Felipe González llega al Elíseo Efe
Andrés Bartolomé.
La irrupción en la primera línea política de Felipe
González ha dejado esta vez fuera de juego a un viejo compañero de fatigas en
la palestra pública: Alfredo Pérez Rubalcaba. Si el ex presidente cotizó en su
momento, no lo hizo menos el veterano socialista, que no puede ahora ocultar su
malestar por el exacerbado protagonismo de quien fuera su mentor justo cuando
el eterno fontanero-jefe del PSOE sólo escucha hablar de primarias y de
candidatos para sucederle.
Más allá del runrún que quiere situarle fuera de la
arena política tras la debacle en los últimos comicios y la crisis en que está
inmerso el socialismo, las razones del malestar del actual secretario general
del PSOE estarían en el papel preponderante que está desarrollando Felipe
González. Y es que acaba de saberse que se reunió con el presidente del
Gobierno, Mariano Rajoy, para abordar asuntos de actualidad el pasado martes,
horas antes de la entrevista en la que José María Aznar lanzó una andanada que
todavía colea.
La noticia se confirmó ayer en París, donde surge otro
de los motivos del enfado de Rubalcaba, puesto que allí se encontraba
precisamente el ex presidente González para participar en una jornada sobre el
futuro de Europa que clausuró Rajoy. De nuevo idénticos protagonistas y un
anfitrión, el presidente francés François Hollande, quien recibió en el Elíseo
a un sonriente González. Una foto en la que hubiera preferido figurar el propio
Rubalcaba.
Fue en este escenario donde el ex presidente sugirió
que se había reunido con el jefe del Ejecutivo la pasada semana, ya que, al ser
preguntado por el supuesto encuentro, espetó: «Cuando el río suena...».
El Gobierno había señalado que no comentaba cuestiones
de la agenda privada de Rajoy, que se reúne con muchas personas y que no suele
hacer comentarios al respecto. No obstante, fuentes del Ejecutivo se limitaron
posteriormente a confirmar la entrevista, sin detalles.
En París, González apuntó que, «sea cual sea el color
del Gobierno», él siempre estará disponible para hablar con el jefe del Ejecutivo.
«Creo que es mi obligación institucional», precisó. Demasiados focos para el ex
y esquinazo para quien –al menos todavía hoy– está al mando, ha debido de
pensar Rubalcaba.
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