preparativos de Navidad y cada uno piensa cómo abordar la fiesta: unos
compran las viandas para el menú, casi todos andan preparando los regalos y los
más presumidos eligiendo el conjunto para estar impecables. Pero absolutamente
todos deberían tener en cuenta algo más: ¿de qué se va a hablar en la
mesa? ¿Dejamos todo al azar? En Gaceta.es te
ahorramos el trabajo y te facilitamos una guía para que sepas
los diez temas que seguro no faltarán en tus emotivas -y a veces espesas-
reuniones familiares. Esos que tendrá que contarle también a su primo recién
llegado de Canadá, para ponerle al día. Allán van.
‘Qué injusto lo de Isabel’
Difícil juntarse con
esa tía amante del folclore y esa cuñada que compra religiosamente el ¡Hola! y
no hablar de una de las protagonistas del año: Isabel Pantoja. Pero esta vez la
conversación traspasará sus grandes coplas y su esperpéntica familia y pasará
por su estrenado encarcelamiento. Sus dimes y diretes para entrar en prisión
fueron más largos que un día sin pan, pero al final se quitó la bata de cola,
se puso sus inmoderadas gafas de sol y se lanzó a ser la reina de Alcalá de
Guadaira. En las copas post-comida o cena navideña, es muy posible que su tía
enchufe el ‘Hoy quiero confesar’ y se emocione subiendo el volúmen. “Mírala,
es la más grande”, dirá enjuagando una lagrimita. Su cuñada comentará lo
fuerte que es que la ex de Paquirrín y el ex de Chabelita se casen, mientras la
abuela niega con la cabeza y dice entre murmullos “Qué degenerados”. El
resto se lanzarán a bromear sobre cuántos famosos se comerán las uvas entre rejas. Y
así llegará el siguiente tema de conversación.
Corrupción: Yo me hago de las Islas Fiji
Uno de los temas que
se han filtrado en la cena es el de la corrupción. Las menciones a “la casta”
no son suficientes. “Son unos chorizos, sí, pero se lo hemos permitido durante
años. No es sólo la Pantoja, son los partidos, son los gobiernos autonómicos, son
los ayuntamientos, somos nosotros, que no pagamos el IVA”... estas y otras
palabras desabridas, desesperadas, amargan la cena. En ese momento les
recuerdas a los demás que un amigo, que siempre ha presumido de ser de cierto
partido, ya reniega de él. Y que si bien antes presumía de ser marbellí, ahora
ha descubierto que en realidad es de Mijas. “Pues yo me he hecho de Vanua
Levu”. Todo el mundo te mira, en silencio. “Sí, está demostrado que en esa
isla no hay ni sombra de corrupción. Yo me borro de aquí, y me hago fijiano de
Vanua Levu”. “Hombre”, dice tu padre, “si se van las personas honradas, no
vamos a acabar con la corrupción”.
¿Habéis visto "Ocho apellidos vascos"?
Es una pregunta
retórica que nadie contestará negativamente, salvo que quiera ser el rarito de
la mesa. Ocurrirá cuando lleguen los turrones, peladillas y el cava, cuando el
primo Paco se lance “a contar unos chistecillos, con todo el arte que yo
tengo”. Claro, es de Triana, y está deseando contar que a su mejor amigo se
ha enamorado de una chica de Bilbao. “Pobre criatura, no tiene la culpa de
enamorarse de una vasca”, dirá, y empezará a propinar codazos mientras destroza
los mejores chistes de 'Ocho apellidos vascos' hasta el punto de que dudarás
si habéis visto la misma película. Lo difícil -aunque no imposible- será que alguien de la mesa no la haya visto aún, pero en todas
las familias hay alguna oveja negra.
"Ah, ¿no habías terminado de ver la serie?"
Hay varias formas de
arruinar una reunión familiar. Una de las más seguras es la del spoiler,
un término bárbaro para denotar al listillo que arruina el final de una serie
con el doble propósito de fastidiar y de hacer ver que él está a la última. Y
por eso tu cuñado te ha destrozado el final de True Detective y House
of Cards en un par de frases. Claro, que él no parece preocuparse por
el cierre deseries.ly, que tú acabas de descubrir, porque ya ha
encontrado otras formas de verlas ilegalmente. “¿Que no has visto Breaking
Bad?”, te pregunta, alucinado. “¿Te quedaste en la segunda temporada de Mad
Men?”… “Ya veo que Gotham va a ser mi serie para el 2015”…
“Sí, hombre, Hijos de la anarquía, ¿no los has visto? Trata de un
mundo post-Podemos, jajajaja”. No has visto todas esas series, pero conoces
bien las palabras menos amables del Diccionario de la Real Academia,
y todas desfilan por tu cabeza.
