martes, 19 de marzo de 2013

El PSOE rechaza la «fórmula bávara» para su relación con el PSC


Esther L. Palomera.  Madrid.
Baviera es un Estado libre y Cataluña, no. Bajo esta premisa la dirección federal del PSOE recela de la «solución bávara» que desde el PSC se ha sugerido como solución a los problemas entre ambos partidos. Desde que los socialistas catalanes rompieran por primera vez en 35 años la disciplina de voto en el Congreso de los Diputados para apoyar el llamado «derecho a decidir», sendas formaciones buscan fórmulas para reconstruir los puentes rotos, si bien tras la convulsión de los primeros días en los que hubo quien clamó por la ruptura, hoy el «souflé» ha bajado. Si en principio se habló de la inminente revisión del protocolo de relaciones que ambas formaciones tienen suscrito desde 1979, ahora la decisión pasa por «aparcar la forma hasta llegar a un acuerdo en el fondo», según palabras de la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano. Dicho de otro modo: el protocolo de relaciones se negociará en paralelo al debate sobre el modelo territorial que culminará en una conferencia política en junio y cuyas conclusiones deberán ser aprobadas en un Consejo Territorial de barones un mes después.
Hasta entonces, todas las fórmulas para recomponer la complicada cohabitación están abiertas, pero Rubalcaba ha sido categórico en las bases sobre las que deben sustentar las relaciones: «Simetría, reciprocidad y autonomía». Y sobre ellas trabajan sendos equipos de coordinación a los que se han incorporado del lado del PSOE el veterano Ramón Jáuregui y del PSC, Miquel Iceta. De éste partió la solución bávara con el propósito de mantener la alian­za, pero también de replantear el pac­to pa­ra aca­bar con la asi­me­tría. Es el modelo que rige las relaciones entre la Unión De­mó­cra­ta Cris­tia­na de Ale­ma­nia (CDU) y la Unión So­cial Cris­tia­na de Ba­vie­ra (CSU), dos par­ti­dos co­ali­ga­dos, con gru­po con­jun­to en el Par­la­men­to ale­mán, que vo­tan del mis­mo mo­do salvo en asuntos de especial relevancia territorial, pe­ro que tie­nen es­truc­tu­ras or­ga­ni­za­ti­vas se­pa­ra­das. La fórmula, que ha sido sugerida pero no planteada formalmente, no convence en el PSOE. Primero, porque Cataluña no es un Estado libre como Baviera; segundo, porque en Baviera no hay ningún desafío secesionista y tercero, porque no hay simetría entre la relación del CDU-CSU y PSOE-PSC, ya que no hay participación recíproca en los órganos de gobierno. Y es que los socialistas catalanes mantendrían su pro­pia es­truc­tu­ra de par­ti­do, pe­ro dejarían de par­ti­ci­par en los con­gre­sos del PSOE y saldrían de sus órganos de dirección. Sería una coalición de partidos que iría a las elecciones conjuntamente sólo en Cataluña.
La solución se antoja difícil y por eso se ha constituido un comité de coordinación que presiden Valenciano y Antonio Balmón, cuya última cita en Madrid se saldó con el compromiso de aparcar las diferencias hasta avanzar en la negociación sobre el modelo territorial. La próxima cita tendrá lugar en Barcelona después de Semana Santa y a ella ya acudirán Jáuregui e Iceta.
Valenciano asumirá la negociación
La «fórmula Griñán» se implantará en la dirección del PSOE a partir del jueves. Rubalcaba ha decidido atender la «sugerencia» del andaluz y reforzar orgánicamente a la vicesecretaria general, que asumirá las tareas de coordinación y la dirección directa del área de Organización. Todo ello en detrimento del que fuera mano derecha de José Blanco, Óscar López, quien asumió en exclusiva el pacto de los socialistas de Ponferrada con un «acosador sexual» condenado en sentencia firme. Reforzará además el área de Igualdad, que dirige Puri Causapié, que a partir de ahora estará en el escalafón orgánico al mismo nivel que López. El refuerzo de la estructura de Igualdad supondrá además una mayor participación en la toma de decisiones en el Congreso y el Senado. La dirección pretende así pasar la página de la pifia de Ponferrada, lo que no acallará, seguro, las voces que cuestionan el liderazgo de Rubalcaba y piden cambios en el proyecto y en las caras.

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