MARIANO
CALLEJA / MADRID
La depresión
se curó con una inyección de adrenalina, y ésta surgió del Debate
sobre el estado de la Nación. Fue un punto de inflexión en este
primer año y medio de legislatura, marcado por los recortes, las reformas,
la angustia del paro y la crisis política e institucional.
Los 185
diputados del Grupo Popular volvieron de Navidad cabizbajos, como el resto del
partido: los resultados no llegaban, la tensión en la calle aumentaba y, para
colmo, les estallaba entre las manos el caso Bárcenas. El 20
de febrero era el Día D, el discurso de Mariano Rajoy en el debate más esperado
en el Congreso, justo cuando se encontraba en el momento más difícil de toda la
legislatura y la oposición pedía ya su dimisión.
Pero el
presidente del Gobierno «resucitó» en la Carrera de San Jerónimo, con un
discurso cargado de medidas de activación económica y contra la
corrupción. A los diputados del PP les cambió la cara
en apenas hora y media y renovaron su confianza
no solo en Rajoy, sino también en la «cabeza» que había coordinado
el debate, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.
Lo malo,
como comentaba al día siguiente un diputado del PP, es que cuando se levantaron
por la mañana «el dinosaurio seguía ahí». El debate había sido un éxito,
pero el caso Bárcenas, lejos de solucionarse, se enredaba cada día un poco más
y amenazaba con contaminar no solo al partido, sino también al Gobierno. Algo
que en Moncloa han tratado de evitar a toda costa, marcando bien el ámbito en
que debe responderse y actuar sobre este caso: la sede de Génova.
Programa y deber
Casi un año
y medio después de las elecciones generales del 20 de noviembre que llevaron al
PP al poder, el Gobierno ha sufrido un desgaste sin precedentes, motivado por
las duras medidas de ajuste que se tomaron el año pasado y el incumplimiento
del programa electoral. «No he cumplido el programa, pero he cumplido con mi
deber», subrayó Rajoy en el debate.
En el barómetro de enero
del CIS, el PP lograba una estimación de voto del 35 por ciento,
frente al 44,6 por ciento que consiguió en las urnas en 2011. El PSOE, según el
CIS, estaría en un 30,2 por ciento en estimación de voto. En todo caso, la
mayoría absoluta del PP estaría en el aire.
En el
Palacio de la Moncloa son plenamente conscientes de ese desgaste:
contaban con él. Pero de la misma manera esperan que los hogares empiecen a
percibir los resultados positivos de las reformas en la segunda mitad de este
año. Confían en una recuperación que dé credibilidad a sus medidas y les
devuelva el crédito perdido entre su propio electorado. Este viernes, la
vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, explicó que el Gobierno quiere «intensificar
las reformas comprometidas para acelerar la senda de la recuperación» y que
haya una mejoría en el tercer o cuarto trimestre.
«Explosión» en la calle
Mientras
llega, o no, la anhelada recuperación y los resultados prometidos de la reforma
laboral, en el Grupo Popular del Congreso temen la «explosión» de la calle y
recuerdan que en 2014 son las elecciones europeas, donde puede
producirse un voto de castigo severo a los grandes partidos.
El desgaste
del Gobierno ha afectado a unos ministros más que a otros, y en las filas
populares ya circulan rumores sobre los que están más «tocados». En esa
quiniela aparece en los primeros lugares el ministro de Educación José Ignacio Wert,
del que se destaca que tiene razón en el fondo de su reforma educativa, pero no
en las formas empleadas. También la ministra de Sanidad, Ana Mato,
aparece «quemada» por las informaciones sobre la investigación
del caso Gürtel, según las fuentes consultadas.
Soraya Sáenz de Santamaría
El Gobierno
de Mariano Rajoy tiene un motor turbo que se llama Soraya Sáenz de Santamaría.
Coordina la acción del Ejecutivo, su impulso político, el ritmo de las reformas
y la respuesta ante cualquier problema. Todo pasa por ella. «Tiene todo el país
sobre sus espaldas», resumen en el Congreso, con una mezcla de admiración y precaución
por la enorme responsabilidad que acumula. Su capacidad de trabajo y respuesta
política se vio en una sola tarde, nada más acabar el Debate sobre el estado de
la Nación. Puso a trabajar a todo su equipo durante horas para que, al día
siguiente, a las diez de la mañana estuviera listo un Decreto Ley con 50
medidas anticrisis. En el Debate, Santamaría salió reforzada dentro del
Gobierno y entre sus compañeros de filas.
Alberto Ruiz-Gallardón
Gallardón no
deja de sorprender a propios y extraños con los debates y polémicas que abre.
La última fue en el Congreso, cuando aceptó estudiar la legalización del
cannabis. La reforma del Poder Judicial y la ley de Tasas le han creado muchas
enemistades, y aún le espera la reforma de ley del Aborto, aún en borrador. En
el PP hay división de opiniones sobre él: se reconoce su cintura, pero a
algunos les sorprende «su poca potencia política».
José Manuel García-Margallo
Margallo es
uno de los ministros más sólidos en el Gobierno de Rajoy. Pese a su carácter
«invasivo» (en los Consejos de Ministros le gusta intervenir en todo tipo de
debates y sobre cualquier asunto), tiene el máximo respeto entre sus colegas y
en el Grupo Popular. Guarda una confianza máxima y recíproca con Mariano Rajoy
que viene de atrás. Su ley de Acción Exterior ha evitado el choque frontral con
los nacionalistas.
