La Infanta Cristina
ante los juzgados de Palma donde acudió a declarar Efe
“Déjamelo a mí que soy su padre”. Es el consejo que
según el periodista Fernando Ónega le ha hecho
recientemente el rey Juan Carlos a su hijo, el rey
Felipe
VI, sobre la situación de su hermana, la infanta
Cristina,
que se
sentará en el banquillo por el «caso Nóos».
Ónega, autor de “Juan Carlos I, el hombre que pudo reinar”, hace un repaso
a su reinado y revela los entresijos de la abdicación y el “golpe tremendo” que
le ha supuesto la imputación de su hija.
“Déjamelo a mí que soy su padre”. Es el consejo que según el periodista
Fernando Ónega le ha hecho recientemente el rey Juan Carlos a su hijo, el rey
Felipe VI, sobre la situación de su hermana, la infanta Cristina, que se
sentará en el banquillo por el «caso Nóos».
Ónega, autor de “Juan Carlos I, el hombre que pudo reinar”, hace un repaso
a su reinado y revela los entresijos de la abdicación y el “golpe tremendo” que
le ha supuesto la imputación de su hija.
Relata el periodista que hace tres años el todavía rey Juan Carlos envió a
Estados Unidos a dos emisarios -uno de ellos Fernando Almansa- para hablar con
la infanta Cristina y pedirle que renunciara a sus derechos sucesorios a la
Corona por el bien de la institución.
La infanta “tomó nota” de esa solicitud, pero hasta ahora no ha habido
ninguna respuesta. Ya cerca de estas navidades, el rey Juan Carlos y su hijo
hablaron de nuevo sobre la situación penal de la infanta y su asistencia a los
actos familiares por las fiestas.
Durante esa conversación, el rey Juan Carlos recomendó a su hijo que le
dejara a él mediar con la infanta. No le consta a Ónega que el rey Juan Carlos
haya vuelto a hablar del asunto con su hija, aunque sí que ha pesado mucho su
opinión de que sea apartada de la familia real.
En “Juan Carlos I, el hombre que pudo reinar”, Ónega incluye el primer testimonio
del monarca después de su abdicación el pasado mes de junio, un momento
histórico que vivió con una mezcla de sentimientos contradictorios.
Lo primero, “la satisfacción del deber cumplido” y “el orgullo de padre” al
ver a su hijo nuevo rey, aunque también el “dolor de la despedida” después de
casi cuatro décadas de reinado.
Según Ónega, la abdicación comenzó a gestarse hace casi dos años, aunque la
decisión se precipitó con el discurso de la Pascua Militar de enero de 2014, en
el que el rey dio una imagen de hombre cansado y con una salud muy deteriorada.
Antes de eso, se había producido la “humillación” de pedir perdón
públicamente por el accidentado viaje a Bostsuana, y la pérdida de imagen de la
monarquía que apuntaban todas las encuestas.
A partir de ese momento, un reducidísimo número de personas estuvo al tanto
de la decisión del rey, y se comenzó a diseñar el procedimiento legal de
abdicación.
Entre estas personas, destaca el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, sin
cuyo decidido apoyo no hubiera sido posible una sucesión tranquila de la
Corona.
El discurso de abdicación pronunciado el 2 de junio se escribió en un avión
en su último viaje de Estado, aunque el anuncio se adelantó unas semanas ante
la convicción de que ya se habían producido filtraciones.
Una vez abandonado el trono, Onéga ve al rey Juan Carlos “relajadísimo”,
con la sensación de que se ha quitado “un peso de encima” y la satisfacción de
que el proceso de sucesión “salió bien”.
En la entrevista, don Juan Carlos no ha querido hablar sobre cómo se debe
reinar para no condicionar a su hijo.
Sí cuenta Ónega que, al parecer, en el primer mensaje de Navidad de Felipe
VI existieron algunas diferencias entre Zarzuela y Moncloa sobre asuntos como
Cataluña o la corrupción.
“Ganaron las tesis de Zarzuela”, explica. Hace apenas unos días, el
periodista habló con don Juan Carlos para conocer qué le había parecido el
libro, y aprovechó para preguntarle cómo se encontraba.
“Cojonudo”, le dijo sin ambages. Un ejemplo, dice Ónega, de la forma de ser
del rey, un hombre que tararea todas las canciones de María Dolores Pradera,
que coge el teléfono a todo el mundo que le llama y que no duda en quedarse
despierto hasta altas horas de la madrugada contestando mensajes.
En Zarzuela -añade- “la casa está sosegada”, la relación con la reina
Letizia es “mucho más cordial” que en tiempos pasados en los que existía un
“choque de culturas” y su trato con la reina Sofía se resume en los besos que
se dedicaron en el balcón del Palacio Real el pasado 19 de junio, día de la
proclamación de la proclamación de Felipe VI.
Enlace articulo original: http://www.larazon.es/detalle_lateral/noticias/8301224/espana/don-juan-carlos-a-felipe-vi-sobre-la-infanta-dejamelo-a-mi-que-soy-su-padre#.Ttt1bqdfqAN9hW1
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