"Con el anuncio de la Lotería lloré"
La mesa se puede
dividir por muchos motivos, pero uno de ellos será el anuncio de la Lotería. A un lado, están los que se
emocionaron con el bar de Antonio y el pobre Manuel, y al otro los que suelen
llevar carcasa anti cursilerías y miran con cierto escepticismo a los
blandengues. Pero unos y otros coincidirán en el mismo punto: se han reído con
las parodias, han disfrutado hasta con la que hizo El Hormiguero, con Pablo
Iglesias como dueño del bar brindando con calimocho. De ahí pasarán al anuncio
de Campofrío, con Gila como nueva estrella que vuelve a casa cada Navidad.
Todos apelan a la ilusión y a la solidaridad, pero no siempre consiguen
convencer al público, como apuntará el nostálgico de la familia: "Ninguno
como el de los cómicos del año pasado". Y añadirá: “Pero vamos a
ver, ¿dónde diablos está el Calvo?”.
¿Podemos hablar de otra cosa?
“Podemos”, “Pablo
Iglesias”, “El coletas”... Bien, estabas preparado para eso. Te has tenido que
empollar su programa, aunque tampoco crees que lo vayan a cumplir. Te tragas
los vídeos de Pablo Iglesias, y el otro día, con los colegas, te
soltaste un speech sobre la casta con total convicción, hasta que ellos
empezaron a reírse de ti.
Bueno, el tema ya está
sobre el tapete, y todos coinciden en que el futuro de España está en sus
manos. Tú te preguntas si España acabará como el pavo que acaba de posarse
sobre la mesa del salón. “No habléis de política, por favor”, son las sabias
palabras de reconciliación de tu madre. “Claro, no hablar de política, no
hablar de los recortes, del paro, de los desahucios, de la corrupción,eso es
lo que quiere la casta”. Tu cuñado habla como el mismísimo coletas y
deja tu apretón de última hora en un suspenso, como tantos en la carrera. Pablo
Iglesias, al que se supone que tienes que admirar, y casi lo haces, empieza a
caerte gordo. “… Son todos lo mismo. El bipartidismo ha secuestrado la
democracia y lo que necesitamos es un cambio real, auténtico, de alguien que
venga de fuera, de alguien que traiga nuevas ideas”. Respondes: “sí, sí, y
que nos convierta en Venezuela”, que es todo lo que has acertado a decir,
aunque no sabes si con mucha razón, o no. “Haya paz”, dice tu madre mientras
sirve el pavo con soltura.
¿Os creéis al ‘pequeño Nicolás’?
En 2013 pasado nadie
sabía quién era, pero este año va a salir en absolutamente todas las cenas
navideñas. La historia saltó con vocación de guión cinematográfico,
por la trama y por su protagonista, y no hacía falta amarillear los titulares
porque impactaban por sí solos: “Detenido un joven que habría estafado a los
Pujol simulando ser un agente del CNI enviado por la vicepresidenta”. Las
semanas en las que el pequeño Nicolás estuvo oculto, todos sentíamos que el
personaje prometía, pero cuando saltó a los platós de televisión no
decepcionó. En la mesa habrá dos debates. El primero versará sobre quién se lo
cree y quien no: tu cuñado, el que traía preparado de casa el discurso de
Podemos, expondrá que “el chaval es cabeza de turco de un entramado que
vincula al Gobierno y al CNI”, teoría que varios otros echarán por
tierra diciendo que sólo jugó “al cuento de la lechera”. Pero siempre habrá
alguien, con los ojillos entornados, que secundará con misterio a tu cuñado con
dos únicas palabras: “Algo hay”.
De la mano de Nicolás
llegará su paño de lágrimas, también conocido como “La Pechotes”, esa joven voluptuosa con la que se
desahogaba el supuesto estafador, pero que curiosamente no sabe nada. Lo más
probable es que las mujeres la despellejen entre bocado y bocado y los hombres
hagan chistes picarones entre sorbo y sorbo. “¡Y parecía tonto el Nicolás!”.
