La persecución judicial puede
provocar una retirada de inversores
J. J. E.
¿Por qué ha entrado
Blesa en la cárcel si la Fiscalía no lo había pedido? Medios judiciales
consultados por LA GACETA consideran que la medida de prisión provisional era,
cuando menos, arriesgada, pues los presuntos delitos que se imputan a Blesa no
justifican la cárcel.
El pasado jueves 16 de mayo, a las nueve de la mañana,
Miguel Blesa, ex presidente de Caja Madrid durante 13 años, era
citado por el juez Elpidio José Silva con carácter de urgencia. Blesa
acudió al juzgado número 9 de Madrid. Allí prestó declaración durante varias
horas. Esa misma tarde el juez dictaba su ingresó provisional en prisión,
eludible bajo fianza de 2,5 millones de euros. La acusación: un presunto
“delito societario de administración desleal”, compatible con otros delitos de
apropiación indebida y falsedad en documento público. Blesa no pudo aportar la
fianza en el plazo fijado. Ingresó en prisión. Menos de 24 horas después llegó
el dinero. Blesa salía libre tras de una noche de prisión y, eso sí, con la
inevitable “pena de telediario”.
¿Por qué ha entrado Blesa en la cárcel si la Fiscalía
no lo había pedido? Medios judiciales consultados por LA GACETA consideran que
la medida de prisión provisional era, cuando menos, arriesgada, pues los
presuntos delitos que se imputan a Blesa no justifican la cárcel. El término
“gestión aberrante” empleado por el juez denota sin duda unas prácticas
reprobables, y hay que suponer que el magistrado posee indicios suficientes para
considerar que han sido, además de reprobables, delictivas, pero la literalidad
del auto no permite asentar la certidumbre del delito.
Gestiones “aberrantes”
Los hechos “aberrantes” de la gestión de Blesa al
frente de Caja Madrid son sobre todo cuatro. En primer lugar, los créditos
multimillonarios en condiciones de riesgo. Por su propia naturaleza, estos
créditos parecen dictados por consideraciones de carácter político o clientelar
y no por oportunidades reales de negocio. Se trata, por ejemplo, de los
concedidos a partidos políticos o a notables grupos de comunicación, que se
habrían beneficiado de préstamos muy superiores a sus posibilidades reales de
devolución. Ahora bien, esas mismas circunstancias concurren en otras entidades
bancarias, y muy particularmente en otras cajas de ahorros, que no por ello se
han visto llevadas ante la Justicia.
Entre esos créditos de riesgo se menciona, en el caso
de Blesa, el concedido al Grupo Marsans, el emporio del entonces presidente de
la patronal Díaz Ferrán, hoy en prisión por delito económico. Caja
Madrid, en efecto, financió a Díaz Ferrán en condiciones de excesivo riesgo con
26,6 millones de euros. Ahora bien, Caja Madrid no fue la única: al menos otras
dos entidades financieras concedieron a Díaz Ferrán créditos en semejantes
condiciones y ninguna de ellas ha tenido que responder ante los tribunales por
este hecho.
El tercer elemento “aberrante” en la gestión de Blesa
son las participaciones preferentes, complejos productos financieros que muchos
clientes de la caja adquirieron pensando obtener una rentabilidad que al final
se esfumó. Las preferentes son emisiones de deuda sin un plazo definido: el
banco o caja que las emite paga al inversor en función de los resultados que
obtiene con ese dinero, e incluso puede no dar nada. Durante los años de
bonanza, las preferentes tuvieron una rentabilidad muy alta, pero en cuanto
empezó la crisis su resultado se quedó en cero. Los bancos que emitieron
preferentes aseguran que advirtieron a sus compradores de que no había garantía
de cobrar beneficios. Muchos afectados, sin embargo, denuncian que a ellos se
les ofreció el producto como si se tratara de depósitos a plazo fijo. En todo
caso, Caja Madrid no ha sido la única: otras entidades financieras recurrieron
al mismo procedimiento y sus clientes han perdido igualmente su dinero. Habrá
que pedir cuentas a los responsables, pero, en todo caso, no es un delito de
cárcel.
