Por
Ricardo Ruvalcaba - equipogama@arcol.org
1. El matrimonio es para amar. Y amar es una decisión,
no un sentimiento. Amar es donación. La medida del amor es la capacidad de
sacrificio. La medida del amor es amar sin medida. Quien no sabe morir, no sabe
amar. No olvides: amar ya es recompensa en sí. Amar es buscar el bien del otro:
cuanto más grande el bien, mayor el amor. Los hijos son la plenitud del amor
matrimonial.
2. El amor verdadero no caduca. Se mantiene fresco y
dura hasta la muerte, a pesar de que toda convivencia a la larga traiga problemas.
El amor, ama hoy y mañana. El capricho, sólo ama hoy. Los matrimonios son como
los jarrones de museo: entre más años y heridas tengan, más valen, siempre y
cuando permanezcan íntegros. Soportar las heridas y la lima del tiempo, y
mantenerse en una sola pieza es lo que más valor les da. El amor hace
maravillas.
3. Toda fidelidad matrimonial debe pasar por la prueba
más exigente: la de la duración. La fidelidad es constancia. En la vida hay que
elegir entre lo fácil o lo correcto. Es fácil ser coherente algunos días.
Correcto ser coherente toda la vida. Es fácil ser coherente en la hora de
alegría, correcto serlo en la hora de la tribulación. La coherencia que dura a
lo largo de toda la vida se llama fidelidad. Correcto es amar en la dificultad
porque es cuando más lo necesitan.
4. Séneca afirmó: “Si quieres
ser amado, ama”. El verdadero amor busca en el otro no algo para disfrutar,
sino alguien a quien hacer feliz. La felicidad de tu pareja debe ser tu propia
felicidad. No te has casado con un cuerpo, te has casado con una persona, que
será feliz amando y siendo amada. No te casas para ser feliz. Te casas
para hacer feliz a tu pareja.
5. El matrimonio, no es “martirmonio.” De ti depende
que la vida conyugal no sea como una fortaleza sitiada, en la que, según el
dicho, “los que están fuera, desearían entrar, pero los que están dentro,
quisieran salir”.
6. El amor matrimonial es como una fogata, se apaga si
no la alimentas. Cada recuerdo es un alimento del amor. Piensa mucho y bien de
tu pareja. Fíjate en sus virtudes y perdona sus defectos. Que el amor sea tu
uniforme. Amar es hacer que el amado exista para siempre. Amar es decir: “Tú,
gracias a mí, no morirás”.
7. Para perseverar en el amor hasta la muerte, vive
las tres “Des”: Dios. Diálogo. Detalles.
a. Dios: “Familia que reza unida, permanece unida”.
b. Diálogo, para evitar que los problemas crezcan.
c.
Detalles: de palabra y de obra. “Qué bonito peinado”. “¿Qué se te antoja
comer?” “Eres el mejor esposo del mundo”. “Hoy, la cena la hago yo”. “Nuestros
hijos están orgullosos de ti”. El amor matrimonial nunca puede estar ocioso.
Enlace
al artículo original: https://www.aciprensa.com/Familia/matri_maduro.htm
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