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Ferraz frenará cualquier cuestionamiento interno de la Corona en la
Conferencia Política
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Su agenda reformista incluye una Ley que desarrolle la figura del heredero
y el artículo 57.5 de la constitución
Esther L. Palomera. MADRID.
Hay debate, sí, también en el PSOE. La Monarquía no
atraviesa por su mejor momento y los socialistas lo saben. Sin embargo, la
versión oficial es que el deterioro de la Corona no es sólo consecuencia de
errores propios, sino también de la profunda crisis institucional en la que ha
derivado la económica, y que afecta, sin excepción, a todas las instituciones
del Estado. Se reconoce que España adolece de un colapso institucional
sobrevenido a partir de la recesión y que estamos ante el punto de no retorno y
que será más fácil salir de la crisis que recomponer la avería sistémica sin un
profundo tratamiento reformista que recomponga el papel de los partidos, el
modelo de las autonomías, la honestidad de las instituciones y hasta la
credibilidad perdida de la Corona. Pero entre la lealtad al pacto de 1978 y su
alma de partido republicano, los socialistas lo tienen claro, se quedan con lo
primero porque por encima de todo hay que evitar, defienden, que se caigan los
cimientos del marco de convivencia.
Y en eso está la dirección federal del PSOE, imbuida
en proceso de revisión de la arquitectura político-jurídica-institucional de
nuestro modelo, un trabajo que coordina desde hace meses el veterano Ramón
Jáuregui con aportaciones de más de 600 expertos y cuyas conclusiones serán
presentadas «en sociedad» el próximo mayo.
Todo mientras un día el PSC pide la abdicación del
Rey; al siguiente, las Juventudes Socialistas reclaman la apertura de un
proceso constituyente del que surja una República «laica y federal» y al otro,
Carmen Chacón dice que la «o la Monarquía se somete a la Ley de Transparencia o
no será»... Alfredo Pérez Rubalcaba se ha visto obligado a entrar en un asunto
que nunca imaginó estaría en las primeras líneas de la agenda política. Y es
que la crisis y el cuestionamiento permanente de nuestra democracia ha abierto
todas las espitas, y lo que ayer era sagrado, intocable y se protegía como
garante único de la estabilidad democrática, hoy está en el punto de mira como
nunca antes. El secretario general del PSOE no ignora el debate interno, pero
dice que lo lleva «con galanura» y que si en la gran Conferencia Política que
prepara para octubre, los «cachorros» del PSOE presentan una enmienda en contra
de la Monarquía, él mismo defenderá otra que renueve el compromiso con la
Corona. «Soy republicano por convicciones personales, pero también partidario
de mantener el pacto constitucional en lo referente a la Monarquía
parlamentaria como forma de Jefatura del Estado», ha declarado sin ambages esta
misma semana.
Como él piensan todos los tótem del socialismo
contemporáneo, esto es que vivimos en lo que algunos llaman «un momento
frikilandia en el que el país tiene la tentación de limpiarlo todo y que si no
andamos con cuidado, podemos llegar a ahogar al niño». La traducción en
términos institucionales es que existe la convicción de que la Monarquía
parlamentaria sigue siendo hoy el mejor modelo para España. Y Ramón Jaúregui lo
desarrolla para este diario con una triple línea argumental. La primera, que en
el pacto del 78 está la esencia de la reconciliación nacional y que la Corona
sigue siendo válida para la vertebración del país. La segunda es que plantear
hoy un sistema republicano requiere de un cambio estructural de toda nuestra
arquitectura que alteraría todo el sistema y del reparto de poderes, y que no
está la política ni los políticos para obtener equilibrios o acuerdos sobre
esta materia. Dicho de otro modo: que la Corona ejerce hoy funciones de
arbitraje, moderación y representación exterior que hoy sería impensable que
pudiera ejercer ningún líder como presidente de una República. El diputado
vasco añade un tercer argumento: «Si alteramos la piedra de bóveda, las paredes
se nos vienen abajo. Habría que cambiarlo todo, el sistema electoral, el modelo
territorial». Y después de todo ello, se pregunta «¿quién dice que es posible
un pacto con la derecha para consensuar un nuevo marco de convivencia?».
Ciertamente ni el pacto ni está ni se le espera.
Dicho todo ello, el PSOE sí cree que la Corona debe
someterse a la Ley de Transparencia e incluso hacer público el patrimonio del
Rey y su familia sin más límites que los de la seguridad nacional y las
personas. Y en este sentido está a la espera de que el Gobierno, que es quien
ha hablado del asunto ya con la Zarzuela, les presente un texto, que tendrá
seguro un capítulo específico sobre la Corona. Y más allá de esto, la agenda
reformista que preparan los socialistas para octubre incluye también una ley
que desarrolle y regule la figura del heredero para casos en los que como en
este momento ejerce de jefe de Estado en funciones. Esto ,además de una reforma
constitucional que elimine la prevalencia del varón sobre la mujer en la
sucesión y el desarrollo por ley orgánica del artículo 57.5 de la Constitución
sobre abdicaciones y renuncias.
Que pierdan toda esperanza, pues, los que de forma
minoritaria en el PSOE piden la abdicación, cuestionan la Monarquía o claman
por la República porque como recuerda Jáuregui, pese a que «el magisterio de la
Corona debe cumplir escrupulosamente con el juego democrático –algo que por
cierto este Rey ha hecho siempre sin interferencias ni objeciones a ningún
Ejecutivo ni tampoco al Parlamento–», la institución no está en cuestión para
el socialismo español. Al menos mientras esté Rubalcaba, pero eso nadie sabe
hoy hasta cuándo será.
Enlace articulo original : http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/1864919/espana/el-psoe-se-debate-entre-la-lealtad-al-pacto-de
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