Pasan los siglos y
ni idea sobre el 11-M, o quién estuvo detrás de lo de JFK, Carrero o
Tutankhamon.
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Tenemos 70, 80 muertos; decenas de
heridos; un convoy tronchado y disperso como un enorme gusano blanco; una
tragedia nacional. Sabemos el terrible qué, y hasta el estremecedor cómo, pero
nos quedamos sin saber el porqué. Como siempre.
Y como siempre hacemos ensalada de
factores. El factor humano (la responsabilidad del maquinista y el exceso de
velocidad), el factor técnico (que si el sistema de seguridad, que si las
balizas, que si el frenado automático). Metemos en la turmix los factores y
creemos que así saldrá destilada la verdad. Pero lo que salen son nuevos
factores, como el político: las infraestructuras, las prisas por instalar la
Alta Velocidad en Galicia. Y nuevas incógnitas, y nuevas ensaladas (la de las
responsabilidades).
Tenemos más medios, y más sofisticados, para indagar en los sucesos que nos
desbordan. Pero tampoco alcanzamos más verdades que en tiempos remotos, cuando
no teníamos tantos y tan sofisticados medios. El anterior gran accidente
ferroviario fue el de Torre del Bierzo, de 1944. Pero 78 años después seguimos
sin saber lo que pasó: la cifra oficial era de 78 muertos, pero el número de
desaparecidos era de 500.
Ha pasado un siglo y aún estamos
discutiendo si lo del Titanic fueron galgos o podencos; ha pasado una
eternidad, una sentencia y millones de acaloradas tertulias y seguimos sin
saber si el 11-M fue ideado o no en “desiertos no tan remotos” –como decía
Aznar–; ha pasado la Historia entera y aún nos estamos preguntando si
Tutankhamon, el faraón niño, murió de malaria o asesinado por su gran visir.
¿Y qué me dicen los magnicidios?
Una pistola humeante, un ejecutor material –el típico desequilibrado que busca
un minuto de fama antes de desfilar hacia el patíbulo–, pero ¿y el cerebro?.
Silencio. Pasó con Lincoln y el actor fracasado John Wilkes Booth; JFK y el
conspiranoico Lee Oswald, asesinado a su vez por otro motivado, Jack Ruby. Pasó
con Eduardo Dato, Canalejas, y Cánovas ¿o nos conformamos con que detrás estaba
el anarquismo?
Han pasado 140 años del atentado
de la calle del Turco y es ahora cuando una comisión concluye que el general
Prim fue estrangulado y suplantado por sus asesinos. Tendrá que pasar otro
siglo para que sepamos si ETA fue la única responsable de la muerte de Carrero
Blanco o si iba de causa segunda manejada por una causa primera (¿la CIA?). Una
nota de la embajada americana desclasificada en 2008 decía: “El mejor resultado
que puede surgir... sería que Carrero desaparezca de escena, con posible
sustitución por el general Díez Alegría”.
Es lo que tienen las grandes
catástrofes, las grandes tragedias, los grandes atentados. A toro pasado, se
desclasifica un papel y te obliga a reescribir la Historia. Pero nunca sabes si
después vendrá otro dato que ira borrando lo anterior, como en un palimpsesto
sin fin.
Enlace articulo original: http://www.intereconomia.com/columna/alvia-sabremos-porque
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