AUTOR: Papa Francisco (Cuando era Obispo de Argentina)
1º. El dedo
pulgar es el que está más cerca de ti, así que, comienza orando por aquellos
que están más unidos a ti. Son los más fáciles de recordar. Orar por los que
amamos es “una dulce tarea”.
2º. El
próximo dedo es el índice: ora por los que enseñan, instruyen y curan. Ellos
necesitan apoyo y sabiduría al conducir a otros por la dirección correcta.
Mantenlos en tu oración.
3º. El
siguiente dedo es el más alto. Nos recuerda a nuestros líderes, a los
gobernantes, a quienes tienen autoridad.
Ellos necesitan la dirección Divina.
4º. El
próximo dedo es el del anillo. Sorprendentemente, este es nuestro dedo más
débil. Él nos recuerda orar por los débiles, enfermos o atormentados por
múltiples problemas. Ellos necesitan tus oraciones.
5º. Y,
finalmente, tenemos nuestro dedo pequeño, el más pequeño de todos. El meñique
debería recordarte orar por ti mismo. Cuando hayas terminado de orar por los
primeros cuatro grupos, tus propias necesidades aparecerán en una perspectiva correcta y estarás preparado para
orar por ti m ismo de una manera más efectiva. AMÉN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario