Rubén Cruz.
Los adolescentes se graban o fotografían cada vez más
en actitud sexual para enviar a alguien esos archivos. Esto es lo que se conoce
como «sexting». El problema de distribuir material de este tipo es que no se
sabe si puede acabar siendo un contendido viral en internet, ya que, al
romperse las relaciones que unen a los destinatarios de estos archivos se
suelen difundir como venganza. En lo que va de año se han conocido tres casos
de gravedad que han obligado a la Policía a intervenir y a emprender acciones.
De hecho, además de por los delitos de difusión y grabación de pornografía
infantil, ya hay un imputado por retuitear estos vídeos, según confirmó a LA
RAZÓN, la Brigada de Investigaciones Tecnológicas (BIT). Este grupo hace
especial hincapié en alertar del delito que se comete al compartir a través de
Twitter estos contenidos. Las penas por distribución de material sexual
infantil son de 2 a 5 años o de 5 a 9 si es agravado, según recoge el Código
Penal. No sólo el «sexting» se está convirtiendo en una práctica habitual entre
los menores, los casos de «grooming» –intercambio de archivos íntimos de forma
telemática y el chantaje para recibir más– también están aumentando, según la
Policía.
La voz de alarma la dio el famoso caso del vídeo del
«Palanquilla» el pasado mes de abril. En sólo unas horas circulando por
internet llegó a ser «trending topic» (tendencia del momento) en la conocida
red social. En él se veía a una menor practicándole una felación a otro joven
en un parque de Cádiz. El «Palanquilla» le sujetaba el pelo a la niña, mientras
otros grababan. Resultado: tres imputados por grabación y difusión de
pornografía infantil. A este vídeo le siguió otro, esta vez en Mahón. En este
caso se difundió a través de una aplicación de mensajería instantánea y la
madre de uno de los participantes denunció los hechos ante la Policía. La
investigación policial llevó a otro vídeo. Todos ellos son de menores entre los
12 y 15 años, por lo que 5 menores fueron detenidos por grabación y
distribución de pornografía infantil y otro de ellos, por una posible agresión
sexual. La semana pasada la Policía actuó por un nuevo vídeo. En esta ocasión
una menor de 13 años se grabó masturbando a otra de tan sólo 4. Lo envió a otro
menor de edad y éste lo difundió a todos sus contactos, además de hacerlo
público en una plataforma de vídeos on-line. En total, 6 menores fueron
arrestados por la difusión a través de una aplicación de mensajería
instantánea. Estas malas prácticas están afectando a menores de entre 13 y 16
años, pero sin un perfil fijo, según la BIT.
La colaboración ciudadana es esencial para poder
erradicar estos casos y para que la BIT pueda actuar. Por eso cuentan con
correos electrónicos y perfiles en las redes sociales para que los ciudadanos
puedan denunciar estos casos. Aun así, el continuo contacto entre la Policía y
los administradores de las redes sociales más habituales entre los jóvenes,
como Tuenti o Facebook, permiten eliminar contenido sexual de menores de estos
portales. Desde la brigada se hacen rastreos diarios, pero hay casos a los que
sin denuncia no pueden llegar.
Para denunciar estos casos, se necesita toda la
documentación relativa a los hechos. Uno de los problemas a los que se enfrenta
el grupo es detectar si los participantes de los vídeos son o no menores de
edad, porque «por las características fisionómicas muchas veces dudamos, pero
en estos casos los tratamos como menores y los eliminamos de la red», comentan
desde la Brigada. Con el uso de las tecnologías la difusión es más rápida.
«Antes era más complicado que los jóvenes accedieran a las cámaras, pero ahora
lo hacen diariamente», explican. La poca educación digital de los menores es el
principal problema al que apunta la Policía. La falta de consciencia de los
menores y la poca educación tecnológica de los padres preocupa a la Policía, ya
que el aumento de los casos está siendo notorio en los últimos meses. La
herencia digital, es decir, el rastro que cada persona deja en la red, no se
puede borrar. Por tanto, desde la BIT se insiste en el peligro que tiene
compartir tu intimidad en internet. «Quizá cuando tengas 50 años puedes volver
a ver tu vídeo, porque quien lo tenga almacenado lo puede poner en
circulación».
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