Los móviles y las redes sociales fomentan los celos. |
Sebastiào Moreira | Efe
- Las redes sociales o las apps
del móvil dan una falsa sensación de control
- Algunas personas consideran que
estas herramientas fomentan los celos
- Los psicólogos señalan que más
que rupturas lo que originan son problemas
Beatriz G. Portalatín
| Madrid
"Le
escribí al whatsapp hace casi una hora y aún no me ha contestado. Sé que lo ha
leído. Entonces ¿qué está haciendo a estas horas, o lo que es peor, con
quién?". Este pensamiento está a la orden del día, cada vez aflora con más
fuerza en una sociedad marcada por nuevas tecnologías y redes sociales, lo que
nos empuja, sin querer, a estar continuamente conectados o al menos, a tener la
sensación de estarlo en todo momento. Sea por trabajo, o bien para tu propia
vida personal.
"Personas
que ya son bastante celosas y controladoras, usan esta nueva herramienta
como una forma para controlar y saber dónde está su pareja en todo
momento", afirma a ELMUNDO.es Carme Sánchez, psicóloga clínica y
co-directora del Institut Clínic de Sexología de Barcelona y autora de la
ponencia 'Sexualidad 2.0' impartida recientemente en la misma ciudad en la 'I
Jornadas de Sexualidad Madura'.
Control exhaustivo
A pesar de
no haber datos oficiales ni registrados sobre este tema, en las consultas de
psicología se da cada vez más este 'fenómeno'. Por ese control exhaustivo,
asegura la experta, aparecen las quejas y las dificultades en las relaciones de
pareja. "No tanto ruptura, pero sí muchos problemas", aclara. E
incluso –"aunque a veces parezcan historias rocambolescas", dice- se
han descubierto infidelidades a través de redes sociales, como Facebook:
"Colgamos mucha información de nuestra vida y la gente puede acceder a
ella más fácilmente. Hace unos 10 años, se registraba el bolso o la cartera,
ahora se registra el móvil. Al fin y al cabo es lo mismo, sólo que los métodos
han cambiado. Ahora estamos hiperlocalizados y es mucho más sencillo".
Pero a pesar
de todo ello, esta especialista alaba también las ventajas de estas
herramientas. Es muy útil mandar un mensajito al móvil de cuando en
cuando a la pareja para recordarle que la queremos o la echamos de menos. Por
lo que, "puede mejorar el vínculo emocional con esa persona, pero no se
deben sobrepasar los límites del control", advierte.
En cuanto a
los celos, "se pueden dar, por supuesto, pero no debemos olvidar que no se
crean por culpa de las redes sociales y las aplicaciones sino por la falacia
del control y la falta de seguridad", añade la socióloga Delfina
Mieville, agente de igualdad, sexóloga y directora de Mekare. Es decir, no por
tener un móvil, asegura, tenemos más control sobre las cosas, de hecho, debido
a una falsa sensación de control creemos que podemos controlar a su vez a
otros.
El problema: la inmediatez
Todo este
'fenómeno' es debido en parte, a que "existe un sentimiento de culpa si no
se responde a estos estímulos (whatsapp, Facebook, mail). Esto responde a la
idea de tiempo real. Pero no es real, es paralelo a mil tiempos", explica
Mieville. El problema es la inmediatez: creemos que como todo se puede
solucionar 'ahora' se gana tiempo y producción, pero "esto es una falacia.
Se hace más 'humo' pero no se produce más". Por tanto, asegura que los
mensajes, los 'toques' o los 'me gusta' no son más que migas que lanzamos para
las relaciones. "No las alimentan, enganchan y dan más hambre. ¿Por qué?
Porque no es alimento".
Actualmente,
nos hemos vuelto consumidores de emociones, no vale con un paseo,
"necesitamos cine, cena, viajes, estoy con el otro mientras hago otra
cosa, no mientras comparto otra cosa", expone la experta. Así, tenemos tal
demanda y ansiedad de atención que la consumimos y la solicitamos las 24 horas
mediante las redes y respondemos con migas a las demandas de los otros de igual
modo. Las redes, afirma, facilitan ese intercambio de 'migas y de humo'.
Consumimos emociones porque ya todos y todas -facilitados por las redes- hemos
creado apegos inseguros, pues "como decía un sexólogo, entramos antes en
la cama de alguien que compartir verdadera intimidad"
.
El mundo virtual
Pero pese a
todo, añade Sánchez, "las tecnologías han venido para quedarse, y como
todo en la vida se necesita educación". Esta experta señala que internet
es una larga autopista donde muchas veces podemos perdernos si no llevamos
consigo un buen mapa.
En cambio,
al contrario de lo que se pueda pensar, "el mundo interactivo no tiene
apenas diferencia con el presencial", mantiene Sánchez. Por ejemplo, la
búsqueda de parejas por internet, donde las
plataformas 'on line dating' (citas a través de internet) son "iguales que una discoteca:
tú llegas, echas un vistazo y, si te gusta el ambiente y la gente, te quedas y
si no, te vas. En la red es lo mismo, no todo el mundo miente, pues al final,
intuyes quién te está diciendo la verdad y quién no. Igual que cuando conoces a
alguien en la calle, ¿no?".
Incluso internet
es positivo para conocer la gran diversidad sexual que existe en todo el
planeta. Ya sean prácticas sexuales, juegos, etc. "La gente conoce a
personas que hacen lo mismo que ellos y ya no se sienten tan 'bichos raros'. Hay
más normalización en todos los sentidos".
Y sobre
todo, concluye esta experta, la red es útil para buscar información o ayuda a
muchos problemas, donde el mundo virtual se convierte en una herramienta
absolutamente poderosa. Por ejemplo, las personas que tienen alguna disfunción
sexual buscan ayuda en internet para intentar conocer qué es lo que realmente
les pasa.
"El
problema es la infoxicación (sobrecarga informativa) a la que estamos
expuestos, pero si realmente buscamos en páginas fiables (con referencia y
regladas por alguna empresa o entidad) y si nos dejamos aconsejar por amigos y
profesionales que nos recomiendan de primera mano páginas buenas y fiables, los
pros son muchos más que los contras", asevera esta psicóloga.
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