Carlos Betriu | Boston
"¡Oh, esta web parece maja! A ver… voy a
crearme una cuenta para curiosear un poco de qué va. Ah mira, para móvil y
todo. Es de pago, va... por un euro no pasará nada. Que pesados con los
formularios... ¡Buf! ¿Por qué me piden el número de móvil? Hala,
descargando... ¡Listos!"
Mientras, en algún lugar recóndito, alguien
se frota las manos con esos datos personales entregados voluntaria y hasta
alegremente. No pasaría nada si se quedaran sólo en los dominios de la
empresa o servicios que hemos solicitado. Ahora bien, ¿qué harán
realmente con ellos? ¿Quedarán cerrados a cal y canto en un creativo
Excel? ¿Los perderán? ¿Los robarán? ¿Los pasarán a más empresas de su grupo? ¿Los
venderán al mejor postor en un mercado secundario?
Y si no, ¿por qué todo el mundo recibe tanta
basura en la carpeta 'spam'? Sin duda, algo pasa con los datos
personales de millones de usuarios y su mercadeo, para el beneficio de empresas
o intereses de los gobiernos. Seguro que si la Agencia Nacional
de Seguridad de EEUU llama a la puerta de casa, poco se puede hacer para
esconder los datos personales. Sin embargo, es posible ponérselo más
complicado. O bien uno se puede armar con filtros contra intrusos o
contra empresas sedientas de nuestros datos personales.
En los pasillos del MIT hace tiempo que trabajan con
la protección de datos personales en Internet. El fenómeno ha cobrado mucha
relevancia, además, tras las revelaciones de Edward Snowden y
la cucharada que metió el Gobierno estadounidense en los datos personales de
los ciudadanos.
Uno de los últimos desarrollos que han
despertado el interés del reputado instituto consiste en una herramienta
'online', llamada MaskMe,
que permite al usuario esconder sus datos personales en cualquier gestión
online.
Por ejemplo, si uno se de alta en un
formulario que pide la cuenta de correo electrónico, ya no tiene por qué
facilitarla. MaskMe crea un correo alias (del estilo
98989sj989@gfhf.com) que irá a parar a la empresa o servicio que he solicitado.
Así, tendrá los datos del alias pero nunca los personales. La empresa se
pensará que el usuario nuevo es el alias y nos dirá "Hola,
98989sj989@gfhf.com! Gracias por tu interés".
Además, toda comunicación que envíe la
empresa o servicio solicitado llegará al correo personal pero siempre rebotada
desde MaskMe. Dichos correos tendrán la confirmación de envío vía MaskMe y un
enlace para borrarse del servicio en caso de que el cliente aburra con correos
sucesivos.
Por último, MaskMe incluye un panel de
control con todos los servicios a los que uno se haya dado de alta y permite
darse de baja desde la herramienta.
Se da el caso que MaskMe asigna un
alias distinto para cada una de los servicios o productos solicitados. Esto es muy útil a la hora de saber qué empresas han
vendido los datos a terceras personas, puesto que podemos reconocer qué
mensajes de Spam se envían con un alias u otro.
MaskMe es una extensión gratuita para
Chrome o Firefox y únicamente se activa al navegar por un formulario. La herramienta es gratuita para alias de correo
electrónico. Por 5 dólares al mes se puede acceder a la misma mecánica
para compras 'online' -de modo que oculta el número treal de la
tarjeta de crédito- o con números de teléfono alias. Asimismo, MaskMe existe
como aplicación móvil para Android y iOS.
Desde el Blog de Abine, la compañía creadora
de MaskMe sentencian: "Las empresas quieren conocer desesperadamente
nuestro yo real para sacar tajada. ¿Pero porqué darles a conocer nuestros
datos? Si das a conocer tu verdadera información online, no hay beneficio
alguno para ti, usuario". Además, aseguran que trabajan para "trasladar
el poder de la Red hacia el usuario que es a quien le debe pertenecer".
Enlace articulo original:
http://www.elmundo.es/elmundo/2013/07/27/navegante/1374916658.html
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