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Un duelo entre vascos abriría en canal al PSE, pero decantaría a las
federaciones andaluza y catalana en favor de Madina
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Mientras Emiliano García-Page se autodescarta pero recorre territorios,
Carme Chacón pierde fuelle
E. L. Palomera. Madrid.
No es el momento, no toca, no conviene ahora... A
Alfredo Pérez Rubalcaba le gustaría que todo el PSOE se implicara de lleno en
el debate de las ideas, en la renovación del debate político, y remara en la
misma dirección para conectar con las bases, pero sobre todo con una sociedad
que no perdona errores del pasado y sigue dando la espalda al socialismo de
forma clamorosa. La semana pasada confesó en una reunión con militantes en
Extremadura que él «nunca será un problema para el PSOE» y hace unos días
afirmó en una televisión que si tiene que irse, se irá «con alegría». Quienes
lo conocen bien aseguran que está hastiado, cansado y repleto de motivos para
dar la estampida. ¿Por qué no lo hace? Por responsabilidad, dicen unos. Por su connatural
instinto de supervivencia, apuntan otros. Los primeros son los que apuestan a
que se marchará cuando haya enderezado el rumbo del socialismo, hecho la
transición para la que fue elegido y puesto a punto el partido para favorecer
el relevo. Y que si no lo anuncia aún es porque hacerlo sería suicida para el
PSOE, letal para una España imbuida en una profunda crisis institucional y,
además, daría una enorme satisfacción a la derecha. Los segundos arriesgan que
seguirá, que su obsesión por controlar el calendario sucesorio no es por
proteger al que venga de la exposición pública, sino porque es un corredor de
fondo que nunca renuncia a la meta. Sea como fuere, lo que todo el mundo da por
hecho es que no se someterá jamás a unas primarias abiertas, donde las
posibilidades de salir elegido frente a cualquier rival serían remotas.
Y aquí es donde empieza el baile de
aspirantes, los posibles apoyos y las intrigas:
López, el protegido de Chaves
Juega en su favor que es un gran conocedor del
partido, domina como pocos la dialéctica de lo orgánico. De todos los que
aspiran es el que más se ha trabajado la organización por toda España, donde su
figura creció hasta el infinito cuando, un acuerdo político con el PP le llevó
a la Lendakaritza en el País Vasco. Despojado del poder, ha perdido enteros,
pero aun así, cuenta con el respaldo de un importante sector de la vieja
guardia, encabezado por Manuel Chaves, lo que le enfrenta, dicho sea de paso,
con quien hoy más poder tiene en el PSOE, que es el también andaluz José
Antonio Griñán. Siempre se dijo de él que era el «tapado» de Rubalcaba, un
cartel que tampoco le beneficia en este momento demasiado.
Madina y el despertar de las bases
Ha sido aparecer su nombre y despertar de la atonía la
militancia. Este joven de 37 años al que ETA adosó una bomba y le dejó sin una
pierna y sin madre –los asesinos quebraron su corazón y no con la dinamita,
sino con el dolor de ver sufrir al hijo–, despierta furor en la militancia.
Encarna la renovación que el partido pide a gritos, tiene adeptos en la «vieja
guardia» y en la «savia nueva». No hay federación por la que haya pasado en la
que no haya encontrado empatía, pero él no es hombre de dialécticas orgánicas
ni procesos controlados. Todo el mundo le apunta como favorito siempre que la
partida se juegue a campo abierto. Es más, si juega, alguno de los hoy
dispuestos, se arredra. De lo que él decida dependerá el dorsal que luzca el
resto. ¿En contra? No tiene experiencia de gestión.
Chacón y el precio de la ambigüedad
calculada
Pudo ser y no fue por dos veces. La primera, cuando
José Luis Rodríguez Zapatero se batió en retirada en 2011. Sus partidarios
dicen que por culpa de una «conspiración» de Rubalcaba y por lealtad al ex
presidente del Gobierno. Sus detractores, porque sabía que no sumaba. La
segunda en el Congreso de Sevilla. Allí, midió, sumó, pero perdió por 22 votos.
Desde entonces, hace más de un año, ha estado en
guardia, nunca en retirada. Y aunque anunció en su día que en febrero
despejaría la incógnita de su futuro en el PSOE, no lo ha hecho. No por falta
de ganas, sino porque ha pagado el precio de su ambigüedad ante el derecho a
decidir de Cataluña, y hoy no sumaría el voto unánime de la federación catalana
menos de la andaluza, las dos que le apoyaron masivamente en su contienda
frente a Rubalcaba. Consciente de su merma orgánica, unos dicen que pretende
adosarse ahora a Madina; otros, que lo que busca es «quemarlo» antes de tiempo
y que por eso ha corrido esta semana a enviarle el abrazo del oso.
Page y cómo deshacerse de la imagen de
Bono
Su opinión es muy tenida en cuenta en el PSOE de
Rubalcaba. Es de los barones que ejercen. Dice lo que piensa dentro y fuera. Es
un valor en alza, cuya opinión se respeta. Él se autodescarta, pero siempre
suena en las quinielas. A su favor juega que no profesa radicalismo ni
sectarismo alguno. En contra, que echó los dientes en política con José Bono, y
eso en las bases del PSOE no despierta demasiado entusiasmo.
Enlace articulo
original: http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/1962039/espana/de-apoyos-intrigas-y-tapados
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