lunes, 11 de marzo de 2013

Manglano: 'Los funcionarios no deberían tener el trabajo asegurado de por vida'


El ex consejero de Economía y Hacienda de la Comunidad de Madrid se rebela contra el orden político reclamando reformas en profundidad. Lo hace con un libro que no dejará a nadie indiferente.
Pisando charcos”, publicado por la editorial La esfera de los libros, es el título de la polémica obra con la que Percival Manglano, ex consejero de Economía y Hacienda de la Comunidad de Madrid, se destapa. Pide una reforma integral del sistema nacido del consenso de la Transición. Un esfuerzo notable y más teniendo en cuenta que el autor hace este llamamiento desde el interior de un partido, el Popular, que no ha abandonado. De lo que ya no vive es de la política. No es ni consejero, ni diputado ni concejal. Eso le confiere una libertad que otros no tienen.


·         ¿Cómo terminaste en la política teniendo un oficio?Mi historia es poco habitual. En el año 98 terminé un máster en economía y relaciones internacionales, tenía 25 años y me fui a vivir a Indonesia, en plena crisis financiera del sureste asiático. Por culpa de esa crisis había tenido que dimitir el dictador Suharto. Dimitió en mayo, yo llegué en julio. Fui con un billete de ida a vivir allí. Curiosamente el bicho de la política me picó en Indonesia. Era como llegar a España en enero del 76. Había una transición a la democracia, nadie sabía si iba a ir bien o iba a ir mal, pero había mucha actividad política, mucha ilusión por cambiar las cosas, mucha gente joven metiéndose con ideas nuevas para cambiar el país. Yo lo vi como espectador, y me dije: “no quiero ser espectador, quiero ser actor”.
En el año 2000 volví a España, me afilié al PP y empecé a escribir papeles, artículos, discursos… En 2003 empecé a trabajar en FAES, después en el Congreso de los Diputados, Comunidad de Madrid… así es como entré.
¿Ideológicamente cómo te defines?Claramente en el espectro liberal. El liberalismo en la famosa escala de cero a diez no cabe. Se dice “si el cero es la extrema izquierda y el diez la extrema derecha, ¿usted dónde se sitúa?”. Un liberal no se puede identificar en esa escala porque está hecha a medida de los partidos tradicionales conservadores y socialistas. El liberalismo es otra escala.
¿Ser liberal le obliga a uno a pisar charcos?Yo entiendo la política como la voluntad de reformar. Uno de los problemas de la política española hoy por hoy es que se ha convertido en la pura administración del Estado, en vez de la reforma de esa administración y, sobre todo, de la representación de los ciudadanos. Esto ha llevado a que la política y los partidos se burocraticen, a que la política se entienda como un escalafón en el que vas subiendo, y como un plan para toda la vida casi como si fueses un funcionario.
La política no es eso. La política tiene que ser, por un lado, la voluntad de representar a los ciudadanos con unas reglas de juego que, hoy por hoy, no existen en España por culpa de las listas cerradas; y por otro lado, la voluntad de reformar y de cambiar como funcionan las cosas para mejorar la vida diaria de los ciudadanos.
¿Cuáles son las tres reformas que más urgen en España ahora mismo?La primera, y en eso está basado el libro, es la reforma de los incentivos de los políticos. Las reglas de juego en la política española están mal diseñadas en cuanto a que llevan a que el político sea leal y responsable hacia otros políticos, en vez de serlo ante los ciudadanos, ante los votantes. La base de este incentivo mal planteado son las listas cerradas y bloqueadas. Desde el momento en el que un político para progresar lo que tiene que hacer es la pelota, ser sumiso y, básicamente, hacer todo lo que cree que va a gustar a su cúpula en vez de lo que cree que va a ayudar a representar a sus ciudadanos, el incentivo está mal puesto. Por lo tanto, creo que la reforma más urgente es cambiar las listas cerradas, introducir listas abiertas pero, sobre todo, distritos uninominales. Que el votante sepa a quién vota, a quién le tiene que pedir explicaciones y que el político sepa a quién se debe en el momento de ejercer su labor. La responsabilidad siempre es personal. La responsabilidad en un ente abstracto como un partido político no existe.
Añadiría también la necesidad de introducir primarias, de introducir financiación estrictamente privada en los partidos políticos y, en general, separar los partidos del Estado. A través de la financiación pública los partidos están siendo responsables son responsables hacia sus cúpulas en vez de serlo hacia sus bases, hacia sus militantes. Un secretario general de un partido debería preocuparse de ir por las sedes pidiendo cuotas, pidiendo dinero a sus afiliados.