Pedro Morenés
Morenés ha
sido el ministro revelación para los diputados del PP. En la cena de Navidad de
«El Balconcillo», como coloquialmente la han bautizado en el Grupo Popular, le
premiaron por ser el que más y mejor les escucha. «El resto de ministros no nos
escucha», se quejan en la bancada del PP. Es el ministro menos conocido (el
63,1 por ciento no sabe quién es), y tiene a su favor la falta de ansiedad por
salir a todas horas en los medios.
Jorge Fernández Díaz
Ahora mismo
es uno de los eslabones políticos más débiles del Gobierno de Rajoy. La gestión
sobre la excarcelación del terrorista Bolinaga no gustó a muchos en las filas
del PP. También se le reprocha las desavenencias internas en su Departamento,
que no ha solucionado del todo y que sigue sin controlar, así como las
polémicas gratuitas que ha provocado, y que en ocasiones han dado oxígeno a la
oposición. Es el segundo ministro menos conocido.
Cristóbal Montoro
El dato del
déficit público de 2012 (6,7 por ciento, frente al 8,9 de 2011) avalan su
gestión, pero la sobreexposición ante la opinión pública no le ha favorecido.
Como ministro de Administraciones Públicas, su otra rama, tiene el reto de
aprobar y aplicar la reforma local, que puede enemistarle con concejales de
toda España, incluidos los del PP. Si Rajoy optara más adelante por un
vicepresidente económico, pocos apuestan por él.
José Manuel Soria
Otro
ministro «sólido» es Soria, quien tuvo una de las herencias más envenenadas,
por la reforma pendiente en el sector energético. Ha logrado frenar el déficit
tarifario, tras plantar cara a los «lobbies» del sector. Su gestión también ha
sido positiva en el sector de la automoción, gracias a los planes de ayuda
PIVE, que han amortiguado el hundimiento de las ventas. Otro punto positivo en
su área ha sido el turismo, que ha seguido creciendo.
Ana Pastor
Pastor está
en uno de los Ministerios más importantes y ambiciosos... pero sin dinero. La
ministra de Fomento es de la máxima confianza de Rajoy desde hace muchos años,
siempre estará en su equipo, y prácticamente todos coinciden, entre los
populares, en que está haciendo una buena labor, dentro de sus posibilidades
económicas. Muy trabajadora y eficiente y absolutamente leal con su jefe de
filas, es una de las fijas en el Gobierno.
José Ignacio Wert
Si se pide
una quiniela en el Congreso de los Diputados sobre una posible crisis de
Gobierno, uno de los nombres que suele aparecer es el del ministro de Educación
y Cultura, inteligente y culto, pero demasiado alejado de la Política con
mayúsculas, tan necesaria en estos tiempos de crisis e incertidumbres. «Hacen
falta personas competentes (y Wert lo es), pero que sean políticos, para
convencer y no solo para vencer», dicen en el PP.
Fátima Báñez
A Fátima
Báñez, trabajadora infatigable y amiga personal de Soraya Sáenz de Santamaría,
le ha tocado el Ministerio más demoledor, al menos en esta primera parte de la
legislatura. En el PP se sostiene que su reforma laboral era la necesaria (y
forzosa), aunque se duda del momento en que se aprobó. Su valoración sigue
dependiendo de los resultados que consiga en empleo. Cuenta con la plena
confianza de Rajoy.
Arias Cañete
Arias Cañete
es el ministro mejor valorado de todo el Gobierno, con un 3,34, dentro de un
contexto de valoraciones bajas. El titular de Agricultura y Medio Ambiente, sin
desgaste, tiene un acusado perfil político, lo que le permite «torear» bien
asuntos espinosos y centrarse en dos o tres problemas que maneja a la
perfección. Su futuro podría pasar por la Comisión Europea, y mientras tanto es
uno de los «fijos» en la bancada azul del Gobierno.
Ana Mato
«Está
sentenciada», comenta una parte del Grupo Popular, mientras otro sector
sostiene: «Ana va a aguantar». Sea como fuere, desde el punto de vista político
la ministra de Sanidad atraviesa un momento de debilidad, por las informaciones
sobre el caso Gürtel en las que aparece su nombre una y otra vez. Mato recibió
el apoyo expreso de Rajoy, pero, como dicen fuentes populares, «la vida no es
justa y ha tenido mala suerte».
Luis de Guindos
De Luis de
Guindos se reconoce su solvencia en Economía, pero tiene un déficit: no es
político. Un punto que en el Congreso tienen muy en cuenta a la hora de
valorarle, porque en plena crisis económica las medidas son importantes, pero
su explicación a los ciudadanos y el discurso que se utilice, también. La
reestructuración bancaria, su tarea principal, está sin acabar. En cambio, su
mayor éxito es haber evitado el rescate de España.
Mariano Rajoy, presidente del Gobierno
«No he
cumplido mis promesas electorales, pero he cumplido con mi deber». El
presidente del Gobierno resumió así, en una sola frase, su balance del primer
año de legislatura, en el Debate sobre el estado de la Nación. Rajoy cree que
«más pronto que tarde», en la segunda mitad de este año, empezarán a notarse
los resultados de los ajustes y recortes que se han aprobado desde que llegó al
poder.
El jefe del
Ejecutivo cuenta con la máxima confianza en su grupo parlamentario, y mantiene
también el apoyo mayoritario en todas las encuestas, pero la valoración de su
gestión dependerá de los efectos que tengan las medidas que ha tomado hasta
ahora. Mientras tanto, Rajoy mantiene fijo el rumbo reformista emprendido para
salir de la crisis.
Enlace Artículo original: http://www.abc.es/espana/20130311/abci-ministros-rajoy-hora-dificil-201303101710.htm
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