EUROPA PRESS / Madrid
Los teléfonos inteligentes disponen de cámaras y sistemas GPS que permiten rastrear nuestra
localización. Enviamos emails, hacemos llamadas y mandamos SMS con ellos.
Uno de los problemas que acecha a
todos los usuarios a la hora de conectarse a internet es la
seguridad y privacidad de la información ante ataques de
ciberdelincuentes en sus ordenadores. Sin embargo, los teléfonos inteligentes
más avanzados del mercado también sufren estos serios problemas. Es por ello
que se trabaja para dar con la herramienta perfecta para proteger al 100% los datos
de ordenadores y «smartphones».
El principal problema de los
dispositivos móviles es que viven en nuestros bolsos y bolsillos y que los
llevamos allá donde vamos, por lo que es fácil perderlos o que nos los roben.
Los «smartphones» disponen de cámaras y sistemas GPS que permiten
rastrear nuestra localización. Enviamos emails, hacemos llamadas y
mandamos SMS con ellos. Almacenamos gran cantidad de datos económicos e
información personal y solemos visitar tiendas «online» donde nos descargamos
aplicaciones desarrolladas por desconocidos.
En los dispositivos móviles, al
igual que en los ordenadores tradicionales, toda esta información se puede
monitorizar e incluso robar a través de «malware», recuerdan desde Kaspersky
Labs. Las distintas formas de penetrar en un «smartphone» ya superan a las que
se utilizan con los ordenadores. Por ejemplo, cargar la batería. Los
smartphones tienen un puerto USB que nos permite cargarlo.
El cable que utilizamos, nos sirve
tanto para realizar esta función como para sincronizar datos; lo que pone en
peligro la información del dispositivo. Compartir el cable conectado a un
ordenador que nos sirva para cargar el teléfono con un desconocido puede hacer
que nuestros datos personales peligren. En un artículo publicado por el
«DailyMail» el año pasado, se habla de una «app» desarrollada por el
ejército de EE.UU.
Esta aplicación encendía la cámara
del teléfono móvil para, posteriormente sacar y enviar imágenes y vídeos a los
desarrolladores de la «app». Además, el software podía utilizar las imágenes
para crear mapas del lugar. Estas funciones permiten al cibercriminal espiar a
sus víctimas y reunir información para un posible robo.
Existen también programas maliciosos
que encienden los micrófonos de los «smartphones», y activan GPS y
localización, lo que convierte al dispositivo en una herramienta de vigilancia.
Un «malware» instalado en el teléfono puede grabar todas las comunicaciones del
dispositivo, leer los emails o conseguir credenciales bancarias.
Por ejemplo: podría acceder a una
cuenta bancaria, dependiendo de la entidad y el portal, cambiar la contraseña,
transferir todo el dinero a otra cuenta o incluso cambiar la dirección de email
asociada a la cuenta y enviar una copia de la tarjeta de crédito.
O incluso, al pinchar en un link de «phishing» que facilitan que alguien pueda
robar los datos. Hay otras opciones, algunas bastante inverosímiles, pero en
las que los cibercriminales ya han pensado.
A medida que los sistemas operativos
avanzan, las empresas tecnológicas introducen mejores controles de seguridad,
por ejemplo, las funciones de Apple, «buscar mi iPhone», o «Activation Lock». La mayoría de los dispositivos permiten al usuario borrar los
datos de su teléfono de forma remota en caso de emergencia. Los
riesgos cada vez son mayores, sin embargo aún no todos los usuarios cuentan con
una solución de seguridad o protegen sus contraseñas, implementan todas las
funciones de seguridad que ofrecen los sistemas operativos ni se mantienen al
día sobre las últimas amenazas online. Para ello, se recomienda ser precavido o
cifrar la información almacenada y hacer diferentes copias de seguridad.
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