Un banco en Florida
El cuarto hecho por el que Blesa se ve ante los
tribunales es el más oscuro de todos ellos y seguramente el único que puede
justificar el auto de prisión del juez Silva. Se trata de la compra del City
National Bank of Florida, una pequeña entidad norteamericana que Caja Madrid
adquirió cuando ya había estallado la crisis financiera global y por la que
pagó la friolera de 927 millones de euros más otros 190 millones en concepto de
opción de compra. El valor real del banco, según el juez, era de sólo 581
millones de dólares. Blesa declaró en el juzgado este jueves que el
“sobreprecio desembolsado por el BNBC se debió a que era mejor banco, más
dimensionado y, en suma, rentable”. Pero el juez Silva asegura que, si esto es
así, entonces no se entiende cómo “en tan poco tiempo sufrió tal merma en la
valoración”. El auto del juez añade: “Y todo ello, unido al curso causal
dimanente de la crisis económica imperante, posiblemente condujo al colapso a
la entidad financiera. En definitiva, aquí la tormenta perfecta no dependió de
constantes climatológicas, sino del propio proceder directo del imputado Miguel
Blesa”.
Medios del sindicato Manos Limpias, que está llevando
la acusación particular en este caso, sostienen que es aquí, en el asunto del
Banco de Florida, donde está el meollo delictivo del caso Blesa. Virginia
López Negrete, abogada de Manos Limpias presente en el litigio, afirma que
la clave está en el ordenador de Blesa, intervenido por el juez, y expresa su
seguridad de que “aparecerán nuevas pruebas que le inculpen aun cuando haya
pagado su fianza para salir de la cárcel”. López Negrete explica que es
precisamente la lectura de los ordenadores de Blesa lo que ha llevado al juez a
tomar la decisión de pedir cárcel ahora, después de tantos años de instrucción.
Manos Limpias no sólo ve un evidente sobreprecio en la compra del City National
Bank de Florida, sino que sospecha que puede haber “más de 100 millones de
dólares en comisiones indebidas” e incluso “partidas en paraísos fiscales”,
según explicó el abogado Luis Pineda. Por cierto: el abogado también ha
interpuesto una querella contra el Banco de España por su insuficiente
supervisión. El caso está en el juzgado número 7 de Madrid.
¿Mala imagen?
Fuentes empresariales que insistieron en salvaguardar
su identidad se dirigieron el viernes a LA GACETA para denunciar que “se ha
abierto la veda del financiero” y que “las consecuencias están ya siendo
calamitosas para la economía española”. La tesis que se mueve en esos medios es
que la persecución judicial a nombres significativos de la empresa y la banca
sólo puede conducir a una retirada de inversores, tanto españoles como
extranjeros. “Nadie se atreve a trabajar en un país donde puedes acabar en la
cárcel sin que haya sentencia previa”. En un ambiente tan crispado por la
crisis y el paro, los banqueros y los grandes empresarios se convierten en
objeto de la ira social.
“A Blesa nadie le ha condenado pero ya ha pisado la
cárcel”, señalaba a nuestro periódico un importante empresario madrileño, lo
cual –añadía– “es tanto como una condena de hecho: diga el juez lo que diga y
pase lo que pase en el proceso, Blesa ya está hundido”.
La preocupación de estos medios empresariales es que
hechos como este transmitan una imagen de España como lugar poco seguro para
jugarse el dinero: “Empresas como Isolux Corsán ya están abandonando su sede
española y parece que a nadie le importa”, subraya a modo de ejemplo. Isolux
Corsán es el primer grupo empresarial español no cotizado del sector de la
construcción y la obra pública y actualmente trabaja en 23 países. “Por las
mismas razones mañana podría marcharse Telefónica”, añade ese mismo empresario.
Desde Manos Limpias, por el contrario, se considera
que el ejemplo de Blesa no tendrá efectos negativos, sino benéficos: “Perseguir
los delitos, sean de quien sean, no crea alarma, sino seguridad jurídica. Lo
que crea alarma es ver que las irregularidades y las arbitrariedades no tienen
castigo”, señala a LA GACETA un portavoz de Manos Limpias.
Enlace articulo original: http://www.intereconomia.com/noticias-negocios/claves/paso-blesa-por-carcel-abre-veda-banquero-20130519
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