Agustín Bocos, abogado ambientalista
Foto: Kim Manresa
¿Por qué hay que retirar el wi-fi de los
colegios?
Emiten radiaciones electromagnéticas a una potencia muy elevada; las
consecuencias son nocivas para todos, pero en especial para los niños, más
vulnerables porque están en pleno desarrollo.
Inglaterra, Francia y Suecia los
están retirando.
Sí, de escuelas, museos, bibliotecas y lugares públicos. La tecnología
inalámbrica no está revisada por sanidad ni por ningún organismo que nos pueda
decir qué potencia emite y cómo se controla esa emisión.
¿Hay estudios?
Existe un informe de acceso público, Bioiniciative, que resume más de 2.000
estudios internacionales. En la resolución del Consejo de Europa de mayo se
recogen las conclusiones de este informe: los estudios vinculan la exposición
prolongada a radiaciones electromagnéticas con ciertos tumores.
Radiaciones malignas, pero
necesarias.
Para conectarse existen otros sistemas que permiten disfrutar de internet a
través de la red eléctrica.
¿Qué dice la OMS?
Ha clasificado oficialmente este tipo de radiaciones como posible cancerígeno.
Si sumamos las radiaciones de los
wi-fi de un edificio, debemos estar todos fritos.
Mi consejo es utilizar cable. Ya hay estudios que relacionan la hiperactividad,
las cefaleas y el mal dormir infantil con estas ondas. ¿Para qué correr
riesgos, si existen tecnologías alternativas sin riesgo?
Es el progreso.
En todo caso, hay que apagarlo por la noche, es lo mínimo.
¿Qué le llevó a dedicarse a estos
temas?
Hace doce años, junto a un refugio de perros y gatos, en medio del campo,
instalaron una antena de telefonía móvil. Me llamaron porque los animales
estaban muy nerviosos, se autolesionaban y querían escapar.
¿Ganó el caso?
Sí, no tenían ni permiso. El siguiente caso, hace diez años, fue el del colegio
García Quintana de Valladolid, en el que estaba personalmente implicado.
¿Sus hijos?
Sí. Hubo cinco casos de leucemia. Cerca del colegio había un edificio
plagado de antenas de telefonía en la azotea. Presentamos un escrito al
Ayuntamiento explicando que había estudios que vinculaban la leucemia infantil
con la radiación electromagnética. Queríamos saber la potencia de esas antenas.
El alcalde debió de preocuparse.
Se negó a recibirnos, dijo que éramos "unos padres histéricos".
Pusimos una querella criminal por una supuesta prevaricación y contra las
operadoras por contaminación ambiental. Ganamos, pero una niña murió.
¿Ha ocurrido en otros colegios?
Ahora mismo en un colegio de Pinto, en Madrid, hay varios casos, y en el Dos
Hermanas, en Sevilla, hay cuatro casos.
Mala solución tienen, si queremos hablar
por teléfono.
Se están investigando tecnologías alternativas de telefonía móvil sin
microondas en Japón y EE.UU. Mientras, hay que utilizar el móvil con cautela,
con el altavoz o con aparatitos que evitan las radiaciones, porque si te lo
pones en el cerebro eres tú la antena.
Empiezan a aparecer casos de hipersensibilidad
a las ondas electromagnéticas.
Y ya hay una sentencia que concede una incapacidad por ello, la Seguridad
Social va a pagar a esa persona una pensión de por vida. Es el primer caso,
pero me temo que va a haber muchos más.
La potencia que emiten estos aparatos
¿está controlada?
España permite 400 microvatios por centímetro cuadrado. Castilla-La Mancha, 0,1
microvatios; Catalunya, 200. En Nueva Zelanda, el nivel permitido es de 0,01, y
en Nueva Gales del Sur, Australia, 0,001. Es como decir que en un lugar se
puede ir a 200 kilómetros por hora y en otro a 100.000.
¿Y no tienen problemas de cobertura?
No. Entonces, ¿por qué someter a la población a tanta potencia si no se
necesita? La normativa española no protege en absoluto a los ciudadanos, los niveles
son muy altos, y si quisiéramos saber qué cantidad de radiación estamos
recibiendo, sólo lo conseguiríamos poniendo una denuncia.
Uf.
No existe un sistema de control permanente y fiable que permita a los
ciudadanos saber en todo momento las radiaciones a las que están expuestos.
Sería necesario.
La contaminación electromagnética se está incrementando a pasos de gigante en
muy poco tiempo y no sabemos qué va a pasar, probablemente lo sepamos cuando
las consecuencias sean irreversibles. La propia UE está instando a los estados
a que reduzcan los niveles. Hoy se estipula que por encima de 0,1 hay peligro
de daño sobre la salud.
¿Alguna iniciativa ciudadana?
La Universidad Politécnica de Madrid ha ideado un sistema de control permanente
y de acceso libre para todos los ciudadanos de Leganés a través de internet y
de una pantalla gigante en el Ayuntamiento.
¿En qué punto está?
Las operadoras pusieron un recurso, y se dictaminó la suspensión cautelar. Yo
defiendo a la federación de vecinos, y hemos recurrido. Esperemos que estos
sistemas se generalicen, porque los ciudadanos tenemos derecho a saber.
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