Jorge Mario Bergoglio
Un jesuita en el Vaticano
- Francisco será, probablemente,
un Papa sereno y conciliador
Carmelo Pérez | Madrid
Por primera vez en la Historia, un miembro de la Compañía de Jesús ocupa la
sede de Pedro. Francisco, el primer
jesuita Papa, camina ya por los interminables pasillos del Palacio
Apostólico y muchos quieren ver en su elección, entre otras cosas, el inicio
de un tiempo nuevo en lo que filias y fobias eclesiales se refiere. De lo
que no cabe duda es de que asistimos al estreno de una etapa con nuevos
equilibrios de poder y de responsabilidades.
Concretamente, los primeros análisis de no pocos vaticanistas apuntan al desasosiego
que podría reinar tras la fumata blanca entre los militantes y los afines a
Comunión y Liberación (CyL), el movimiento eclesial que parecía estar
colocado en las posiciones de salida más ventajosas para que uno de sus
cardenales ‘amigos’ se calzara las sandalias del pescador.
Su representante más notable, el cardenal Angelo Scola, figuraba en casi
todas las quinielas de ‘papables’. Pero al mismo tiempo, esa misma vinculación
a CyL podría estar detrás del rechazo de algunos monseñores a su elección.
Finalmente, Scola no es Papa y, pese al carácter conciliador del que hace
gala el nuevo Pontífice, buena parte de la Iglesia no vería con malos ojos que
el jesuita modulara a la baja el protagonismo que los llamados ‘nuevos
movimientos’ están acaparando en la vida de la comunidad católica.
Es el caso, también, de los Neocatecumenales, más ampliamente conocidos
como los ‘Kikos’ por el nombre de su fundador, Kiko Argüello. Aunque el
movimiento no tiene aún cardenales propios, algunos prelados se muestran
abiertamente próximos a la institución. Sucede así, por ejemplo, en la
Archidiócesis de Madrid, donde el cardenal Antonio María Rouco Varela es
manifiestamente favorable a colocarlos en primera fila de las tareas
evangelizadoras y de responsabilidad de su diócesis.
Un jesuita con los pies en la tierra
Por último, no era el tiempo de un cardenal del Opus Dei, coincidían
la mayoría de previsiones. La propia dinámica eclesial, los retos de la Nueva
Evangelización, los signos de los tiempos, apuntaban en otra dirección. En
concreto, han apuntado hacia los jesuitas. Jorge Mario Bergoglio es miembro
de la Compañía de Jesús. Pero hay jesuitas y jesuitas.
Bergoglio es de los que conoce bien tanto la vida a pie de calle, pues ha
sido párroco, como el rigor de las universidades teológicas más exigentes del mundo.
Con él entra en el Vaticano la aguda visión de una congregación religiosa
acostumbrada a adelantarse a las necesidades de los tiempos, y la mesura de
quien ha ejercido responsabilidades de Curia.
Por todo ello, Francisco será, probablemente, un Papa sereno y conciliador.
Sereno en las formas, sin potenciar los ‘excesos emocionales’ de los
movimientos que se manejan casi como la única opción válida en la Iglesia, al
menos como la más convincente. Y conciliador, integrador de la riqueza que unos
y otros pueden aportar a la causa común, pero sin privilegios ni parcialidades.
Un jesuita en el Vaticano puede suponer la potenciación de los
movimientos diocesanos y parroquiales, de los movimientos ‘sin apellido’,
fieles a la tarea de la evangelización y sin dependencias de otra ‘sede
central’ que no sea su propia diócesis.
Por último, desde el punto de vista académico, su solvencia es manifiesta.
Y la universidad y la docencia, que ya ha ejercido, uno de los mejores
remedios contra las estrecheces mentales y las miopías teológicas. O eso es
lo que la Iglesia espera
Enlace articulo original: http://www.elmundo.es/elmundo/2013/03/14/internacional/1363222083.html
Desde este blog, quiero dar mi mas sincera felicitación a la Compañía de Jesús (Jesuitas), a Argentina y a todo el mundo entero, por el Papa que Dios nos ha concedido, y al El, desearle lo que pongo en esta fotografía.
Manuel Murillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario