La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente del
Ejecutivo español, Mariano Rajoy Efe
Carmen Morodo. MADRID.
-¿Qué ha sucedido desde septiembre del pasado año para
que el Gobierno haya pasado de optar por el mejor de los escenarios posibles a
colocarse en la peor de las coyunturas? Hay un deterioro evidente de la
situación económica, nacional e internacional, pero en la decisión también han
pesado otros factores. En las últimas semanas ha habido un importante debate
interno dentro del equipo económico ante la obligada revisión del cuadro
macroeconómico para someterse de nuevo al examen de Bruselas. Y al final, el presidente
del Gobierno, Mariano Rajoy, ha optado por el peor escenario, rectificando en
180 grados la estrategia elegida al final del verano.
Según fuentes del equipo económico, hay dos motivos
fundamentales en la decisión política que acompaña al nuevo plan de
estabilidad. El primero, el más importante, la negociación con Bruselas. Rajoy
considera que a España le conviene en estos momentos presentarse ante la UE
como un país que cumple con sus compromisos, pero que sigue instalado en una
situación de emergencia que exige que se nos afloje la cuerda. Es decir,
ponerse en la peor de las coyunturas para arañar el mayor margen posible con el
déficit y, en consecuencia, una flexibilización también en los recortes y en
los ajustes. Las subidas de impuestos anunciadas por el Ejecutivo, que salvan
al IVA y al IRPF, es una nueva ofrenda a las autoridades comunitarias a cambio
de un mayor déficit y un mayor desahogo en otras materias que afectan más
directamente al ciudadano. Como todo, la contrapartida es que un escenario tan
pesimista desanima la inversión en España. La otra razón tiene una lógica
puramente nacional. Se trata de preparar a la opinión pública para la
catástrofe más dramática, y a partir de ahí mejorar las expectactivas y
recuperar así apoyos de la ciudadanía.
Tensión autonómica
No defraudar más y ganar credibilidad con la
remontada. Pero un panorama político tan negro coloca en juego la amenaza de
por dónde puede estallar, si es que llega a hacerlo, el nerviosismo y la
tensión de los «barones» autonómicos y de los alcaldes. A quienes ayer se les
dijo que de aquí a su elecciones, para mayo de 2015, hay muy poco margen para
la mejora y que, por tanto, tendrán que arreglárselas con lo que hay, cuando ya
son ellos los que cada día tienen que pelearse con los funcionarios, médicos o
padres afectados por los recortes del gasto público. Más allá de esta
explicación sobre la revisión del cuadro macroeconómico, en medios populares
preocupa el ritmo de algunas reformas, especialmente la local y la de la Administración
Pública, la más difícil, y la más importante, después de haber evitado el
«rescate». También inquieta que otras que son trascendentales, como la de la
unidad de mercado, estén «empantanadas» y que en el imaginario de la opinión
pública se instale la sensación de que el Ejecutivo no es capaz de derribar los
muros que protegen las ineficacias, duplicidades y los costes excesivos del
modelo autonómico.
En el PP ya había quien en los últimos días advertía
del «error» que estaba cometiendo el Gobierno al permitir que se generaran unas
expectativas desorbitadas sobre su nuevo plan de reformas, cuando la intención
era simplemente pasar a limpio el programa que Rajoy presentó en el Debate del
Estado de la Nación. Y éste es uno de los puntos de la comparecencia del pasado
viernes sobre el que son más críticos en las filas del Gobierno y del partido.
Nadie discute que oficialmente se pida más paciencia y se explique a los
españoles que quedan más esfuerzos, aunque no sean tan intensos como los
realizados hasta ahora. Pero creen que falta un empuje al espíritu reformista,
«y, sobre todo, venderlo mejor a los ciudadanos». En la política económica del
Gobierno, la lectura que hacen desde dentro del PP es que manda el
«montorismo», es decir, que hasta ahora el ministro de Hacienda, Cristóbal
Montoro, ha tenido más fuerza en la imposición de su criterio y ha estado más
respaldado por La Moncloa. Y esto hace que a la hora de la autocrítica haya más
voces que miren hacia él.
España debate las reformas de la UE con Irlanda
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se
trasladará hoy a Granada para entrevistarse con su homólogo irlandés, Enda
Kenny, cuyo país asume este semestre la presidencia del Consejo de la UE. Kenny
cerró su visita a España para participar mañana en unas jornadas europeas
organizadas por la fundación alemana Konrad Adenauer en la localidad granadina
de Loja, que llevan por título «Reconstruyendo Europa». Rajoy ha querido tener
la deferencia de desplazarse a Granada, aprovechando la estancia de Kenny, para
mantener un encuentro, que comenzará con un paseo por la Alhambra a las 17:30
horas. Durante la reunión, que tendrá lugar en el Palacio de Carlos V, se prevé
que hablen de la eurozona y las políticas que los Veintisiete deberían llevar a
cabo para hacerle frente.
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