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La utilización de empleadas domésticas para el robo organizado supone una
novedad, según la Policía
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Las trabajadoras creen que estos actos las hacen aún más vulnerables
J. V. Echagüe. Madrid.
Se presentaban como empleadas domésticas. Y,
efectivamente, «limpiaban» las casas donde eran contratadas. La Policía
Nacional ha desarticulado en Madrid a una banda que «infiltraba» a trabajadoras
del hogar en viviendas de lujo. Según informó la Jefatura Superior de Policía
de Madrid, estas mujeres, que usaban identidades falsas, ofrecían sus servicios
tanto en octavillas como en internet. A la hora de enfrentarse a la entrevista
con sus futuros empleadores, recitaban un «guión» con el que se ganaban su
confianza. Y de paso, comprobaban el poder adquisitivo de la familia y hasta
qué punto era fácil desvalijar la casa. Además, ponían las cosas fáciles: se
ofrecían a trabajar por tan sólo 500 euros al mes.
Las autoridades comenzaron a investigar el pasado
mayo, después de producirse un robo en un chalet de la localidad de Aravaca.
Entonces, tres personas accedieron al lugar, golpearon a dos hermanos que se
encontraban en su interior y desvalijaron una caja fuerte, llevándose 20.000
euros, además de joyas, dinero y ropa de reconocidas marcas. Los agentes
averiguaron que la asistenta –D. F. T., de 32 años– , contratada apenas un día
antes del suceso, se había «esfumado» poco antes del robo y permanecía
ilocalizable. Con todo, no tardaron en localizarla. Además, comprobaron que ya
estaba en busca por un suceso similar en Parla y que estuvo imputada en otra
operación policial, en la que se desarticuló a una banda que, en aquella
ocasión, se servía de prostitutas para robar en casas.
Finalmente, la Policía averiguó que la banda –cinco
personas detenidas– había realizado presuntamente un total de cinco robos.
Además, también causaron graves heridas a uno de los inquilinos que trató de
defenderse. Antes del suceso de Aravaca, los agentes comprobaron que una de las
detenidas no sólo robó en la casa de un anciano impedido en una silla de
ruedas; tras el «golpe», le dejó sólo durante más de 15 horas. Los vecinos,
alertados por sus gritos, avisaron finalmente a los autoridades.
Fuentes policiales afirmaron a LA RAZÓN que este modus
operandi resulta «novedoso». Y es que, si bien es cierto que no son pocas las
denuncias que presentan los inquilinos respecto a presuntos robos por parte de
sus empleadas, no es usual que las bandas organizadas se sirvan de éstas con
fines delictivos. Sin embargo, sí hay un precedente. La Policía Nacional
arrestó en 2011 en tres localidades murcianas a diez personas involucradas en
una red que saqueaba viviendas. El procedimiento era similar: los falsos
empleados suministraban información a los ladrones.
«Sí es cierto que se reciben varias denuncias al mes
de personas que afirman haber sido robados por sus empleados. Sin embargo,
nunca lo hemos relacionado con una banda organizada», explica a este diario
Alfredo Perdiguero, secretario general del Sindicato Independiente de Policía
(SIPE). Esta estrategia criminal sale, además, rentable para los ladrones.
«Apenas conlleva gastos económicos, ni desgaste físico o psíquico. Sólo un
pequeño estudio de campo», dice. Por otra parte, cree que habría que averiguar
si esta banda «amenazaba de algún modo a las empleadas que trabajaban
anteriormente en la casa para que la abandonaran».
Ingenuidad
Graciela Gallego, portavoz de la plataforma Servicio
Doméstico Activo, se lamenta de la «mala reputación» que causan sucesos como el
conocido ayer. Ahora bien, sin querer disculpar a las cómplices de los robos,
explica que a «los empleadores les faltó sentido común». ¿El motivo? Que a las
detenidas no les importara trabajar por un «sueldo precario». «Una persona que
sabe cuáles son sus derechos y obligaciones no actúa así. Sabe cuál es su
salario mínimo», asegura Gallego. Ahora bien, también es verdad que su
colectivo es «muy vulnerable, pues la mayoría somos inmigrantes. Algunos
aceptan la esclavitud pura».
Sobre la situación de su sector, considera un «paso
gigantesco» el Real Decreto que, a finales de 2011, regularizaba la situación
de las empleadas del hogar, sobre todo porque el servicio doméstico era un
asunto «que no se había abordado en los últimos 20 años». Con todo, consideran
que tiene «muchas lagunas». Esta ley, dice, está pensada para aquellas
empleadas que trabajan ocho horas diarias, que cobran el salario mínimo
interprofesional –642 euros al mes–. «Sin embargo, se les olvidó que muchas
trabajan las 24 horas, pues tienen que cuidar a personas mayores, con
alzheimer, etc. El trabajo doméstico abarca muchos casos, y todos se metieron
en el mismo saco», dice. Por otro lado, critica la situación de las
trabajadoras discontinuas –aquellas que tienen varios empleadores–, las cuales,
debido al último Real Decreto 29/2012, deben asumir los costes de la seguridad
social. Ahora, esta asociación espera que llegue el año 2019, momento en el que
su situación se equiparará al régimen general y dejará de ser un «sistema
especial», como lo es actualmente.
Una fuente de economía sumergida
Según la Encuesta de Población Activa (EPA), alrededor
de 600.000 personas, la mayoría mujeres, se emplean en labores de mantenimiento
doméstico y cuidado del hogar. Sin embargo, sólo 374.604 figuraban afiliadas al
Sistema Especial de Empleados del Hogar, mientras que otras 3.823 continuaban
adscritas al ya extinto Régimen Especial, lo que supone que cerca de un 38% de
las que trabajan actualmente en España forman parte de la economía sumergida,
pues no hay constancia de que hayan regulado su situación. Además, al no haber
aflorado estos puestos de trabajo de la economía sumergida, se calcula que la
pérdida en concepto de recaudación alcanzará en torno a los 63 millones de
euros al año.
ASÍ DEBE CONTRATARSE EL SERVICIO
1.- Por escrito
Es obligatorio hacer por escrito el contrato a tiempo
parcial –cuando se va a trabajar menos de 40 horas semanales–. También si es un
contrato temporal de cuatro o más semanas.
2.- Nómina
El empleador tiene la obligación de entregar, además
del sueldo, una nómina cada mes. Por ello, la trabajadora tiene derecho a
exigirla. Si no, puede denunciarlo a Inspección de Trabajo.
3.- Agencias de colocación
Sólo son legales las que tienen autorización del INEM
para funcionar. Es ilegal que la agencia se lleve un porcentaje del salario
mensual o que cobre una indemnización.
4.- Jornada máxima
La jornada máxima semanal es de 40 horas de trabajo
para las empleadas externas e internas. Con todo, la Ley autoriza un tiempo de
«presencia» que no podrá exceder de 20 horas semanales.
Enlace
Articulo original: http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/3257511/sociedad/cuidado-con-la-asistenta#.UgXjz6ebuM8
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