lunes, 13 de mayo de 2013

Examen de ABC: La oposición no pasa la reválida


1 Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general del PSOE (nota: 4,5)
EFE
Desde que ocupa el primer sillón del Partido Socialista, la debilidad interna ha acompañado a Alfredo Pérez Rubalcaba de la misma manera que su pasado como vicepresidente y cómplice del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Él mismo, incluso, ha reconocido públicamente las tensiones que afronta dentro de su partido por llevar a cabo lo que él considera una «oposición responsable». La consigna que, dicen, le dio su mentor Felipe González para que liderara la oposición. Una labor, sin embargo, que poco tiene de este adjetivo.

Espoleado por las voces internas cada vez que le reclaman una oposición con «sangre» dentro de un partido cuyo control se le escapa, el PSOE no ha apoyado ninguna de las reformas impulsadas por el Ejecutivo para sacar a España, in extremis, de la crítica situación en la que dejó situado al país: al borde del rescate. Su oposición así se ha convertido en un quiero y no puedo que no convence dentro ni convence fuera.

Abocado a realizar una tarea de doble oposición hacia el Gobierno y hacia sus filas, los barones regionales no temen marcarle la agenda. El último ejemplo, la propuesta de pacto de Estado entre Gobierno y oposición planteada por el presidente andaluz, José Antonio Griñán. En la calle, su discurso político, contrario a las decisiones que adoptó como vicepresidente, le lastra como alternativa ante una ciudadanía que desea un líder capaz de ofrecer soluciones y no cantos de sirena. Su última propuesta, pedir un préstamo de 30.000 millones a los socios europeos para fomentar el crecimiento.
2 Elena Valenciano, vicesecretaria general del PSOE (nota: 3,5)
EFE
Es difícil encontrar algún «as» en la trayectoria política de la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, pese a que se afilió a este partido hace ya 35 años. Su labor como coordinadora de la última campaña electoral de los socialistas para las elecciones generales de 2011 se saldó con un sonoro fracaso en las urnas para Rubalcaba, que, aun así, mantuvo su confianza en ella. Su principal aval es la lealtad, una cualidad valiosísima en la época de intrigas, escándalos y traiciones internas por la que atraviesa el Partido Socialista. Entre sus carencias, la falta de título universitario, un déficit que caracterizó a los miembros más denostados del anterior Gobierno socialista. Su discurso, feminista y radical. La comparación con sus predecesores, sobre todo Alfonso Guerra, es inevitable, con un saldo nada favorable para Valenciano: extraños, pero también propios, critican que el cargo «le va grande».
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LEER MÁS, PERO TODOS CADA VEZ MAS SUSPENSOS…



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