1 Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general del PSOE (nota: 4,5)
EFE
Desde que ocupa el primer sillón del
Partido Socialista, la debilidad interna ha acompañado a Alfredo Pérez
Rubalcaba de la misma manera que su pasado como vicepresidente y cómplice
del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Él mismo, incluso, ha
reconocido públicamente las tensiones que afronta dentro de su partido por
llevar a cabo lo que él considera una «oposición responsable». La consigna que,
dicen, le dio su mentor Felipe González para que liderara la oposición.
Una labor, sin embargo, que poco tiene de este adjetivo.
Espoleado por las voces internas cada
vez que le reclaman una oposición con «sangre» dentro de un partido cuyo
control se le escapa, el PSOE no ha apoyado ninguna de las reformas
impulsadas por el Ejecutivo para sacar a España, in extremis, de la crítica
situación en la que dejó situado al país: al borde del rescate. Su oposición
así se ha convertido en un quiero y no puedo que no convence dentro ni convence
fuera.
Abocado a realizar una tarea de doble
oposición hacia el Gobierno y hacia sus filas, los barones regionales no temen
marcarle la agenda. El último ejemplo, la propuesta de pacto de Estado entre
Gobierno y oposición planteada por el presidente andaluz, José Antonio
Griñán. En la calle, su discurso político, contrario a las decisiones que
adoptó como vicepresidente, le lastra como alternativa ante una ciudadanía que
desea un líder capaz de ofrecer soluciones y no cantos de sirena. Su última
propuesta, pedir un préstamo de 30.000 millones a los socios europeos para
fomentar el crecimiento.
2 Elena Valenciano, vicesecretaria general del PSOE (nota: 3,5)
EFE
Es difícil
encontrar algún «as» en la trayectoria política de la vicesecretaria general
del PSOE, Elena Valenciano, pese a que se afilió a este partido hace ya
35 años. Su labor como coordinadora de la última campaña electoral de los
socialistas para las elecciones generales de 2011 se saldó con un sonoro
fracaso en las urnas para Rubalcaba, que, aun así, mantuvo su confianza en
ella. Su principal aval es la lealtad, una cualidad valiosísima en la época de
intrigas, escándalos y traiciones internas por la que atraviesa el Partido
Socialista. Entre sus carencias, la falta de título universitario, un
déficit que caracterizó a los miembros más denostados del anterior Gobierno
socialista. Su discurso, feminista y radical. La comparación con sus
predecesores, sobre todo Alfonso Guerra, es inevitable, con un saldo
nada favorable para Valenciano: extraños, pero también propios, critican que el
cargo «le va grande».
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ARICULO ORIGINAL: http://www.abc.es/espana/20130513/abci-examen-oposicion-201305121044_1.html
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