Javier G. Gallego (Corresponsal) | Bruselas
La mayoría de los estados miembros de la Unión Europea ya han decidido que
en el futuro los banqueros no podrán cobrar salarios tan desorbitados como
acostumbraban a hacer antes de la crisis.
La mayoría es tanto
como 26 estados contra uno, Reino Unido, que el martes pasado fue el único en
exponer abiertamente sus reservas a la nueva norma que se está gestando en
Bruselas y que tarde o temprano, para disgusto de la 'City', será aprobada.
El reglamento en cuestión es una de las 'patas' de la Directiva sobre
capital bancario (conocida como CRD4), que es la norma europea que incorpora
los nuevos requisitos de capital del acuerdo internacional Basilea III. Durante
su negociación el punto más polémico ha sido el que, desde un punto de vista
moral, puede ser el más necesario: evitar que se liguen las decisiones
potencialmente más arriesgadas a los bonus y salarios variables.
El estado de la
cuestión es el siguiente: la presidencia irlandesa, que negocia en nombre de
los Veintisiete, llegó a un acuerdo con el Parlamento Europeo para limitar el
salario variable en la banca. En concreto, se imponía un rato máximo de uno a
uno, es decir, un banquero no podrá recibir más retribución variable de la que
recibe como sueldo fijo.
Pero se introdujo una
salvedad para hacer la norma más flexible y conseguir el visto bueno de los
países con mayor predominio del sector bancario. El ratio podría subir a dos a
uno (el doble de salario variable respecto al fijo) si lo aprueba al menos el
65% de los accionistas que representen como mínimo la mitad de las acciones
representadas.
Durante el Ecofin del pasado martes los ministros de Finanzas de los
Veintisietes mostraron una mayoría muy sólida para seguir adelante, con
la única oposición de Reino Unido. Su representante, George Osborne, alegó
que con este nuevo sistema de remuneración se propiciará que la banca
suba el salario fijo a sus directivos, haciendo más ineficiente la entidad
cuando vienen años de crisis.
De momento la reunión del martes constató que hay una mayoría política
suficiente para seguir adelante, ya que se necesita la mayoría cualificada en
el Consejo para dar su aprobación, aunque se retomarán las negociaciones con el
Parlamento Europeo para resolver "dos cuestiones técnicas", según
Michael Noonan, ministro de Finanzas irlandés: cuándo entrará en vigor la
limitación y qué 'excepciones' a pueden aplicarse a la hora de aplicar
la nueva norma sobre sueldos.
Esta última discusión
es la última oportunidad de que Reino Unido consiga 'rascar' algo más para los
intereses de la City, que representa cerca del 10% del PIB del país. El
negociador británico se agarra a una cláusula que permitiría aumentar en un 25%
adicional la remuneración variable si ésta se paga con activos que durante los
siguientes cinco años puedan ser reembolsables al banco si se demuestra que el
directivo en cuestión llevó a cabo una gestión imprudente.
¿Una medida eficaz?
¿Será realmente una medida efectiva o es un gesto político de cara a la
galería? Muchos analistas no tienen claro que esta medida vaya a
conducir a la banca hacia una gestión más prudente y responsable. En
el Think Tank Bruegel recuerdan que "los problemas de la banca europea no
se originaron en las áreas de 'trading' (negociación de valores)", que es
dónde más instaurado está el sistema de pago variable en función de los
resultados obtenidos. "Fíjate en las crisis de los bancos irlandeses o
españoles, que tuvieron mucho más que ver con la actividad comercial
tradicional que con la banca de inversión", dice Nocolas Veron.
El 'jefe' de los banqueros en Reino Unido, el Gobernador de su banco
central, Mervyn King, también ha mostrado sus dudas sobre esta
regulación que, en su opinión, "es una distracción que no
ayuda a resolver el problema bancario". "Ni es tan beneficioso como
dicen sus promotores ni tan dañino como temen los oponentes", aseguró el
jueves,
En un artículo ante la London School of Economics (LSE), los economistas Kent
y Owen Matthews, también han mostrado una posición similar a la de King. A
su juicio la toma de decisiones de riesgo en la banca no está unida a los
bonus, sino a la existencia de bancos "demasiado grandes para caer"
que les garantiza que en una situación de peligro el Estado saldrá al rescate. "Limitar
los bonus de los banqueros simplemente hará que este negocio se vaya de Europa
hacia otros centros financieros mundiales", exponen.
Ernst Stetter, secretario general de la Fundación de Estudios Progresistas, sí es
partidario de esta reforma y defiende que va en la dirección correcta para
asegurar una justa regulación de la banca: "No podemos aceptar durante más
tiempo que los bancos anuncien pérdidas millonarias mientras al mismo tiempo
pagan bonus muy generosos. Por ejemplo, en 2012 Royal Bank of Scotland sufrió
pérdidas de más de 5.000 millones de libras y pagó más de 600 millones en
bonus", denunció recientemente en una carta publicada en Euractiv.
El instituto de opinión Re-Define también defiende esta
nueva norma como una forma para "acabar con la cultura del riesgo en la
toma de decisiones". Su director, Sony Kapoor, sostiene además que
"al hacerse a nivel europeo se limitará la fuga a gran escala de talento
dentro de esta industria".
España, a favor
El Gobierno español también se ha declarado un firme convencido de que los salarios de los banqueros deben estar limitados,
aunque el ministro del ramo, Luis de Guindos, cree que debe ser más
bien por una cuestión moral, una forma de enviar un mensaje a la población en
momentos de ajustes tan duros.
España, de hecho, está tramitando una ley que va más allá de la
norma europea ya que obligará a someter a la votación de los
accionistas todo el conjunto de retribuciones, incluyendo el sueldo fijo, el
variable, y otros complementos como las pensiones o la retribución en acciones.
España, además, tiene especial interés en que esta directiva se apruebe
como antes, ya que es el primer paso para avanzar en la Unión Bancaria,
la principal apuesta del Gobierno español durante el último año.
Enlace articulo original: http://www.elmundo.es/elmundo/2013/03/08/economia/1362736312.html
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