El discurso del rey, la infanta, Juan Carlos y Corinna
Lo que también daría
para casi toda la cena es sacar a relucir los trapos sucios de la realeza. Que
si la infanta Cristina se sienta en el banquillo, que si Urdangarín ya ni duque
de Palma ni duque empalmado... Habrá que hablar de "los padres del
Rey", que hasta ayer eran los reyes y parece que cuesta verles en segundo
plano. Además, sus propias vidas y los ojos de los medios de comunicación no
les están permitiendo retirarse del escenario mediático. Si hablar de la
abdicación queda lejano, no sucede lo mismo con la 'amiga entrañable' del
monarca, con la que según parecehabría roto su relación tras llegar a un acuerdo económico. "Y
ahora la alemana le pide más dinero", dirá alzando la voz alguien de su
mesa, y alguien le interrumpirá con otro apunte: "¿Habéis oído lo de Doña
Sofía con Alfonso Díez? ¡Que por ahí dicen que son pareja!", alentará el
conspirador de la familia.
Un cubo de agua helada
“Oye, y ¿os acordáis
de la tontería esa del cubo de agua?”. Es verdad. Lo habías logrado olvidar,
pero tu hermana no quiere un enfrentamiento entre cuñados, y es lo primero que
se le ha ocurrido. Además, tu cuñado se tiró un cubo de agua helada, y te ha
llegado por tres sitios. “Sí. No es una tontería, cariño”. Se te escapa una
carcajada más falsa que el final de Perdidos. “Lo hicimos por el ELA, la
esclerosis lateral amiotrófica. Hay que ser solidario”. “Sí, ahora recuerdo
que me llegó el video de cuando te congelaste el cogote desde tu iPhone 6
solidario, aunque eso fue meses después”. “Tú dí lo que quieras, pero han
recaudado 115 millones de dólares en todo el mundo”. Él sabe bien cómo
argumentar. Aunque… “y te lo compraste porque arruinaste tu anterior iPhone con
el maldito cubo de agua helada”. Y crees que un comportamiento tan estúpido
sólo puede hacerse de forma gregaria.
Y entonces llegó el ébola
Todo comenzó por un
“meme” a destiempo. "¿Viste este?", te pregunta tu hermana. Y te manda
la imagen en la que se ve a Julio Iglesias, diciendo: “Si la enfermera
lo tiene… yo también”. Se te enciende la luz, y le preguntas al cuñado:
“Oye, ¿tú no estabas a favor de mantener la vida deExcalibur?”. “Es un
ser inocente que no merecía haber muerto. Si no se hubiera empeñado la casta en
traer a los dos frailes…”, “misioneros”, espetas. Este es un país tan absurdo
que estuvo dos semanas con la opinión pública secuestrada por si se debía matar
a un chucho, o no, para frenar el contagio del ébola por Castilla toda. El
asunto demostró que un consejero bocazas puede tener superpoderes, ya que tuvo
que irse a pesar de que la sanidad de Madrid salvó la vida a Teresa
Romero. “Al final, los que tenían el protocolo dominado y lo fueron
enseñando de hospital en hospital eran los militares”. Tu padre tiene la manía
de hablar poco y decir cosas sensatas, algo que siempre te ha sacado un poco de
quicio.
Bonus track: Secesión en la familia
La cena ha terminado,
los turrones están abiertos en una bandeja, y otra ofrece un amplio muestrario
de polvorones, mazapanes, mantecados, roscos de vino, almendrados y demás. “Lo
abro yo, que yo sé; hay que poner la botella a 45 grados”. ¡Qué maestría la de
tu cuñado! “¡Es Freixenet!”, observa. “¡Calla, calla”, dice tu madre, “que
el burro de tu padre ha comprado una caja entera. ¿Qué hacemos con seis
botellas”. “Pero papá, ¿qué ha sido del cava extremeño que comprabas?”. Tú
sabes que tu padre está encantado de apoyar a una empresa catalana que no se ha
entregado a los nacionalistas. “Pues si quieren irse, que se vayan”, dice el
marido de tu hermana. “Y si no, les echamos”, son las únicas palabras del tío
Roberto en toda la cena. Y tú te preguntas cuánto tardará en cerrarse la herida
sentimental que se ha abierto entre unos españoles y otros. Por el
momento podemos brindar todos, siguiendo las palabras de tu padre: “¡Por los
próximos cien años juntos!”.