La tercera reforma es cambiar los incentivos de los empleados públicos, que son tres millones, la práctica mayoría de ellos tienen trabajo asegurado de por vida. La mitad lo son por oposición, la otra mitad no, pero, en la práctica casi todos tienen el trabajo asegurado de por vida. Esto tendría que cambiar. Los empleados públicos deberían poder ser despedidos.
¿Estas reformas las puede hacer el PP o necesitamos otro partido?Yo soy del Partido Popular, yo llevo trece años dentro del Partido Popular, he trabajado en administraciones del Partido Popular y veo que su capacidad para reformar existe. En la Comunidad de Madrid se han hecho grandes reformas que van muy en la línea de lo que creo que se tiene que hacer hoy por hoy en España. En algunas he tenido la suerte de participar yo. Por ejemplo, la ley de libertad de horarios comerciales en Madrid se aprobó hace escasamente un año y es una ley pionera, valiente y va en la línea de lo que creo que se tiene que hacer en España.
El PP si que tiene esa capacidad para liderar estas reformas. Cuántas más voces dentro del PP digan que creemos adecuado ir por esa línea más posibilidades habrá de que ocurra.
¿Vivimos un fin de ciclo histórico?En gran medida el sistema de los partidos políticos tal y como se concibió en la Transición se está agotando. Puede ser que en su momento tuviese sentido que las reglas llevasen a partidos políticos fuertes con una disciplina que hacía de los diputados delegados de los partidos. Pero España ha evolucionado desde entonces. Las soluciones a los problemas de 2013 no son necesariamente las de 1977. Los partidos tienen que evolucionar, la sociedad española ha evolucionado desde el año 77. Los españoles demandan cosas que no demandaban entonces. Y, claramente, algo que tiene que evolucionar, es la vida interna de los partidos.
¿Existe riesgo de argentinización en España?Define argentinización.
Inflación, populismo, emigración, depauperización general y autarquíaCreo que no, a fecha de hoy España no está en ese proceso. Si Argentina tiene los problemas que tiene ahora no ha sido una cuestión de cinco o diez años, sino que vienen de largo. Vienen del peronismo, de los años treinta-cuarenta. España ha evolucionado muy positivamente en los últimos 30-35 años. La crisis actual está planteando reformas que se tienen que hacer para seguir evolucionando de manera positiva, pero no creo que España vaya a salir del euro, ni que vayamos a involucionar hacia una economía autárquica y aislada del mundo. En cierta medida es por nuestra pertenencia a la Unión Europea, que ha sido muy positiva para España pese a algunos problemas que pueda haber generado. Nos hace compararnos con países con una historia y tradición democrática mayor que la nuestra y nos hace exigirnos más en ese sentido.
Eso no quita para que haya reformas muy urgentes que se tengan que hacer en España.
¿Hay espacio hoy en España para una política liberal?Creo que sí. Muchas de las personas con las que hablas en el día a día son liberales sin saberlo. Si hay algo que define el liberalismo es su desconfianza hacia los políticos y hoy por hoy muchos españoles miran a la política con desconfianza. El liberalismo lo que plantea es cómo manejar esa desconfianza, cómo contener a los políticos, al Estado en general para que hagan el menor daño posible a la sociedad. Son precisamente esas recetas las que le hacen falta a España hoy.
¿Cómo se contiene a los políticos? Ante todo haciéndoles responsables ante los ciudadanos. El pacto básico de la democracia es que el ciudadano paga sus impuestos a cambio de que el político le rinda cuentas. El problema de la España de hoy es que se han subido los impuestos, hay una presión fiscal fuerte, pero no ha habido unas reformas que hagan más responsables y más sumisos ante la opinión pública a los políticos. Dicho de otra manera. El Gobierno ha pedido sacrificios a la sociedad y no está nada claro que se hayan hecho reformas a sí mismos. La concentración de poder que existe en las sedes de los partidos políticos es muy dañina y es lo que está llevando a que los políticos no rindan cuentas a los ciudadanos.
Lo que debería exigirse, y el liberalismo apunta el camino a seguir, pisando charcos, pero el camino a seguir, para reformar la política española es que haya mayor transparencia, mayor rendición de cuentas de los políticos ante los ciudadanos.


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